Desde Cuba, un artículo del Pbro. Mario Félix Lleonart Barroso sobre el asesinato de Juan Wilfredo Soto García : DIOS DESPRECIA LA MENTIRA
DIOS DESPRECIA LA MENTIRA
Por Pbro. Mario Félix Lleonart Barroso

Las cobardes presiones no se restringieron a


(Ramón Aló Casas-Carrazana)
El resto de los testimonios en los reportajes fue lo de siempre. Personas serviles al gobierno que se prestan al juego con la dictadura, aún para actuar en complicidad tapándole sus muertos. Exoficiales del MININT ahora dedicados en su jubilación a la venta de flores, cuando en realidad constituyen personal de confianza (PC) para el sistema, ubicados en puntos estratégicos como lo es el Parque Vidal de Santa Clara. Actividades ahora legales, como la venta de flores, constituye la fachada para cuidarle las plazas y las calles a quienes se consideran sus dueños.
Pero el reportaje aparecido en el libelo Granma del jueves 12 todavía comete una falta aún más horrenda, cual si esta felonía no tuviese límites. Luego de citar los aludidos testimonios es capaz de invocar como una prueba adicional el ¨aval de la Revolución de más de cinco décadas¨. Les hubiese sido mejor haberse circunscrito a tratar de seguir justificando solo la muerte de Juan Wilfredo, aunque nadie les creyera, que no abrir esa inmensa olla que ahora han destapado y que se encuentra repleta de otras muertes.
A vuelo de pájaro, y todavía consternado por la muerte de mi amigo EL ESTUDIANTE, podría citar rápidamente, no nombres míticos como los casos harto conocidos de Pedro Luis Boitel o Orlando Zapata Tamayo, sino a modo de ejemplos muy locales, tres muertes más que todavía esperan por una investigación seria que arroje el verdadero resultado de sus causas, y que han sido siempre muertes sospechosas solo por hablar de mi comunidad, y sino, pregúntesele a cualquier taguayabonense:
Ramón (Aló) Casas Carrazana, asesinado por bala el 1 de diciembre de 1962, aunque el caso constituyó la CAUSA No. 12 DE 1962, POR HOMICIDIO, por el entonces Jurado De INSTRUCCIÓN de PLACETAS; evidentemente se tapó al verdadero autor que al parecer se valió del ambiente anárquico que prevalecía, en el que cualquiera podía asesinar a otro si se sospechaba de él como ¨contrarrevolucionario¨. Según se rumora este parece haber sido, a todas luces, un crimen pasional escudado tras la euforia del momento al ¨confundirse¨ a Aló con un bandido. Si las sospechas de la memoria comunitaria resultaran ser ciertas nos encontramos ante un caso que demuestra que no siempre es el régimen quien usa a individuos para cometer sus crímenes, nuestra historia también está llena de seres que escudados en el régimen realizan sus asesinatos. «Tú me tapas, yo te tapo; yo te sirvo, tú me sirves».
Marcos Pareja González, testigo de Jehová, encarcelado por la persecución religiosa que se desató contra este grupo, fue uno de los tantos que se dejó morir enfermo en la prisión, sin la atención médica adecuada que sin lugar a dudas propició su muerte. Un nombre entre multitud de muchos otros como muestra de los vejámenes cometidos contra esta agrupación religiosa a la que todavía no se ha devuelto, como constituye su derecho, a la lista del Registro de Asociaciones, aún cuando el Estado cubano ha cambiado su política, hoy más tolerante, no porque sean de su agrado, sino porque es consciente de las practicas criminales que ejerció contra ellos y que un día podrían revisarse.
Jesús J. Márquez Lemes; supuestamente cometió suicidio el 5 de agosto de 2006 cuando se encontraba detenido tras frustrársele una salida ilegal tras otros intentos anteriores, pero su muerte nunca quedó clara. Existen versiones de que murió también como consecuencia de una severa golpiza que rápidamente las autoridades penitenciales trataron de limpiar. Todos los que conocimos a Jesuito sabemos que él no se dejaba boconear y que tampoco poseía tendencias al suicidio porque lo que si quería era vivir. Nadie en Taguayabón se tragó la muerte por suicidio de Jesuito y evidentemente también se ejercieron presiones sobre la familia para que no continuaran con investigaciones.
Pero tal vez la muerte ahora de Juan Wilfredo Soto García no solo sirva para desenmascarar su deceso individual, sino para contribuir a procesar a un régimen que se ha anotado miles. La diferencia consiste en que en este caso Dios propició mi encuentro con el golpeado Juan Wilfredo para conmoverme al punto de enviar el Tweet. Y es que Dios sí desprecia la mentira; incluyendo la de algunos que se autodenominan Cuba pero olvidan que además de cristiano, yo, y los otros casi treinta testigos referenciales dispuestos a testificar lo que nos dijo EL ESTUDIANTE, también somos Cuba.
ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
holla amigos su espacio online es muy trabajado,esto es la tercera vez que vi tu pagina, bon trabajo!
abrazo
1 Comments:
holla amigos su espacio online es muy trabajado,esto es la tercera vez que vi tu pagina, bon trabajo!
abrazo
Publicar un comentario
<< Home