BARACUTEY CUBANO

Por: Iliana Curra.

Cuando vivía en Cuba, siempre le iba al equipo contrario. No me importaba que jugaran con los chinos, los americanos o los marcianos. El asunto es que perdieran. Ese equipo cubano no me representaba. Representaba al tirano de verde olivo que los utilizaba, y utiliza aún, para abanderarse en un patriotismo infame y embustero.

La Liga Mundial que se celebra en Puerto Rico ha estado llena de emociones, perversidades y discriminaciones. No puedo comprender cómo en ese país se puede violar la Primera Enmienda de la Constitución que permite la libertad de expresión o, ¿es que los intereses beisboleros han superado las libertades civiles de los ciudadanos? Creo que una demanda por violar este derecho no estaría demás contra aquellos que se creen que viven en una tiranía como la de Cuba.

Fidel Castro, desde su palco especial en su terreno particular nombrado Cuba, se ha sentado a ver cómo se violaba el derecho de los cubanos exiliados cuando no se les permitió entrar carteles en su contra. El mismo que organiza, desde su mente enferma de odio, las protestas contra el ALCA y cuanta cosa le convenga, siempre amparándose en su antiimperialismo barato y caduco, que a toda costa trata de revivir con sus amigotes izquierdistas reciclados que ahora llegan al poder por elecciones democráticas. El que agita América Latina y más que carteles, promueve la violencia en sus calles. El mismo que reprime a su pueblo y encarcela, no ya por una supuesta propaganda enemiga como delito, sino por expresarse simplemente.

Pero, evidentemente, hoy el vejete también gobierna en Puerto Rico. No sé si con permiso de George W. Bush o del Gobernador de la Isla del Encanto. El caso es que, allí se hace lo que Castro dice, pues como todo, priman los intereses por encima, incluso, hasta de las leyes.

Es realmente una vergüenza monumental que se reprima la libertad de expresión de cubanos que han sido víctimas de una dictadura que ya lleva 47 años y tres meses en el poder. Particularmente creo que nunca debieron invitar al equipo del régimen castrista. Mucho menos hacerles concesiones como le han hecho por tal de que participaran en el evento. La historia recogerá algún día todo esto, del mismo modo que ha condenado moralmente a aquellos que dieron apoyo a un régimen como el de Adolfo Hitler en la Alemania nazi. Pues como siempre digo, entre el nazismo, el fascismo y el comunismo, hay una sola diferencia: NINGUNA.

Tampoco es espontáneo que supuestos puertorriqueños hayan criticado a los exiliados que hacían uso de su libertad suprema. Sabemos que la izquierda se moviliza en cualquier terreno alineándose siempre contra la vergüenza y la dignidad de quienes se les enfrentan. Otros llamados cubanos, que viajan a Cuba y se sienten realizados como voceros del régimen de La Habana, también estaban allí, apoyando a su tirano decrépito en nombre de una patria sometida y encarcelada, al igual que sus ciudadanos.

No obstante, el tiempo decidirá, pues al igual que en la pelota, la tiranía y sus exaltados adeptos están ya en el séptimo inint con las bases llenas y el juego a 8 por cero. Castro en la lomita lanza una recta al centro, la verdadera Cuba batea un jonrón por el jardín central y… lo demás, todo es historia.

Ileana Curra.