UN FIDEL RECUPERADO COHERENTE EN SU DELIRIO O DELIRANTE EN SU COHERENCIA
Un Fidel recuperado coherente en su delirio o delirante en su coherencia...
¿Se invierte la secuencia biológica?
Por Jorge A. Pomar, Colonia
Cuando a algún orate aquejado de delirio de poder le da por creerse Napoleón Bonaparte en campaña, sólo existe un remedio para hacer que su mente extraviada retome el contacto con el entorno: nombrarlo emperador de Francia y mariscal de campo al frente de una Grande Armée de medio millón de hombres en plan de conquistar el mundo sobre la marcha. [Foto: Fidel durante una visita familiar en el Presidio Modelo de Isla de Pinos. El niño es su primogénito "Fidelito".]
En esa puesta en escena los chiflados sin remedio serían más bien esos embobados estudiantes de Derecho venezolanos y el Gorila Rojo, junto con sus clones sudamericanos. Lo son más que nadie los anfitriones de la Alta Nomenclatura. Sobre todo, lo es "nuestro pueblo" de a pie, que no tiene acceso a las enrevesadas elucubraciones del Abicú al respecto y desespera por ver llegar la hora de librarse de ese bufo del absurdo gótico mediante unas Magnas Exequias que, por el momento, no le cuadran ni atrás ni alante antes que el velorio presidencial.
Lo ya a todas luces incuestionable para tirios y troyanos: cada vez es más plausible que, por el bien de los más, acabe cumpliéndose el lúgubre pronóstico de mi Alter Ego sobre una probable inversión de la secuencia biológica entre el mayor y el menor de los Castro. Aquí --insisto-- el orden de los factores, o sea, de los funerales, altera el producto a favor de los "desafectos". A despecho del meticuloso trabajo de edición para extraer justo esos siete minutos de transmisión entre meses de desvarío, Fidel luce asombrosamente bien de salud dentro su extrema gravedad. Enhorabuena...
De hecho, lo veo mejor que nunca antes en sus tres años de convalecencia. En cuanto a la ocasión, los figurantes extranjeros y el abstruso tema, de nada sirve hacerse ilusiones: delirio en la coherencia o coherencia en el delirio, todos estamos cansados de saber cuánto privan al Máximo Líder los escenarios planetarios. Desde su extravagante infancia en el rústico feudo paterno de Birán, pasando por su breve y confortable cautiverio en el Presidio Modelo de Isla de Pinos, mora de sólito en el mundo de sus mitos y fantasías. La megalomanía es consustancial a su muy hispano complejo de inferioridad-superioridad.
Otrosí, consta de sobra que, a nivel insular, cada vez que está en juego el poder parcial o absoluto, hace infaliblemente gala de un agudo sentido de la realidad objetiva y el cálculo político digno del príncipe renacentista (ideal) ansiado por Maquiavelo. Mientras le quede un hálito de vida o, al menos, hasta que sesione el ahora indefinidamente aplazado Congreso del PCC, simultanea los cargos de Secretario General y Líder Espiritual. Hay que consultarle previamente todas las decisiones trascendentes (petición redundante de Raúl a la Asamblea General, puesto que en virtud de la Carta Magna vigente, él es su subalterno) de agenda y personal.
De lo cual da fe la ejemplarizante defenestración de Lage y Pérez Roque, truene fulminante incoado por una de sus reflexiones. Mientras el problema no conlleve la merma o pérdida total del monopolio del poder, ahí está Raúl para dar las malas noticias sobre ulteriores apretones de cinturón, decretar reformas a fin de perfeccionar el dislate socialista y ocuparse de los sinsabores cotidianos. Hasta que el día menos pensado nos desayunemos con el notición sobre el ingreso de urgencia en el CIMEQ o, mejor, la muerte súbita del...
...¡Menor de los Castro! Con lo cual el rol del Magno Paciente, sujeto a intermitentes apagones y relumbrones mentales, quedaría enteramente a merced de unos secuaces de la vieja guardia castrista carentes de carisma, energía vital y legitimidad. Eventualidad que no sería para nada de extrañar, habida cuenta de la probada fortaleza física del convaleciente Fidel, quitado de malos rumores y sobresaltos locales en su confortable papel de ayatolá supremo y asesor global.
Desde luego, inhumado Raúl, la gerontocracia en el poder igual podría optar por una sucesión a lo Corea del Norte. A saber, como en el 94 el vetusto generalato norcoreano a Kim Jong Il en sustitución del padre fallecido patriarca Kim Il Sung, sentar en la poltrona presidencial a uno de los retoños del Magno Paciente: por ejemplo, el primogénito de 57 años en la foto titular, a quien en su día tronara como ministro de Energía Nuclear. O bien, en su defecto a Antonio, el médico y manager extraoficial del equipo nacional de béisbol, si no al calavera de Alejandro...
En tal caso, comandantes de la Revolución y generales (tecnócratas, castrenses y represivos) ejercerían el poder a título colegial detrás del trono. Más o menos discretamente, según la debilidad o fortaleza de carácter del delfín elegido. A diferencia de Kim Il Sung, por alguna desconfianza paterna desconocida, ni siquiera en artículo de muerte Fidel ha designado delfín oficial entre su abundante y díscola prole de niños mimados y playboys...
Enroque precario que, hasta donde se sabe, los involucrados, ellos mismos en tuno para la capilla ardiente al pie del obelisco martiano en la Plaza de la Revolución, no dan muestras de contemplar un Plan B o C como solución de emergencia. Sin embargo, según mi truculento Alter Ego (se frota las manos), sería mucho más interesante.
Por lo que respecta a su personalidad, se sabe de buena tinta que flaqueó ante la policía batistiana y volvió a cojear manifiestamente de la misma pata durante el juicio al general Arnaldo Ochoa y sus compañeros de la Causa No. 1 del 89. Tras su enésima profesión de fe anticapitalista el pasado 26 de julio, hasta los dialogueros más recalcitrantes de La Habana, Miami y Madrid han perdido fe en el "pollo viejo" de sus cacareadas reformas.
Desde luego, tampoco es que la decepción nos mueva a derramar lágrimas de cocodrilo si por ventura Dios, el Diablo o Natura alteran nuestro común vaticinio desiderativo. Conque, paciencia que la Parca, igualitarista y voluble como para ella sola, no deja a nadie para semilla en este Valle de Lágrimas. Por ende, pronto se verá a cuál de los dos siega primero con su implacable guadaña.
Tal como pinta el dado de un tiempo a esta parte, con el pato cojo de Obama en la Casa Blanca y el azar repartiéndole los chispazos de lucidez a la oposición por la libreta de abastecimiento (después de la purga raulista de las llamadas "gratuidades indebidas"), mucho ha de depender nuestro futuro inmediato de la frecuencia con que esa veleidosa mensajera del reino de las tinieblas.entre a saco en los predios geriátricos del Palacio de la Revolución...
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