miércoles, septiembre 09, 2020

Miriam Celaya desde Cuba sobre la “salida Birmana”: apuntes sobre una alucinación más de Guillermo Fariñas


Tomado de https://www.facebook.com/

La “salida Birmana”: apuntes sobre una alucinación

Contrario a las manecillas del rejoj, comenzando  desde la derecha:  el disidente Elizardo Sánchez Santa Cruz, la disidente Miriam Leiva, el disidente Manuel Morúa, Presidente Barack H. Obama, periodista independiente Miriam Celaya (seudónimo),  Nelson Álvarez, opositor Guillermo Fariñas, Ángel Yunier Remón, opositor  Antonio G. Rodiles,  Juana Mora, opositor  José Daniel Ferrer, disidente Laritza Diversent, Dama de Blanco Berta  Soler, activista cívico Dagoberto Valdés Hernández. Comentario del Bloguista de Baracutey Cubano)

Por Miriam Celaya (seudónimo)

La Habana

8 de septiembre, 2020

Seguramente mis amigos pensarán que responder a una falacia es darle un crédito inmerecido y hacerse eco de ella. Yo pienso exactamente lo mismo. Pero cuando una mentira me implica de alguna manera considero una obligación moral ripostarla. Quienes me conocen saben que soy disidente por cuenta propia, que no creo en líderes, ni en dioses ni en fetiches, que no tengo compromisos personales con partidos y que me caracterizo por una contumaz incorrección política.

Como periodista mi único compromiso es con la verdad, por lo cual me cuestiono tanto a la dictadura como a los líderes de cualquier bando o color político, muy en especial los que que se creen impunes o se suponen tan elevados que dan por hecho que solo podemos ver las plantas de sus sagrados pies. Entiendo la política como una profesión de servicio, no como un nicho de privilegios, de manera que el político -real o impostado- que pretenda de mí fidelidad y subordinación haría mejor buscándose un perro.

Dicho esto, sugiero a la grey más patriotera, fanática y vocinglera que se abstengan de leer este post. Posiblemente hoy seré menos complaciente que nunca antes, que ya es mucho decir. Los que, pese a la advertencia, decidan hacerlo, no pierdan el tiempo en atacarme con insultos, solo respondo a argumentos. Aunque en el caso que me ocupa dudo mucho que haya algo que “argumentar”: yo fui testigo y participante de lo que narraré y daré aquí mi versión.

Y paso al tema.

En una reciente entrevista realizada al opositor cubano Guillermo (Coco) Fariñas (actualmente en Miami) por el economista cubano Manuel Milanés, se abordó el encuentro que sostuvo el entonces Presidente estadounidense, Barack Obama, con un grupo de 13 representantes de la sociedad civil independiente, durante su breve visita a La Habana.

(Miriam Celaya y Barack H. Obama))

Según declara Fariñas, en dicha entrevista -que tuvo lugar el 22 de marzo de 2016 con la presencia de opositores, activistas de varios proyectos y periodistas independientes, entre los cuales tuve el privilegio de participar- Obama nos preguntó “si todos estábamos de acuerdo con (aplicar) una salida birmana a la situación de Cuba”.

Aquí debo detenerme para enunciar qué considera Fariñas como “salida birmana”: un pacto entre “la junta militar” que, en su personal criterio, gobierna en Cuba y que tendría la potestad de designar el 50% de una Asamblea Nacional de la cual la otra parte “iría a competencia”, con la posibilidad de que la oposición pudiera optar por sus escaños.

La elite castrista, además, tendría así la posibilidad de ganar al menos un escaño más de su 50% -digamos, de su derecho de pernada- y así dominar por mayoría el Parlamento. Como si ya no fuera suficiente ventaja, esa misma elite escogería entre los opositores “quién sería el que podría competir por la presidencia del país”.

Ahora bien, si se fuera a tomar como cierta esta inopinada versión de Fariñas, habría que concluir que el entonces mandatario estadounidense nos propuso a los 13 cubanos allí reunidos, ni más ni menos, conspirar con él para la consumación -no ya de “una traición a la democracia y a la lucha de todos los cubanos que se han sacrificado enfrentando a la dictadura”, como afirman Fariñas y su entrevistador- sino de una variante de golpe de Estado al régimen actual, siguiendo la pauta que se estaba produciendo en Birmania, todo con el avieso fin de avanzar en Cuba hacia una “democracia disfrazada” en la que “la tiranía conservaría su cuota de poder”.

Lo paradójico es que Fariñas comete el mismo pecado del que acusa a Obama cuando irrespeta rampantemente a todos cubanos que estábamos en aquel pequeño cónclave, al asumirnos poco menos que como eunucos sujetos a las pautas trazadas por un gobernante extranjero.

Lo que Fariñas no parece entender es que, de ser cierta esa alucinación suya, todos los presentes en aquel recinto, incluyéndolo a él, seríamos igualmente cómplices de conspiración, teniendo en cuenta que él esperó cuatro años y medio para develar tan terrible secreto. No se me ocurre nada más traído de los pelos.

(De izq a derecha: Guillermo ¨Coco¨  Fariñas Nelson Álvarez, Miriam Celaya y Barck H. Obama)

Afortunadamente todos estamos libres de semejante culpa. Nos salva el nimio detalle de que dicha propuesta de Obama solo existe en la imaginación de Fariñas. Ignoro si este líder opositor vivió en un plano paralelo a los que estábamos en aquella sala, pero yo afirmo categóricamente que en ningún momento hubo propuesta tan disparatada sobre la mesa, declaro que el mandatario norteño fue sumamente atento a todos los criterios y hasta paciente con algunas intervenciones irrespetuosas y que el tema central de aquel encuentro fue el intercambio de opiniones sobre la política de acercamiento (deshielo) que había impulsado su administración.

Más aún, Obama dejó claramente establecida su posición cuando dijo que entendía que la solución del problema cubano nos correspondía exclusivamente a nosotros, los cubanos, y que si su política resultara fallida -tal como resultó, no por su responsabilidad sino por la renuencia de las autoridades cubanas a abrir espacios de participación ciudadana dentro de la Isla- él sería el primero en reconocerlo. En todo caso, acotó, siempre se podría enmendar el error.

No hubo discusiones agrias ni un ambiente hostil en ningún momento. El mandatario estadounidense mantuvo todo el tiempo un talante jovial, abierto a todas las opiniones, mirando directamente a los ojos de sus interlocutores, sin titubeos, franco, directo y totalmente ajeno a la rígida etiqueta que a veces ostentan algunos funcionarios extranjeros de mucho menos rango, que he conocido.

Quizás la única verdad de la fábula salida de la fértil imaginación de Fariñas es que, en efecto, tanto él como Berta Soler y Antonio González Rodiles se manifestaron abiertamente contrarios a la política de diálogo entre los gobiernos de Cuba y EE UU. Tuvieron la oportunidad de expresar sus motivos y Obama les expuso sus propias razones, detallando lo que esperaba como resultado de los pasos que estaba dando la Casa Blanca con respecto a Cuba y lo que dependía o no de él.

Es igualmente mendaz que Fariñas o alguien más de los presentes haya increpado a Obama por “haber traicionado la democracia” al proponer un pacto (al estilo birmano) de la oposición con la dictadura, mientras el resto “nos quedamos callados”, resultando implícitamente tan “traidores” como aquel.

De hecho, la intervención de Fariñas provocó un momento de humor porque el audífono que utilizaba Obama para escuchar al traductor se rompió justo en el momento en que Fariñas comenzó diciendo “No estoy de acuerdo con su política...”. Obama pidió disculpas para interrumpir y solicitó le cambiaran el audífono, después de lo cual bromeó diciendo que el anterior se había roto porque Coco (así dijo: “Coco”) no estaba de acuerdo con él. Puedo recordar que el mismo Fariñas rió ante aquel lance y estoy completamente segura de que todos los presentes allí lo recordarán.

La entrevista de Milanés a Fariñas, en general, adolece de una absoluta ausencia de valores desde el punto de vista periodístico -permítanme la generosidad del término para referirme a semejante sainete sobre butacones-: un video de pésima factura, donde se toma como verdad absoluta e incontrastable la narrativa del entrevistado, donde se hace gala de una pobreza de vocabulario impresionante y donde la falta de seriedad constituye el rasgo más sobresaliente.

De Iaxqyuerda a derecha: Miriam Celaya, Barack H, Obama, Manuel Morúa y Miriam Leiva)

Lo más relevante de este producto audiovisual -sigo en buena vibra- es que se articula sobre el supuesto de que “la salida birmana era la estrategia de la relación con Cuba ya que eso era a lo que se estaba tratando de llegar con ese deshielo”. Una afirmación que, festinadamente, acuña el entrevistador, Manuel Milanés, aunque los que conocemos más a fondo el ambiente opositor de la Isla sabemos perfectamente que, más allá de la falsedad del testimonio, la pretendida “salida birmana” no es ni siquiera una tesis original de Fariñas... Mucho menos del señor Milanés, a todas luces un desconocedor de la realidad que se mueve en este entorno dentro de Cuba.

Todos los participantes honestos de aquel encuentro saben que estoy apegándome a la verdad, aunque no pretendo ni necesito que confirmen mi testimonio. Si de algo me precio es de la credibilidad que me otorgan mis colegas y mis lectores, algo de lo que no puede presumir Fariñas. Baste recordar que en septiembre del propio año 2016 interrumpió una de sus habituales huelgas de hambre y sed, que ya estaba por su día 54, porque, según declaró entonces, había recibido la noticia de que el Parlamento Europeo había aprobado “la Enmienda Fariñas”, en virtud de la cual él había sido designado “Asesor” para los proyectos de la Unión Europea (UE) con relación al tema de los Derechos Humanos en Cuba. La reacción fue apoteósica a ambos lados del Estrecho: hubo espaldarazos, abrazos, apretones de manos, felicitaciones y hasta algún que otro brindis. Confieso que yo también me alegré.

Sin embargo, la falsa noticia fue desmentida rápidamente por las autoridades de la UE, pero no antes de que aquella escandalosa fake hubiera sido difundida por numerosos medios, incluyendo algunos de los diarios más prestigiosos del mundo.

Fue entonces que Fariñas, quizás para superar el lance o porque lo creyera sinceramente, lanzó otra de sus insólitas declaraciones: la página web del Parlamento Europeo habría sido hackeada por la Seguridad del Estado. Algo que, por supuesto, la UE ni siquiera se tomó la molestia de comentar. Curiosamente, Fariñas no retomó la huelga, lo cual celebro porque no comulgo con una práctica que, como ha sido demostrado, puede conducir eventualmente a daños irreversibles de la salud del huelguista.

Podría incluir aquí otras muchas zonas turbias que quedaron expuestas en la entrevista de Milanés a Fariñas, pero no creo que merezca la pena. No me causa placer alguno constatar cómo ciertos vicios de la dictadura a veces se repiten entre los opositores e incluso entre los fanáticos que los aplauden acríticamente.

Lo más lamentable de todo el asunto es que un líder de la oposición cubana al que alguna vez respeté, que en su momento fue considerado merecedor del Premio Sajárov y que ha tenido la entereza de sostener huelgas de hambre tan sacrificadas e intensas que pusieron en serio riesgo su vida, que ha sufrido los rigores del presidio político en Cuba y que influyó -no tengo dudas- en la liberación de los prisioneros de la Primavera Negra en 2010, haya perdido el rumbo hasta el punto de falsear la realidad y prestarse a servir de comodín para la campaña de un candidato a la presidencia de un país extranjero, sea cual sea. ¿Tan desesperadamente necesita de un grant? ¿Tan bajo se cotiza el prestigio y la credibilidad del liderazgo? En verdad, más que indignación siento mucha pena.

Porque, en definitiva, de eso se trataba. Todo el burdo andamiaje sustentado sobre la falacia queda al desnudo cuando el entrevistador y patrocinador del espacio, dando por suficiente prueba de la “traición” de Obama el delirio birmano de Guillermo Fariñas, acotó oportunistamente: “a eso es a lo que quiere regresar Biden, si es Presidente”. ¿Hace falta mayor evidencia de este embuste?

No pretendo, repito, que ninguno de los asistentes al referido encuentro con Obama reafirme mi testimonio. Muchísimo menos le pediría a nadie adherirse a los duros criterios que aquí sostengo. Definitivamente, no aspiro a tanto. Ya al principio dejé claro que no soy persona de coros ni de grupos. Pero aquí les dejo la lista de los 13 cubanos (que no “14”, como afirma el “memorioso” Fariñas) tuvimos la oportunidad de conversar con Barack Obama durante su visita a La Habana. En orden, desde la izquierda hasta la derecha del Presidente, en torno a la mesa:


Manuel Cuesta

Miriam Leiva

Elizardo Sánchez

Dagoberto Valdés

Berta Soler

Laritza Diversent

José Daniel Ferrer

Juana Mora Cedeño

Antonio González Rodiles

Ángel Yunier Remón

Guillermo Fariñas

Nelson Matute

Miriam Celaya 

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Reunión de Obama con disidentes y opositores en Cuba y partida de Cuba hacia Argentina

https://youtu.be/tAMCKlZZuq0

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Manuel Milanés

Septiembre 4. 2020

La verdad que no se dice. Obama propuso una salida a los opositores cubanos, "La Salida Biramania" donde se violan los años de lucha de los cubanos. Y para este video tenemos al grande COCO FARIÑA que junto con un servidor (Manuel Milanes) y Bonco Quiñongo vamos a sacar la verdad a la luz para que no se vallan impunes esos t1r@nos

La "SALIDA BIRMANIA" PARA CUBA (Resúmen) Coco Fariña & Manuel Milanés. #PLANTADOS MYANMAR






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1 Comments:

At 3:25 a. m., Anonymous Anónimo said...

Y ahora a quien le creo??? a Coco o a Celaya??? Ninguno dió evidencias.

 

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