ARGUMENTUM BACULINUM, NUESTRA HISTORIA HECHA A FUERZA DEL TERROR
ARGUMENTUM BACULINUM, NUESTRA HISTORIA HECHA A FUERZA DEL TERROR
Por Oswaldo Yañez. (Ciudad de La Habana.)
Desde hace cincuenta años los cubanos que hoy nos desgobiernan han aplicado el “argumentum baculinum”, la razón de la fuerza, en vez de “amor patricae in radice charitates fundatur”, el amor al país se basa en la caridad como su raiz, cada día desde sus panfletos de adoctrinamiento denuncian la paja en el ojo ajeno mientras se muestran incapaces de eliminar la viga repleta de telarañas del suyo.
Muchos no lo han vivido y otros solo saben lo que la dictadura quiso darles a conocer pero que los revolucionarios cubanos impusieron el terror como doctrina para la consecución del objetivo del derrocamiento del régimen de Batista y luego intentaron exportar su modelo a toda iberoamérica es un hecho historico demostrado.
La desinformación de la que hacía gala la revista Bohemia en los años cincuenta tiene buena parte de culpa de los cien mil muertos que ha provocado el Régimen de Castro y uno de sus editores, cuando echo un vistazo a su obra, decidió que el suicidio era su única salida, otra muerte en vano, debió purgar su culpa, en vida, fundando un nuevo medio en el que mediante la búsqueda de la verdad pudiera haber dado voz a todos los cubanos que fueron silenciados por las leyes revolucionarias de bomba, pistola y fusil.
En la foto que publicó Bohemia en septiembre del 1957 pudimos contemplar a Odón Álvarez de la Campa Sotolongo con las dos manos amputadas y el cuerpo cuajado de heridas al explotarle la bomba que manipulaba en el barrio de Santos Suárez, una víctima más de la violencia sin sentido que recorría en aquellos tiempos la mayor de las Antillas.
ODON ALVAREZ DE LA CAMPA, MUTILADO POR UNA BOMBA EN EL MOMENTO DE MANIPULARLA EN EL BARRIO DE SANTOS SUAREZ
Odón era en 1959 el representante elegido por los sindicatos bancarios en La Habana, corría 1960 cuando proclamaba “traidor o héroe” en el manifiesto que firmó como promotor de la Universidad Popular junto a nombres como Ricardo Alarcón, Carlos Olivares, Lionel Soto y Rene Anillo. Después de una gira por iberoamérica para promulgar la revolución cubana ejerció en Paris labores diplomáticas y después de que un compañero de embajada se convirtiera en informante de la CIA y fuera condenado por ello a 20 años de prisión, decidió, a la sombra de la Torre Eiffel, desertar en marzo del 1965 y no me cabe duda de que en su decisión influyó decisivamente el terror que le inspiraban sus compañeros revolucionarios.
Han pasado más de 41 años y el terror envuelve la sociedad cubana de cabo a rabo, desde el más humilde trabajador o agricultor hasta algunos de los más poderosos generales.
Las fotos de los resultados de aplicar la fórmula del terror para conservar el poder nos son hoy hurtadas pues sería un milagro que alguien pudiera conseguir fotos de las celdas de aislamiento de los penales castristas, para la imagen del régimen sería desastroso que un enviado de cruz roja grabara unos minutos a cualquiera de los presos políticos o periodistas independientes encarcelados, tanto miedo hay que a Guillermo Fariñas se le deniega el permiso para recoger un premio alegando que su estado físico puede servir de manipulación para la propaganda contrarrevolucionaria.
La verdad es que, mal que les pene, cada vez es más público y notorio que los cubanos viven atados y amordazados, que su nivel de vida es paupérrimo y que la revolución es un fiasco en todos los campos, que solo se mantiene porque el Terror tiene agarrada por el cuello a la Libertad con una mano y un machete en la otra.
Muchos periodistas independientes, grupos de activistas y disidentes denuncian a diario esta situación y se encuentran ante la tremenda falla de los intereses político-económicos de unos pocos países que siguen inyectando oxígeno a presión a un moribundo y no me refiero a Fidel Castro, me refiero al régimen del terror.
Los seguimientos, vigilancias, coacciones y amenazas ya no son ocultados a consecuencia del descubrimiento de la Operación Coco Rojo, la prudencia se ha convertido en urgencia con desastrosas consecuencias para los periodistas, disidentes y activistas.
Desde ilustres foros algunos periodistas opinan que los cubanos quieren dólares, bien, yo les digo que lo que los cubanos quieren es la libertad de poder ganarlos con el sudor de su frente sin que los metan en la cárcel, ni más ni menos, poder meterse en la cama con la tranquilidad de haber resuelto el día para su familia sin que nadie lo intente tronar por ello, las cosas más sencillas son las más valoradas por quien no tiene nada.
Otro día les comentaré en detalle mi conversación, fue muy jugosa, pero baste decir que compartí un roncito con un par de militares que se van a poner enfermos el día 4 de diciembre, si al día siguiente el panfleto propagandístico se hiciera eco de un repentino brote de “no se sabe bien que” significaría que la paciencia de los cubanos se está agotando a una marcha que la revolución no podrá parar. Yo pienso que la siguiente revolución cubana será la Revolución de la Carne, pues el no catarla agota la paciencia del más adoctrinado.
De nuevo me permito a invitarles a que el 4 de diciembre caigan repentinamente enfermos y no asistan a sus puestos de trabajo, esta batalla merece la pena ganarla.
“De profundis clamavi cor meum, epur corde tua non contestat et anima mea non requiescat.
De las profundidades ha clamado mi corazón, sin embargo tu corazón no contesta y mi alma no descansa.”
Oswaldo Yañez.
Ciudad de La Habana.
A veinte de noviembre del año de la inminente Libertad para los Cubanos.
P. D.
Sin la inestimable colaboración de Luis Enrique Rodríguez Delgado hubiera sido imposible remitirles nuestras humildes reflexiones y desde estas líneas se lo agradezco sin mesura.
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Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Urselia Díaz Báez nació en 1939, dos meses antes que yo. Llevaba mi apellido, y al parecer también gustaba de escribir. Veo su foto publicada en el diario Granma. Mirada triste y serena, labios finos, cabellos crespos y claros. Era bonita Urselia.
Ella y yo, a la edad de 18 años, le hicimos rechazo a la dictadura de Batista. Corría el año 1957. Estudiábamos inglés por las tardes y andábamos por las mismas aceras de La Habana.
Pero Urselia y yo no seguiríamos el mismo rumbo. Nuestros destinos serían diferentes. Yo comencé a escribir versos y Urselia se decidía por el terrorismo, método de lucha del Movimiento 26 de Julio, organización a la que pertenecía, y donde conoce a Antonio Briones Montoto, de quien se hace novia.
El día 3 de septiembre de 1957 cumplió la orden de colocar una bomba en el teatro América, situado en Galiano y Concordia, en el corazón de La Habana. Nunca se supo dónde debía dejarla, si en los asientos, todos ocupados ese día, a la entrada del teatro o en el baño de señoras, donde le explotó en sus propias manos.
Me contaron que el público allí presente se dejó llevar por el pánico, que los niños y las mujeres gritaban y los ancianos no sabían qué hacer, todos tratando de salir mientras se golpeaban involuntariamente o caían al piso.
A Urselia la encontraron muerta con el explosivo entre sus manos y la mirada perdida en el vacío.
Me contaron que parecía una niña, porque era delgada y de pequeña estatura, que la llamaron loca, porque en realidad el pueblo no compartía aquellos métodos de lucha violentos donde morían inocentes.
Aquel día murió Urselia, víctima de una política terrorista que aún se practica, lamentablemente, en algunas partes del mundo. Su novio, Briones Montoto, continuó como miembro activo de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio, y murió en los primeros años del régimen castrista en tierra venezolana, mientras combatía contra un gobierno constitucional junto a los dirigentes políticos Ulises Rosales del Toro, el difunto Arnaldo Ochoa y el actual ministro del Interior Abelardo Colomé Ibarra.
Pero Urselia no fue la única adolescente víctima de tareas tan siniestras, denominadas aún hoy por la nomenclatura cubana como "misiones revolucionarias". Otro joven, allá en Santiago de Cuba, con sólo 14 años, caía asesinado el 2 de enero de 1957. Su nombre, William Soler. También pertenecía a acción y sabotaje del 26 de Julio. Ese mismo año, en Guantánamo, pero el 7 de julio, una niña de once años fue arrestada cuando intentaba colocar una bomba en una calle céntrica de esa ciudad.
El año termina con la colocación de numerosas bombas en la empresa minera de níquel en Nicaro, con un saldo de varios heridos y el cierre del centro laboral durante algunos días.
Estos hechos, según el periódico Granma, órgano del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, "formaron parte de un plan de acciones simultáneas que se realizaban en diversos sitios públicos de la Isla". Señala, además, que los nombres de los caídos "se suman a la extensa y heroica lista de mártires de la Revolución Cubana, y sus vidas son un ejemplo glorioso de abnegación y patriotismo de aquella valiente juventud cubana".
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Versión Oficialista tomada de
http://www.somosjovenes.cu/index/semana14/urselia.htm
La muerte en la segunda mitad de los años 90s de un joven turista italiano por una de las bombas colocadas por el salvadoreño de apellidos Cruz León en hoteles habaneros ha sido explotada grandemente por los órganos propagandísticos de la tiranía cubana. Dicha propaganda ha sido ¨amnésica¨ y descarada cuando conocemos los métodos terroristas de lucha que se utilizaron los actuales desgobernantes para ascender y mantenerse en el poder.
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Por Matilde Salas Servando
El parte del Observatorio Nacional correspondiente al martes 3 de septiembre de 1957, indicaba que en Cuba el Sol saldría a las 6:12 minutos de la mañana, y el pronóstico del tiempo indicaba que soplarían vientos flojos a frescos, del este al nordeste.
Ese día se abrieron temprano las puertas del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, para recibir a los estudiantes que examinarían diversas asignaturas. En el grupo estaba la alumna de cuarto año Urselia Díaz Báez, con el objetivo de hacer su prueba final de Ciencias Naturales.
Urselia saludó a todos con su habitual sonrisa. El portero del centro no le permitió pasar al interior del plantel. Usó como pretexto que ella tenía un vestido con un escote en forma de V y él estimaba que no podría entrar a la escuela vestida de esa forma.
Pero la verdad era otra.... No la querían allí porque era una dirigente estudiantil, perteneciente al Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con fuerte arraigo entre el alumnado. Una joven a quien temían porque la sabían capaz de contar con el apoyo de sus compañeros, y por eso deseaban que estuviera bien lejos del centro: Pero Urselia no se amilanó: fue a una tienda cercana y compró una estola, se la puso encima de los hombros y entró al aula para efectuar el último examen del cuarto año del Bachillerato, pues su mayor anhelo era estudiar Medicina en la Universidad de La Habana.
La familia de Urselia Díaz Báez la formaban sus padres, Roberto y Ofelia, y Manolito, su hermano menor. La magnífica relación existente entre madre e hija se puso de manifiesto en las palabras de la primera, cuando en una ocasión expresó: “Me tenía confianza, todo me lo decía. No le preocupaba morir, estaba consciente de que ese sería, en muchos casos, el precio de la libertad. Siempre repetía que por uno que muriera se levantarían otros”.
Como cualquier chica de su edad, Urselia tenía también un novio, quien además era su compañero de aula y en la lucha revolucionaria: Tony Briones Montoto. A los dos se les veía en diversas manifestaciones callejeras, con alumnos de otras escuelas, para protestar contra la dictadura de Fulgencio Batista.
En enero del 57, Urselia vio a Tony por última vez, cuando lo despidió en el aeropuerto internacional José Martí cuando él viajaba hacia el exilio en México, pues su vida peligraba. Ese día los acompañaba la mamá del joven, Dulce María Montoto, quien durante su juventud fue una luchadora muy destacada contra el gobierno de Gerardo Machado,
Durante los meses siguientes, la tiranía batistiana se esforzaba en dar una apariencia tranquila a los convulsos días que se sucedían en la capital cubana.
En la prensa del 1ro. de septiembre de 1957 aparecían, con ilustraciones y grandes titulares, los ofertas que se presentarían al público en los centros nocturnos y teatros durante las jornadas venideras.
La sección de Cine del diario Información anunciaba una gran temporada donde exhibirían en estreno exclusivo el filme norteamericano “Designios de mujer”, en las salas de un importante circuito que incluía al céntrico cine América.
El martes 3 de septiembre de 1957, después de salir de su examen en el Instituto de La Habana, Urselia y otros compañeros fueron a tomar refrescos en una cafetería cercana al plantel. Los clientes sentados cerca sólo les oían hablar de las clases, los exámenes, las asignaturas y otros temas juveniles, pero lo cierto era que estaban ultimando detalles sobre lo que más tarde se conoció como la Operación América. Ésta era parte del proyecto organizado por la Sección de Acción del Movimiento Revolucionario 26 de Julio para la lucha clandestina a la que pertenecía la joven. Se preparaban para protestar por los festejos auspiciados por el gobierno para el 4 de septiembre, en ocasión del aniversario del primer golpe de Estado de Batista.
En esa ocasión Urselia llevaba un bonito vestido confeccionado con una tela estampada, de falda amplia, en la que podía ocultar, sin que se notara, la bomba-reloj que tenía muy bien atada al muslo con una cinta adhesiva.
Según el plan, el artefacto se pondría en el salón del servicio sanitario para mujeres del teatro América. Debía estallar a una hora determinada, en que hubiera poco público en el lugar, pues tenía como único objetivo lograr que la población no frecuentara los centros de diversión. El mecanismo falló y la bomba explotó en manos a la muchacha, quien sufrió graves heridas que le causaron la muerte.
Muerta por una bomba en un cine, una mujer, anoche
Con ese titular, insertado en una columna de una página interior del diario habanero Información, se recogía la muerte de Urselia Díaz Báez. El párrafo inicial decía:
“Una bomba de reloj estalló anoche a las 9:15 en el salón de señoras de un teatro de Galiano, destrozando el cuerpo de una mujer y causando daños que esta madrugada no habían sido calculados...”
Luego de dos días de intensas gestiones por parte de sus allegados para recuperar los restos de la muchacha, los esbirros entregaron el cadáver destrozado de Urselia, la joven estudiante del Instituto de La Habana, que se convirtió en la primera mujer en dar su vida en la lucha clandestina.
Las fuerzas policiales se ensañaron con la familia. La casa donde vivió fue prácticamente saqueada y el padre detenido dos veces, mientras aún estaba insepulta la joven combatiente. De ese modo trataban de impedir que el sepelio se convirtiera en un multitudinario acto de protesta contra la tiranía batistiana.
A pesar de las drásticas medidas de vigilancia, el entierro de la estudiante, efectuado en el cementerio local, constituyó una verdadera manifestación de duelo popular en el poblado citadino de Guanabacoa, donde había nacido 18 años atrás.
La valerosa combatiente pasó a formar parte del grupo de las valerosas mujeres que con su ejemplo han conformado la Historia de nuestro país.
Ese día, la prensa recogía en una pequeña información el parte del Observatorio Nacional, donde se indicaba a una columna que esa noche habría luna llena.
1 Comments:
I am very proud of my father and all the men & women that struggled to bring freedom to CUBA.That the communist destroyed twisted and enslaved the nation was not the plan! My father still lives and he has instilled a sence of pride to be Cuban Americans,I pray that my father lives to see Cuba free! Odon Avarez De La Campa Jr.
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