domingo, diciembre 30, 2007

COSAS DE LOCOS

Cosas de locos


Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Una amiga de La Habana del Este me pidió que la acompañara al Hospital Mazorra, donde está ingresado su hermano Ernesto, huésped ocasional del gran manicomio capitalino. Acepté el viaje como una odisea ineludible pues vivo en los límites de la locura y sé que suele ser contagiosa.

Cerca del busto del doctor Ordaz, loquero mayor, mi amiga y yo escuchamos durante media hora los delirios de su hermano, quien después de comer como un troglodita le preguntó por la salud del padre, el cual fue sepultado meses atrás en el cementerio de Guanabacoa. “El viejo está en una clínica de Caracas, me lo dijo Hugo Chávez por el televisor”, afirmó Ernesto con seguridad y exigió a su pariente que lo fuera a buscar.
Mi asombro aumentó cuando el enfermo, presionado por la hermana, dijo el nombre de la enfermera a quien le regaló los billetes de veinte dólares que le trajo la tía de Miami en los días previos al ingreso. “Los billetes eran falsos, no sirven para ir a Caracas”, expresó sin inmutarse.

Tuve que calmar a mi amiga durante el regreso. Su hermano es una carga pesada y sin remedio. La demencia es un tren sin retorno que remolca a los ingenuos. Le conté el caso de “Maceo”, el loco más folklórico y famoso de Güines, quien iba a la funeraria del pueblo a tomar café y un día tropezó con el cadáver de su hermana; la miró fijamente y afirmó: “se parece pero no es ella, yo sé que ayer se fue para Miami”.

Al pensar en esos locos que soslayan las circunstancias adversas recordé a otros que se creen cuerdos, pero rehacen los sucesos de su entorno según su conveniencia. No se trata de una especie en extinción, ni de lunáticos que languidecen en un manicomio. Son personajes con poder que inventan enemigos, persiguen a sus opositores, distorsionan los problemas del vecino y ocultan los suyos.

Como Ernesto Almeida, el infeliz de La Habana del Este que regaló sus dólares a una enfermera del Hospital psiquiátrico, el excéntrico que desgobierna a mi país ha obsequiado decenas de hospitales a Bolivia, Nicaragua, Venezuela y otras naciones. Su sensatez no le permite ver la indigencia de las instituciones sanitarias de la isla.

Otro chiflado poderoso y locuaz, discípulo del anterior, regala barriles de petróleo, refinerías, barcos y créditos millonarios a costa de Venezuela. De él me habló Ernesto en el Hospital psiquiátrico de La Habana, pues este personaje habla tanto por nuestra televisión que hasta los dementes se comunican con él.

No creo que mejore el hermano de mi amiga. Los psiquiatras no logran contener al ejército de espectros que retoña con frecuencia en su mente atrofiada. No creo tampoco en la cura del Quijote cubano ni en la recuperación de su escudero venezolano. Las alucinaciones reflexivas del primero y las ofertas del segundo para conquistar el alba son cosas de locos. Tal vez un capítulo de la estupidez humana.

1 Comments:

At 11:54 p. m., Anonymous Anónimo said...

bello artículo este, y lastimoso por el enfermo que está hospitalizado...los demás enfermos mencionados no dan lástima, dan otra cosa.
Chicho el Cojo
newhacker2000@hotmail.com

 

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