LOS VIDRIOS ROTOS
LOS VIDRIOS ROTOS
Por Juan González
Febles
Cubanet.org
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José F. Sánchez
Jefe de Buró
Cuba
Dept de Investigaciones
La Nueva Cuba
Mayo 29, 2007
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - Ningún hombre está obligado a ser valiente. Pocos consiguen tener una vida suficientemente inmaculada como para convertir este detalle en obligación general. En Cuba, cuando se opta por la distancia frente al gobierno, o por el enfrentamiento, se hace necesario el valor personal, y además, la fuerza de la virtud.
El púlpito y la tribuna tienen cosas en común. A los clérigos de Cuba se les impone que además de tener fe, sean buenos cubanos, hombres bragados frente a la adversidad y que sólo hinquen ante Dios sus rodillas, para pedir fuerza, amor y sabiduría para servir.
Monseñor Pedro Meurice y Monseñor Siro Bacallao fueron valientes y buenos cubanos, sólo Dios pudo ponerles de rodillas. Otros curas de fila, desde el anonimato de sus parroquias y la humildad de su servicio, también llenan estas expectativas. Sólo que ellos no toman decisiones. Cuba ha tenido y aún tiene poca suerte con la iglesia de Roma.
Atrás en la historia, Cuba vio a la iglesia bendecir las armas que se oponían a la libertad. Más recientemente ha visto rogativas por la vida de un tirano y ahora ve abortar uno de los más hermosos y necesarios proyectos editoriales. La jerarquía eclesiástica de la Iglesia Católica Romana abortó Vitral. Dicen y nadie lo cree, que por falta de recursos materiales.
Tal actitud, quizás les proporcione licencias para reconstruir los templos o edificar otros nuevos. También espacios en la poco escuchada emisora radial CMBF. Es posible que tarde en la noche y en uno de los llamados canales educativos de televisión (con una oferta irresistible rodando en otro canal) aún tengan la oportunidad de balbucear algo, que muy pocos
oirán.
La jerarquía eclesial retiró a dos dignos obispos. Lo hizo en los espacios católicos más respetados por la forma en que defendieron a Cuba, a su pueblo y a su sociedad civil. Aunque tenía destinos vacantes en otros sitios de la Isla, se retiró a Monseñor José Siro y a Monseñor Pedro Meurice.
Cuba y el mundo conocen el ejemplo de estos sacerdotes tan valientes. Pero como ya dije, nadie está obligado a mostrar valor, y al cardenal Jaime Ortega parece faltarle esta virtud. Dispondrá de muchas prendas divinas de otra índole, pero valor e integridad no. Quizás así también se llega al cielo, lo único que en silencio y por la puerta trasera.
Los vidrios rotos de Vitral, destrozados por cobardía y por falta de compromiso con la libertad del pueblo cubano, quedan en la memoria. Como también quedan la hidalguía y la dignidad de Monseñor Meurice y Monseñor Siro. Como brilla rutilante la humildad y el trabajo serio y edificante de Vitral y su animador Dagoberto Valdés.
Atrás quedó en la memoria aquel mensaje pastoral de "El amor todo lo puede". Como se quedó el ascendente y el prestigio entre los fieles católicos de Monseñor Ortega. Hoy las prioridades del Vaticano son otras.
Los vidrios rotos de Vitral son una victoria política indiscutida para la dictadura.
Aunque ya se tenía el indicio de que algo pasaría. Ahí están las
declaraciones de Ricardo Alarcón el pasado noviembre ante la prensa española. Mencionó Vitral como hito de una supuesta tolerancia de la dictadura militar frente a un pensamiento opuesto.
Pero dicen que las cosas no van a quedar ahí. Otros espacios cívicos de la iglesia cesarán, según los pesimistas. A todo esto se sumará la victoria política que la diplomacia española entregó a la dictadura en la última visita de su canciller. Dicen que se hizo a cambio de la devolución del Centro Cultural y de mayores espacios para sus inversionistas. También se habla de un acuerdo sobre respeto a los derechos humanos en Cuba…
Hace más de un siglo, Cuba también enfrentaba sola a sus enemigos. La única ayuda llegó del norte. Todavía queda tiempo. Es posible que en los próximos cien años la iglesia católica encuentre tiempo para rectificar y repetir este último recurso de pedir perdón. También es posible un reencuentro con España y otro Papa como Juan Pablo II. Dios lo quiera.
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