CONCIERTO EN MADRID DE PEDRO LUIS FERRER
Tomado de: http://www.cubaencuentro.com
Pedro Luis Ferrer en concierto
HOY sábado 29 de abril de 2006
Concierto de Pedro Luis Ferrer el sábado 29 de abril, a las 22:00 horas, en la Sala Templo (Duque de Osuna 8). El precio de la entrada es de 10 euros.
Miguel Saludes
Junio 1, 2004
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - La revista Espacios es una publicación de la iglesia habanera destinada a los laicos. Con una edición trimestral, la pequeña tirada resulta cada vez más insuficiente, debido a la creciente demanda de nuevos lectores. Se va haciendo tradición que la aparición de un nuevo número de la revista se haga en forma de lanzamiento. En ese marco, además de presentarse el contenido de la nueva edición, se dictan conferencias o se invita a un artista para que anime la velada. Humoristas, solistas y agrupaciones musicales, incluidas las pertenecientes al ámbito eclesial, han hecho que estos momentos se conviertan en imprescindibles.
En su última aparición de mayo, la presentación de Espacios se puso traje de gala. En esta ocasión el invitado fue el cantautor Pedro Luis Ferrer, acompañado de su reducida agrupación. Los organizadores cedieron completamente el tiempo a quien ha sido privado de sitios en el ambiente cultural del país. Durante casi dos horas el popular compositor deleitó y alegró al público presente con sus canciones, guarachas, sones y changüises -como él denomina a la mezcla que hace del montuno guantanamero y la tonada de su natal Yaguajay. No podía faltar la recitación y el humor criollo que este hombre desborda durante la actuación, haciendo que el contacto con el público sea diáfano y el tiempo transcurra velozmente.
Recuerdo aquellas apariciones en la televisión de un joven grueso, con gran melena y espesa barba, que contrastaba con un vestir formal, demasiado correctamente formal, como para atraer fans. Su potente voz no era entonces apreciada en todo su valor. Las composiciones que entonaba, según consideraciones de muchos de mi generación, estaban politizadas. Eran los tiempos de poemas musicalizados del fallecido Raúl Ferrer, temas martianos y aquellas canciones que el propio compositor ha denominado "por encargo" y que respondían a razones de tipo ideológico.
Luego vinieron las que nos presentaron un Pedro Luis más alegre y en consonancia con nuestro carácter. La Inseminación Artificial -la vaquita Pijirigüa-, Como me gusta hablar español, y otras, donde al ritmo se unía una letra de mayor aceptación. Así llegué a verme ocupando puestos en las filas de una de sus inolvidables actuaciones en teatro. Allí descubrí a quien sería uno de mis cantantes favoritos. El Ferrer que conocí aquel día era diferente, o mejor decir, era el verdadero. El atrevimiento de las letras que nunca aparecerían en radio o televisión, su manera tan clara de criticar utilizando la palabra directa o a través de una jocosidad, la forma en que era recibido por un público que portaba pequeñas grabadoras de mano para captar lo mínimo del concierto.
Aquello era demasiado bueno para que durara mucho. Entonces ocurrió que su último disco nunca llegó al mercado. Y un día se produjo la citación de todos los militantes del centro para recibir una importante información. Había que transmitir a la masa la noticia de que Pedro Luis Ferrer había sido suspendido definitivamente de todos los medios oficiales del país. Lo que significaba ser borrado del aire y de la imagen. Las razones expuestas para justificar la decisión se basaban en una supuesta participación en actividades afines con los derechos humanos.
En la asamblea, sentada a mi lado, estaba una de esas personalidades sin lustre que sólo se destacan en momentos como ése. Su pregunta me supo a mala palabra: "¿Quién es ese Padro Luis Ferrer?" No pude menos que preguntarle si ella no se acordaba ya de la vaquita que quería inseminación al natural, muy en boga en esa época. Su respuesta fue peor aún. "¡Ah!, el gordo pesao ése". Mi rostro seguramente debió transparentar todo lo que sentí en mi alma. No podía comprender cómo en un segundo se lanzaba al closet del olvido lo que momentos antes era ampliamente reconocido. Hay quien indaga el por qué del cambio en mis actitudes e ideas. Aquel hecho fue uno de los motivos.
Durante años hemos perseguido las apariciones en público de Pedro Luis Ferrer, la mayoría de las veces de manera infructuosa. Hemos atesorado sus pocas grabaciones, que compartimos con el deleite que produce lo prohibido.
Han pasado casi 20 años desde aquel infausto día. La voz de Pedro Luis Ferrer sigue teniendo la misma vitalidad. Los regordetes dedos recorren las cuerdas de la guitarra con igual agilidad y maestría para sacarles cubanidad por los cuatro costados. Las letras de sus canciones siguen siendo sugerentes y subversivas. Sabrosamente subversivas y con urgencias de libertad. En el recital estuvo presente la belleza del amor en Si no fuera por ti, El amor de la pareja. Predominaron las canciones que mueven en el asiento al más arrítmico y le arrancan las palmadas; ésas llenas de un sano doble sentido y el gracejo de Ñico Saquito o del Guayabero: ¿Quién te lo toca?, Yo quiero Fundamento, Conga vegetariana, Ave María, qué mujer tan horrorosa, El son de Marquito, y Repeticiones. No podían faltar las letras que provocan la reflexión. Ciento por ciento cubano o la composición que hizo a su padre estando de visita en Estados Unidos, cuyo estribillo expresa la diferencia de apreciación existente entre generaciones de distinta edad, cuando dice: Mi padre fue fidelista, yo no tanto, mi padre fue comunista, yo no tanto, mi padre fue cederista, yo no tanto… Valores e intereses que no pueden ser idénticos, ni sentirse con la misma intensidad. Ello no significa que esa generación nueva tenga que ser catalogada de contrarrevolucionaria En Canción de la democracia plena nos deja esta verdad:
Quién puede imaginar
un paraíso perfecto
con una sola virtud
y un único pensamiento.
En Carcelero se nos revela la imagen de un machista que encierra a su mujer para que nada malo le ocurra. Él le ofrece todo a cambio de la libertad. La respuesta de la mujer puede ser la de todos los que enfrenten la misma situación cuando respondiendo a ese afán sobreprotector de "te encierro porque te amo, te encierro para cuidarte", le dice:
A la mierda con todo lo que me das.
Yo quiero las puertas de par en par.
Déjame hacer mi voluntad, malandrín.
Algunos se cuestionan por qué Pedro Luis permanece en Cuba a pesar del ostracismo a que está sometido. Confiesa que ésta es una pregunta obligada cuando sale del país y regresa. A los curiosos les dice que hay muchas formas de irse, la muerte es una de ésas. Para esta interrogante ha compuesto una bella página:
Si no me voy de Cuba no entiendas que me quedo, transito por una gruta de miedos y silencio, de dudas y pesimismo. No creas que estoy donde me ves, porque sigo amando lo que la Patria encierra la primavera regresará por mí.
Para finalizar dejó su Cadena de pájaros donde describe el falso bienestar del ave enjaulada, incapaz de buscar su libertad y conformarse por ello con lo que la seguridad del encierro le ofrece. Pero además de permanecer encerrada, hace que otras ingenuas aves envidien su aparente seguridad de criatura cautiva, y caigan en la trampa de perder su capacidad de volar libremente. Una bella pieza que pasará a la memoria de nuestra historia trovadoresca.
Pero esto no podía terminar de manera tan melancólica. Con una mezcla de son y acordes del altiplano suramericano se inspira en lo que le acontece a un amigo peruano, quien se lamenta de su situación. Sin embargo, esa problemática es la misma que acontece a un conocido habitante del Cerro habanero. El dinero que no alcanza, la moneda que no vale, el hecho de no poder decir lo que se piensa, la presión ejercida sobre todos los aspectos de la vida… ¿Son cosas extraordinarias en este mundo? Parece querer decirnos la letra de la pegajosa canción.
Nos quedó en esta ocasión la satisfacción de escuchar a este cubano que no se cansa de estar y que desde su arte nos reta a seguir teniendo esperanzas y alegrías, pero nunca a callarnos ni a sentir el conformismo del ave prisionera.
Gracias por tu canción, Pedro Luis Ferrer, y gracias a Espacios por ofrecer generosamente una parte de su espacio a quien merece ocuparlo.
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El cantautor Pedro Luis Ferrer, su hija y su Grupo, estuvieron en Pinar del Río, el sábado 16 de Noviembre pasado, para ofrecer un concierto a los participantes en la Primera Escuela de Animadores del Centro de Formación Cívica y Religiosa de la Iglesia Católica en P. del Río.
La lluvia pertinaz no permitió que el espacio del hermoso patio central de la Casa Diocesana fuera testigo de esta especie de guateque criollísimo. Entonces artistas y participantes nos acomodamos en la sala de actos que resultó estrecha pero no pudo evitar el contagio y la plenitud del mensaje.
QUE BRINDARON A LOS PARTICIPANTES EN LA ESCUELA DE
ANIMADORES DEL CFCR. 15-17 DE NOVIEMBRE DE 2002.
Fue una descarga íntima, o si se quiere un concierto en familia, un apogeo en lo pequeño, una semilla repleta de cubanía. En eso no había dudas: cubanísimos, sin desteñirse ni plegarse, la voz y la persona, la guitarra y los poemas, la música, la sencillez profunda y la transparencia de Pedro Luis Ferrer. Cubanísimos y vibrantes, los que tuvimos la oportunidad de sentirnos henchidos de verdad y poesía.
Uno no sabía bien cómo pasar del saboreo sosegado que hace falta para asumir las entregas poéticas que, como torrentes de metáfora y significado, nos interpelaban...hacer el tránsito, digo, a la otra forma de cantar la poesía del mismo pozo y de igual hondura. Agua límpida pero fuerte, a pulso. Que no agresiva, sino con la fuerza de la ternura y de la verdad revelada tras el carisma de lo cubano.
Noche de meditación pachanguera o de sandunga reflexiva. Que en la atmósfera de la Isla no se niegan ni en filosofía, ni en religión y mucho menos en música y versos. Todavía, al paso de los acontecimientos, y del tiempo que todo lo supera, nos sorprendemos tarareando “En la luna no se pué’ está” o “pisotea la cucaracha, con amor, pisotéala...”.
Dos veces ha venido Pedro Luis Ferrer a actuar a Pinar del Río, la primera en noviembre de 1998 desde el monumental atrio de la Catedral, y las dos, invitado por la Iglesia católica en esta Diócesis. En ambos casos, la gente que participó disfrutó de lo lindo y quedó con ganas para la próxima.
¡Que sea pronto!
/Dagoberto Valdés
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