LA MALA SUERTE DE OLIVERA
No por haber nacido un 8 de septiembre, dia en que todos los cubanos veneramos a nuestra patrona nacional, la Virgen de la Caridad del Cobre, Jorge Olivera Castillo deberia ser un hombre afortunado. El merece que le dejen vivir en paz, dentro o fuera de Cuba, porque es un hombre bondadoso, honesto y sensible.
El 4 de agosto de 2003, desde una celda del Combinado Provincial de Guantanamo, a casi mil kilometros al este de la capital cubana, Olivera me escribió:
“Tania: Te escribo rememorando aquellos dias en que nuestro trabajo transcurria entre camaras y videotape. ¿Quién iba a pensar en que nuevamente coincidiriamos en este otro contexto?
El destino es indescifrable como ciertos jeroglificos, dotado en ocasiones de esa magia que logra sorprendernos.
Hoy sólo veo el paisaje a traves de una ventana y el aire apenas me visita, dos realidades que se derivan de un encierro en un lugar torrido y distante.
Por más que las adversidades intentan ocupar mi campo visual puedo distinguir la esperanza, esa virtud que sostiene y eleva el animo. Al menos puedo escribir cartas y con ello fulminar la lejania, ademas de constatar el aprecio por personas que ocupan un sitial en la reducida área del talento y la honestidad.
Tuve la oportunidad de leer un bodrio donde un personaje se atreve a decir que no eres periodista. ¡Qué infamia!
No obstante, de aquí parten mil aplausos por esas excelentes crónicas tuyas que bendicen las cuartillas con amor y profesionalidad.
Iván, tu hijo, es otro descollante comunicador, en mi tiene un fiel admirador de sus interesantes temas desarrollados con singular maestria narrativa.”
Respuesta:
Con fecha 18 de agosto le envié por correo una larga carta mecanografiada al Combinado de Guantánamo, cárcel donde presos politicos y comunes cumplen sus penas en infrahumanas condiciones. Situación, por cierto, ignorada por una opinión pública internacional ahora muy sensibilizada con los talibanes recluidos en la Base de Guantanamo y que olvida que tras el 11-S el gobierno de Estados Unidos consultó con el de Cuba la posibilidad de llevar hacia la base militar a los sospechosos detenidos por terrorismo y Fidel Castro dio su visto bueno.
Como lo más probable es que Olivera no recibiera mi carta, aprovecho para reproducir varios parrafos:
“Olivera, nuestra amistad data de 1989-90, cuando comenzaste a editar conmigo Puntos de Vista. Tú fuiste el editor de los dos últimos programas que hice, a principios de 1991: Guajirito soy, con una entrevista a Silvio Rodríguez, y Las bicicletas, donde salía el Embajador de Holanda entonces, un hombre altísimo que tenía pasión por los Tour de Francia, carrera de ciclismo que ese año cumplió 100 años y fue ganada por el estadunidense Lance Amstrong, igualando el récord del espanol Miguel Indurain de cinco triunfos seguidos."
“En los cinco anos que laboré como realizadora de Puntos de Vista (1987-91) tuve cuatro editores fijos, tú fuiste el último. A todos los escogí por su paciencia, buen carácter y profesionalidad. En tu caso fue muy valioso el oído musical que posees. Si mal no recuerdo, en aquella época tocabas en un grupo musical."
“Ha pasado el tiempo y no te olvido a ti ni a toda la gente buena de la televisión cubana. Alguna vez me he encontrado con excolegas en la calle y me saludan con respeto. A todos los recuerdo con cariño y agradecimiento, fueran camarógrafos, editores, musicalizadores, videotecarios o simples empleados de oficina o de limpieza. No hubo programa donde no trabajara con ahinco y entusiasmo. Si el tema no me gustaba, lo desechaba."
“Lástima que en 1989, cuando hice La pelota, aún no eras mi editor. Fue un programa grato, pero complejo. Además de peloteros y gente en la calle, entrevisté a Javier Sotomayor, Albita Rodriguez y Carilda Oliver. Pero tuve la suerte de que Maelia Rodriguez me lo editara, recordarás cuan aficionada al béisbol era. Fue Maelia quien me habló de Frank Romero, quien trabajaba como tecnico en el Master,¿te acuerdas?"
“El año pasado salia yo de casa de Ricardo González Alfonso y en la esquina de 86 y 9na, Miramar, cuando iba a cruzar hacia la parada, veo venir un hombre en bicicleta que al verme se detiene. Era Frank. Se puso contentísimo y me dijo que para él era un orgullo decir que fui yo quien le abrió el camino de la creació en cine, television y video."
“Para mí, querido Olivera, ésas son las opiniones que tienen valor. No pierdo mi tiempo ni mi vista leyendo paginas donde el odio, la mentira, la intolerancia, el chanchullo y la mediocridad se entremezclan hábilmente, todo manipulado por una mano directriz. No vale la pena extenderse en ello."
“Llevo 28 años como periodista: 20 como oficial y 8 escribiendo por mi cuenta y riesgo. Dicen en ese bodrio que yo no sabía escribir y no tenia la menor idea del periodismo, entonces, ¿por qué me publicaron tantos trabajos en Bohemia y después me permitieron desarrollarme como reportera en el Noticiero Nacional de Television y otros espacios informativos de la TVC?"
“Nunca estudié periodismo y por razones personales no pude concluir en 1966 la carrera profesoral de historia y geografia. Por no poseer un diploma universitario no me dieron la categoria A. Esa es una historia que dí por terminada una tarde a mediados de los 80 en la oficina de Elio Constantin, entonces subdirector del periodico Granma, ya fallecido. Ese dia, Elio reconoció cuán injustos habian sido conmigo y concordamos en que si una profesión no requiere titulación es el periodismo”.
Ensañamiento:
¿Por qué la Seguridad del Estado se ha ensañado con Jorge Olivera Castillo? En 1981, un ano después de haberse graduado como técnico medio en transmisiones en el instituto politécnico Osvaldo Herrera, fue reclutado para pasar el servicio militar y enviado a Angola. Alli estuvo hasta 1983.
Su vida laboral comienza en el Instituto Cubano de Radio y Televisión. Tras un curso de adiestramiento, recibe un certificado que le capacita para trabajar como técnico, grabador y editor en el Departamento de Video Tape de la TVC. Posteriormente seria escogido para integrar el equipo de editores de los Servicios Informativos y que, entre otras, tenian la responsabilidad de editar el NTV y las noticias gubernamentales.
A Olivera todos en el ICRT lo recuerdan como un mulato alto, afable y callado. A nada decía que no, siempre con una sonrisa en los labios. En 1991, cuando durante dos semanas mi hijo Ivan permaneció detenido en Villa Marista, acusado de “propaganda enemiga”, Olivera, en ese momento trabajando de editor conmigo, no sólo fue de las pocas personas que lo supo sino fue con quien más hablé al respecto aquellos dias.
Ni él ni yo eramos disidentes ni nos habiamos propuesto serlo. En 1993 me lo encontré en la cola de la ruta 37, en Santa Catalina y Párraga, y ahí fue cuando supe que ya no estaba en el ICRT y se había unido a un organización sindical independiente. Recuerdo que le dije:
-Olivera, ten cuidado, no te confies, tu sabes que todos esos grupos estan penetrados por el G-2.
No volvimos a vernos hasta 1995, cuando él me visito en la casa para decirme que habia decidido formar parte de la agencia de periodismo independiente Habana Press. Uno o dos meses mas tarde yo tomaría una decision similar y me sumaría a Cuba Press, recién fundada por Raúl Rivero.
Aunque en distintas agencias, a menudo hablabamos: en esa época vivías por Lawton, relativamente cerca de mi domicilio. Con particular intensidad recuerdo los días de febrero de 1997, cuando nos hicieron aquellos fascistas mitines de repudio. Pero para quien tuvo peores consecuencias fue para Olivera: su suegra no lo quiso mas en la casa y a partir de ahi su vida fue un tormento. Para él y su familia.
Logró rehacer su vida con Nancy Alfaya, buena y valiente mujer. Al límite de lo que un ser humano puede soportar, en octubre de 2002 decidió acogerse al programa para refugiados ofrecido por los Estados Unidos. Fue aprobado junto con su mujer, él hijo de ella y su hijo mayor (la niña mas pequeña vive actualmente con su segunda esposa en España).
Cuando parecia que por fin la vida le iba a sonreir, el 18 de marzo de 2003 Jorge Olivera seria uno de los 75 opositores arrestados y en una de las parodias de juicios que por aquellos dias se celebraron, condenado a 18 anos de prisión.
Sin haberlo solicitado, el 6 de diciembre de 2004 le concedieron una licencia extrapenal por razones de salud. Catorce meses después, un juez que cumple órdenes, le ha citado y amenazado con meterlo de nuevo en la cárcel si pronto no empieza a “trabajar para el gobierno” y deja de escribir. El juez que cumple órdenes le dijo que no puede asistir a eventos públicos ni salir de La Habana, la ciudad donde nació el 8 de septiembre de 1961.
Todo parece indicar que lo que acaba de ocurrirle a Jorge Olivera es una nueva modalidad represiva. Una más, de las muchas, aberrantes o sutiles, que lleva poniendo en práctica el Ministerio del Interior y su Departamento de Seguridad del Estado.
Febrero 25, 2006
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