martes, septiembre 30, 2008

LOS ARISTÓCRATAS DEL COLCHÓN Y LA RUMBANTELA

Los aristócratas del colchón y la rumbantela



Por Víctor Manuel Domínguez
Sindical Press

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – Hay una “nueva clase” cubana que nada tiene que ver con los ensayos sobre los comunistas yugoslavos que publicara Milovan Djilas en 1957, antes de ir a dar con sus huesos y comentarios a prisión, acusado de daltonismo contrarrevolucionario. Los tontos de opereta con carné del partido, hijos de partisanos y hacedores de un mundo con igualdad de miserias para todos, menos ellos, han sido opacados en Cuba.

Algunos criollos, hijos de dirigentes, con un tomo de El Capital bajo el brazo y el capital en los bolsillos, se dan muy buena vida gracias a las seis balas disparadas por sus padres a gallinas cimarronas en la Sierra Maestra o en las montañas del Escambray, pero en Cuba, los aristócratas del colchón y la rumbantela se les fueron delante.

Nacidos en solares, ciudadelas y otros huecos nada comparables a las mansiones de los hijos de papá, los imitadores incultos de la aristocracia comunista nacional son “los que mueven La Habana”, según anuncian los DJ’s desde los escenarios de sitios exclusivos como La Macumba, el Salón Rojo del Capri y La Cecilia.

Proxenetas con dientes de oro, tatuajes y camisa Fariani y prostitutas “milingües” -saben decir sí en mil lenguas, menos en cubano- enfundadas en sobretodos de piel de castor, botas a la rodilla y oliendo a Carolina Herrera; o vestidas con baja y chupa, saya pelviana y zapaticos Gucci, que sólo por 100, 70 o 35 CUC la noche hacen las delicias de cualquier visitante.

A estos aristócratas de la gozadera y el ron se suman chinos descarriados, croatas conversos en chancletas con aires de plaboys, rusos perestroikos, ya sin el “perfume” que los caracterizaba cuando eran nuestros hermanos soviéticos, y hasta indígenas con las nalgas peladas de andar por el altiplano.

También encontramos consagrados a la gozadera a los más puros representantes de la fauna nacional: desviadores y desviados, científicos de mostrador y artistas del almacén. Iluminados de la bolita, revendedores, asalta cunas, tumbaviejas e ideólogos de la bolsa negra, se mezclan con “perseguidos políticos” de visita en la Isla, comunistas reciclados, falsos profetas, usureros; pero sobre todo, con ningún profesional que viva de su salario, y mucho menos con un trabajador.

Absortos o moviendo las manos con siete anillos, dos relojes y una pulsera de Orula, frente a un desfile de modas donde apenas hay ropa que mostrar; encandilados por la luz de las pantallas gigantes que invitan a gozar a ritmo de hip-hop, moña, perreo, salsa, jau y otras sonoridades sanas o culturosas como el reguetón; los aristócratas del colchón y la rumbantela hacen fielmente cada noche su aporte a la sociedad revolucionaria, en CUC (moneda convertible).

Los que mueven “La Habana PMM” (Por un Mundo Mejor), como anuncian sistemáticamente las pantallas gigantes de La Cecilia, no saben, ni les interesa, quién fue la otra Cecilia -la Valdés; pero disfrutan cada noche en esta nueva Cecilia, que habita entre los árboles de la 5ta Avenida de Miramar.
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La Macumba en La Habana, Cuba, filmado en abril 2008