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domingo, febrero 18, 2007

EDITORIAL DE LA NUEVA CUBA: LOS ELEMENTOS CRIMINALES DEBEN SER MANTENIDOS FUERA DE LA INTERNET

EDITORIAL DE LA NUEVA CUBA

LOS ELEMENTOS CRIMINALES DEBEN SER MANTENIDOS FUERA DE LA INTERNET

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Meses atrás cuando Raúl Castro se viera forzado a sacar de un oscuro rincón a su némesis, el ex Ministro del Interior, Ramiro Valdés Menéndez, y nombrarlo al frente del todopoderoso Ministerio de la Informática y las Comunicaciones no pudimos menos que sentirnos sobrecogidos de aprensiones y temores.
“El potro salvaje de las nuevas tecnologías puede y debe ser dominado... "
Ramiro Valdés Menéndez
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Editorial
La Nueva Cuba
Febrero 17, 2006

Podíamos fácilmente entrever el largo alcance de las consecuencias de semejante infortunio. Se trataba de un hecho sin precedente y de una gravedad incalculable.
Un criminal de guerra connotado, con décadas de absoluta dedicación a las arbitrariedades, a la dirección de actividades criminales, a las ejecuciones sumarias; quien por décadas estuviera al frente de una organización criminal, involucrada en torturas psicológicas, físicas y psiquiátrica ascendía a una posición que le permitiría poderes inimaginables y una puerta ancha de entrada al escenario global de la Red. Ramiro Valdés Menéndez sólo puede traer al mundo de la internet su experiencia criminal y la promoción de actividades criminales en contra de la Humanidad. De hecho ya está enfrascado no sólo en perfeccionar el ya existente férreo control de la Internet en la Isla, sino a penalizar su uso, a enviar a la cárcel a cuánto cubano se arriesgue a infringir las prohiciones de acceso a la información digital. De hecho a su lado, como un fiel y antiguo subordinado, ya tiene al Gral de Brigada Alejandro Ronda Marrero, Jefe de Seguridad de Informática y las redes, en el propio Ministerio donde Valdés funge como Ministro. Como se trata de un elemento criminal, Valdés Menéndez, hombre frío y calculador, alejado absolutamente de toda experiencia o formación humanista, traerá sus mórbidas y retorcidas pasiones por reprimir y aniquilar toda disensión al campo de la internet. Bajo su dirección se formularán políticas represivas que se llevarán a extremos tales como a institucionalizar estados predilictivos de acceso no autorizado de acceso a la red en Cuba.
De mantenerse lo suficiente en el poder la camarilla "sucesoria", veremos la formulación de una nueva figura delictiva: el Estado peligroso o peligrosidad digital y un esfuerzo concertado con otros enemigos de las libertades por imponer esos modelos totalitarios a nivel continental y mundial. El reciente anuncio de la instalación de un cable submarino de fibra óptica desde Venezuela a Cuba -tras la intervención de las empresas de comunicaciones en Venezuela- lanza un gélido y frío amenazante mensaje a lo largo de todo el continente. Adelantamos que el entroncar a Cuba con Venezuela a la red informática será sólo el preámbulo para imponer un control absoluto en los accesos a la internet de todos los países latinoamericanos que "se sumen" a la internet "bolivariana", la intranet que se incuba diseñar para Cuba, Venezuela, Ecuador, Panamá, Nicaragua y Bolivia.
No se necesita tener mucha imaginación para entrever sus intenciones en contra de la libertad de acceso a la información. Y como si no fuera poco, las puertas internacionales de la red global se abren cándidas a la interferencia, intromisión y pervesidad de este mounstro que jamás debió haber desempeñado ningún cargo público. Se le da tribuna y foros para proyectarse internacionalmente. Y una vez en la tribuna, este Torquemada del siglo XXI catequiza su evangelio de la represión, el filtraje de la información y la persecusión de quienes pretendan pensar por si mismo y en su audacia se atrevan a buscar medios alternos informativos fuera de la maquinaria mediática oficial.
Para Valdés Menéndez, la red global no es sino un "potro salvaje" que insoslayablemente debe ser "dominado". En el reciente evento informático en La Habana su intervención fue por supuesto policial, amenazante. Se trata de un hombre acostumbrado a prevalecer, anular y someter. Pero entre las decenas de reportes de las agencias noticiosas desde La Habana no hallamos ninguno que hiciera referencia al pasado criminal de Valdés. No nos sorprende, tampoco que en algunos cables se describa a Ramiro Valdés Menéndez con la eufemística nota de " un académico de origen cubano" Reuters). Por supuesto que de haberse tratado del jefe de la DINA en tiempos de Pinochet o cualquier otro ministro del interior de alguna dictadura de derecha latinoamericana, las biografías y los atencedentes habrían abarrotado totalmente los medios.
La Internet debe mantener fuera de sus infraestructuras internacionales, de los eventos, congresos y grupos de trabajo relacionados con la red digital a elementos criminales, tanto a los responsables de crímenes comunes como mucho menos a aquellos involucrados en actividades represivas políticas criminales. Tal es el caso de Ramiro Valdés Menéndez y sus asociados. Es imperativo denunciar su presencia y señalarlos, buscar sus detenciones y encausamientos.
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En Cuba el acceso a internet está restringido a académicos y funcionarios del gobierno. La gente común no puede conectarse desde sus casas, al menos de forma legal. La inmensa mayoría de los 900.000 cubanos (sólo un 8 por ciento de la población), que según el régimen tienen acceso a correo electrónico (bien vigilado y controlado), se conectan a una intranet donde sólo pueden acceder a un número restrigido de páginas "aprobadas" por la policía política. En muchos casos a través se trata de una intranet que permite consultar sólo páginas locales. Grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional dicen que dictadura cubana impide la conexión masiva para limitar el acceso de la población a la información. Un decreto de 1996 estableció el "carácter selectivo" del acceso a internet "en función de los intereses nacionales". Una ley del 2004 limitó el acceso desde líneas telefónicas particulares, fuertemente subvencionadas por el Estado.

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