¡ CUIDADO, ROBERTICO PINTA !
¡Cuidado, Robertico pinta!
Por Gina Montaner
Todavía no me he repuesto del sofoco. Robertico Robaina, quien fuera canciller de la dictadura cubana antes de caer en desgracia, se ha metido a pintor. O sea, como Madonna, se ha ''reinventado'' para poder sobrevivir al ostracismo al que fue condenado tras una serie de meteduras de pata que sus jefes no le perdonaron.
Según la información publicada en este periódico el pasado 4 de junio, ahora es bohemio, pinta paisajes, gallos y desnudos sugerentes. Algo que, con horror, pude comprobar al ver dos reproducciones en el artículo. Unos cuadros verdaderamente espantosos que, con buen tino, el galerista Ramón Cernuda ha calificado como una obra de ''aficionado''. Es posible que en Estados Unidos a Robertico lo ampare la primera enmienda, pero desde luego no cuenta con la anuencia del buen gusto.
Como es propio de la dinámica capitalista, inmediatamente la galería que lo representa en España lo ha defendido afirmado que ''el hombre lleva sin duda un artista por dentro''. ¿No será que se han confundido con el libro del etólogo que ha estudiado el mono que todos llevamos dentro? Porque la técnica del ex ministro de asuntos exteriores de Cuba apunta más al eslabón perdido que a la escuela florentina.
Ahora que Robertico Robaina ha pasado a las filas de los depurados en la línea de La vida de los otros, me habría gustado sentir algo de simpatía por él. Que me hubiera aflorado el deseo de echarle una mano, como sus amigos de República Dominicana y Miami. Porque no debe ser fácil trabajar media vida para la Cosa Nostra y que te acaben por dar una patada en el trasero después de lanzarte, como una suerte de Shirley Temple con bigotes, como la estrella de las juventudes comunistas. También es verdad que domino la psicología de los mafiosos después de seguir durante años la serie Los Soprano. Viendo a Tony Soprano y sus vasallos, llega uno a comprender muchos de los mecanismos de la mafia de Cuba. Sin embargo, Robertico, que vive aislado en Pinar del Río y ha cambiado las chaquetas estilo Miami Vice por los vaqueros cortados a la altura de los muslos, habría aprendido más de una cosa sobre su destino si tuviera HBO en casa. Pero como no lo tiene no le queda más remedio que entretenerse pintando. Lo que, a la vista está, no deja de ser un peligro para el arte contemporáneo.
Insisto. Al leer esta última entrega de la vida de Robertico he sentido la tentación judeocristiana de apiadarme de él. Pero luego me vino a la mente que lo conocí hace años. Cuando era la no tan imberbe promesa de las juventudes comunistas. Había viajado a Madrid para participar en un coloquio con representantes de tres partidos: los populares, socialistas y comunistas. Como en aquel entonces yo también podía presumir de joven, asistí al encuentro. En su breve discurso Robaina habló del carácter dialogante del castrismo y lamentó la inflexibilidad de la ''mafia de Miami''. Cuando comenzó la ronda con el público lo felicité por lanzar un ramo de olivo a un exilio al que yo pertenecía y lo invité a que anunciara una fecha para que delegados de la diáspora y de la dictadura se reunieran a diseñar una transición pacífica a la democracia. Demudado y nervioso, se limitó a contestarme: ''Yo no puedo responder a esa pregunta'' mientras dirigía la mirada al fondo del salón, donde se encontraban los funcionarios de la embajada cubana en Madrid. La mayoría del público no tardó en abuchearme y gritarme ''gusana''. Salí escoltada por el perplejo muchacho del Partido Popular, quien me preguntó si estaba en mis cabales.
Han transcurrido unos cuantos años y ya ninguno de los dos somos jóvenes. Sobre todo él, que ronda los cincuenta largos y no es promesa de nada, sino despojo de un régimen que lo usó y lo apartó cuando le pareció conveniente. Igualito que los hombres de Tony Soprano cuando violan las consignas de la mafia. Por cierto, la serie está por concluir y no sabemos si Tony morirá al final. ¿O será que los malos nunca mueren? Que se lo pregunten a Robertico. Que ahora pinta y lo hace de pena.
1 Comments:
Bueno, no se si esto es un disparate, pero creo que las causas por las que Robaina dejo de caer en gracia tuvieron que ver precisamente por desavenencias con el regimen. A mi personalmente, me ha parecido el menos malo de los cancilleres que ha tenido Cuba en la epoca castrista. En su epoca de la UJC tampoco fue el peor de todos. Pero es solo una opinion..
Publicar un comentario
<< Home