TORRES DE MARFIL
Torres de marfil
Por Alejandro Rios
La elite cultural cubana se insubordina en Europa a la sombra de los Campos Elíseos. Cual burgués gentilhombre, el trovador oficial, Silvio Rodríguez, no escatima la ira desde un café de París porque el gobierno de los Estados Unidos demoró su visa para asistir al cumpleaños de un viejo cantante norteamericano.
Invocó no se sabe cuántos de sus derechos violados en el e-mail que estaba supuesto a ser leído solamente por su hermana, quien funge como administradora de sus intereses en Cuba y luego se diera a conocer públicamente, según él, a solicitud de los organizadores de las festividades de Pete Seeger.
Una amnesia repentina lo hizo olvidar a cuántos de sus congéneres, nacidos en la isla, les está vedado el ingreso a su propio país. También relegó de su memoria la tarjeta blanca y el permiso de salida que requieren quienes desean ''abandonar'' o simplemente viajar fuera de la insoportable insularidad. Días después, hincado por una carta dada a conocer desde el exilio, aclaró que la eliminación de esos procedimientos haría de Cuba una mejor nación.
El actor Jorge Perugorría, por su parte, quien sí concurrió a un festival de cine en Nueva York, haciendo uso tal vez de su ciudadanía española, disertó sobre las virtudes del presidente Obama y de cuán esperanzados se sentían los cubanos con su gestión para terminar las desavenencias entre ambos países.
Un amigo llegado hace unas horas de Cuba me hace saber que esa es la nueva expectativa de cambios: un probable entendimiento entre el primer presidente negro de los Estados Unidos y los dos ancianos blancos que rigen el destino de millones de cubanos sin posibilidades de ver París o desandar las calles de la ciudad de los rascacielos.
Con raras salvedades, los representantes de este estamento cultural se mantienen silenciosos y gentiles en espera del próximo viaje o de la siguiente posibilidad de encontrar un patrocinio para la producción de sus obras.
( Fotomontaje de Guillermo Milán )
Según mi colega, casi todos apuestan a la instauración de una economía similar a la de China una vez que se levante el embargo, para tratar de despejar la indigencia de las calles porque ellos, de cierta manera, se han creado nichos de bienestar en sus cerrados hogares donde, me asegura, el consumo es comparable al de un país capitalista.
Claro que mientras llega ese momento ansiado, donde no serán más libres pero si algo más solventes, están muy al tanto de lo que acontece en Miami mediante programas humorísticos o de noticias que se transmiten por los canales de televisión locales y que son puntual y clandestinamente bajados por antenas ocultas, infructuosamente buscadas por la policía.
Los cautivos artistas de la isla se dan el lujo de ser sumamente críticos con la imagen y los conceptos que emiten esos canales de televisión. ''Miren en lo que ha caído fulanita para ganarse la vida.'' ''Cuánta vulgaridad.'' ''Qué falta de cultura.'' ''Qué mal gusto.'' Son las voces que circulan en La Habana desvencijada y reprimida donde nadie parece sintonizar la Mesa Redonda y el noticiero y toda la parafernalia kitsch del socialismo mal vestido, mediocre y miserable de la pequeña pantalla cubana, con aires de falso culteranismo, donde proyectos que han valido la pena terminan cercenados por el hacha de la policía política tan pródiga en atenciones a la televisión y demás manifestaciones de la cultura.
En lo que el pueblo desfila entusiasta el 1 de mayo y luego no tiene nada que almorzar, como apunta Pánfilo, el popular personaje que clama por comida en la internet; mientras un disidente es ignorado en prisión o en su huelga de hambre y otras mujeres que protestan en un pueblo distante de la isla son arrastradas y golpeadas por primitivos agentes del orden, los representantes de la cultura cubana, con contadas excepciones, degustan el té de la tarde arropados entre sedas y chinerías como Julián del Casal, en espera de tiempos mejores.
2 Comments:
Pudiera decir algo, o mucho, pero este miserable no merece que se le trate como si tuviera alguna importancia. Ya ni en Cuba ha de significar nada para nadie, salvo tres o cuatro gatos trasnochados. Por eso acude a esta payasadita, para que recuerden que todavía existe. Daría pena si no diera tanto asco.
Nítido retrato colectivo de la claque uneacista, Alejandro. Lo archivo. Sólo obviaste un pintoresco pero significativo detalle: los representa y dirige ese horro, vergonzante damo indigno criador de perritas pequinesas, cinco en total, que responde al nombre de Miguel Barnet ("Barniz", según Reinaldo Arenas).
El Abicú
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