sábado, mayo 19, 2007

DEFENSA DE LA BURKA

Defensa de la burka

Por Adolfo Rivero Caro

Al Qaida conoce bien la democracia americana y trata de manipularla a su favor. Les ha dado instrucciones a sus sicarios para que, cuando sean detenidos, digan que han sido víctimas de abusos y, de esa forma, se amparen en nuestro sistema de protección de los derechos individuales. Es totalmente justo, por supuesto, respetar los derechos de los soldados enemigos capturados. Esos soldados luchan feroz pero limpiamente contra otros soldados. A los espías infiltrados, sin embargo, una vieja tradición los condena a una ejecución sumaria. ¿Cómo se va a pretender tratar como soldados a terroristas que no pertenecen a ningún ejército organizado y se infiltran en la población para poner bombas en centros comerciales y matar a hombres, mujeres y niños inocentes?

Es muy probable que nuestras ciudades vayan a ser víctimas de ataques suicidas como los que ha tenido que soportar Israel durante tantos años. Lo sorprendente es que, cinco años después del 11 de septiembre, hayamos podido impedirlo. A mi juicio, la razón fundamental es que hemos desplazado la guerra al terreno del enemigo. Los terroristas de Al Qaida siguen dando la vida por matar americanos, pero lo han estado haciendo en Irak. En todo caso, es irresponsable pretender ignorar que la posibilidad de un ataque en Estados Unidos es real e inminente.

En esta situación, la vigilancia popular es la primera línea de defensa del pueblo americano contra la amenaza terrorista. Esto es particularmente importante puesto que la actitud de los musulmanes americanos ha dejado mucho que desear. ¿Dónde está su enérgico rechazo del terrorismo islámico? No se ve por ninguna parte. Lo único que hacen es protestar porque muchos americanos los ven con desconfianza. Y ahora pretenden silenciar esa desconfianza a base de demandas. Con el apoyo de algunos políticos inescrupulosos, quieren arrastrar a los tribunales, acusados de racistas y de discriminadores, a todos los que denuncien cualquier comportamiento musulmán sospechoso. Recientemente, un grupo de sacerdotes islámicos se arrodilló y estuvo rezando en árabe antes de la salida de un avión. Luego, una vez dentro, se sentaron en asientos separados. Muchos pasajeros, lógicamente nerviosos, reportaron la situación a las autoridades. Estas los hicieron bajar del avión. Una investigación posterior comprobó que no estaban armados. Ahora, ese grupo de clérigos musulmanes le ha puesto una demanda no sólo a la línea aérea, sino a todos los pasajeros que los denunciaron.

Esto es muy grave. Si usted piensa que denunciar cualquier comportamiento extraño puede significar que lo lleven acusado ante los tribunales, lo más probable es que renuncie a hacer ninguna denuncia. Y de esta forma, sin disparar un tiro, Al Qaida puede neutralizar nuestra primera línea de defensa contra los ataques terroristas. Con el pretexto de que los discriminan porque son árabes están manipulando leyes, concebidas para combatir la discriminación racial, para proteger a posibles terroristas. Y, lamentablemente, aunque no tiene nada que ver con Al Qaida, la mayoría de la población musulmana le está dando un tácito apoyo. Si un cubanoamericano enloquecido hubiera puesto una bomba en un centro comercial de este país, hubiera sido necesaria la intervención del FBI, el Servicio Secreto y, posiblemente, del ejército americano, para reprimir a la comunidad cubanoamericana. Pero no por sus simpatías con el terrorista, sino para impedir el linchamiento de los pocos cubanos antiamericanos que viven entre nosotros.

Tras el incidente del aeropuerto, el Congreso comprendió la necesidad de proteger a los informantes de conductas sospechosas (tipsters) impidiendo, por ley, que nadie los pudiera demandar. Increíblemente el representante demócrata Bennie Thompson, presidente, nada menos, que del Comité de Seguridad Interna de la Cámara, ha aprovechado su poderoso cargo para bloquear los esfuerzos bipartidistas por proteger a los informantes americanos de las demandas musulmanas. Es decir, que si usted denuncia el extraño comportamiento de un musulmán, puede ser demandando por discriminación racial gracias a Bennie Thompson. Es extremadamente irresponsable querer hacer aparecer como intolerantes y racistas a los que están luchando contra el fascismo islámico para tratar de conseguir mezquinas ventajas políticas.

La barbarie siempre es muy seria. Es por eso que me quiero permitir una reflexión irreverente y humorística. Insisto en que es pura broma. Y supongo que esto sea suficiente para que nadie se moleste en demandar al periódico. En esta vena, quisiera señalar que posiblemente hayamos cometido algunos errores. Confieso, por ejemplo, un instintivo desagrado ante esas musulmanas que se cubren la cabeza. Sin embargo, tras pensarlo bien, he llegado a la conclusión de que ha sido una reacción frívola y superficial. En Occidente hemos partido de premisas radicalmente equivocadas. Hemos supuesto que los musulmanes cubren rigurosamente a sus mujeres para no despertar la concupiscencia masculina. Eso supone, a su vez, que son extraordinariamente atractivas. Lo poco que se deja ver, sin embargo, no justifica esa suposición. Creo que nos han hecho caer en una trampa sutil. Nuestras críticas han sido irresponsables. Los musulmanes saben lo que hacen. Nada encubre mejor la falta de pelo, que una púdica pañoleta sobre la cabeza. Y aunque la burka pueda ser una solución extremista al problema de la fealdad femenina, ha sido un intento enérgico y que merece nuestro respeto multiculturalista.

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1 Comments:

At 1:32 a. m., Anonymous Anónimo said...

cuanta incultura tienes hijo...

 

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