VEINTICUATRO REOS DE LA PRIMAVERA NEGRA DEL 2003 APOYAN EL CONCIERTO DE JUANES, PAZ SIN FRONTERAS
Veinticuatro reos de la Primavera Negra del 2003...
...¡¡¡apoyan el concierto "Paz sin Fronteras"!!!
Por Jorge A. Pomar
Colonia
¡Amén! Por si faltara algún mantra al chantaje de nuestra disidencia progre y moderada para relegar implícitamente al infierno a cualquier opositor discordante, los firmantes alegan que "...a pesar de las largas condenas, vejaciones y los sufrimientos infligidos injustamente, nuestros corazones no albergan resentimientos hacia quienes nos reprimen con crueldad".
Nada, que nuestros crucificados vocacionales padecen de un mal incurable: "Corazón más grande que la cavidad", habría diagnosticado el ingenuo Liborio (caricatura republicana del cubano de a pie) en los semanarios Bohemia o Carteles antes del fatídico enero del 59. Ahora sólo falta que la víspera del concierto la Seguridad del Estado mande un "camello" motorizado a recogerlos en sus respectivas ergástulas, o a domicilio en el caso de los eternamente agradecidos (a los malagredecidos no les entró la letra castrista con el rigor de los barrotes) beneficiarios de "licencias extrapenales" a todo lo largo y ancho de la Isla.
Luego, a la hora precisa, justo antes de empezar el controvertido evento, los sentarían en primera fila entre un mar de ondulantes banderitas de papel a aplaudir las cursilerías vocales de Juanes al pie de la misma Plaza de la Revolución donde tantas veces han sido denigrados urbe y orbe como la hez de la cubanidad.
Una mentira del tamaño del obelisco martiano en la antigua Plaza Cívica batistiana. Hiede a premura y chapuza. Por boca, entre otros reos de conciencia de aquella Primavera Negra del 2003, de Martha Beatriz Roque Cabello nos enteramos ibídem de que no hubo sólo falta de tiempo sino sobre todo desacuerdos radicales: "El tema de ese concierto no debe ser la paz, sino la libertad que todos necesitamos, y es también un contrasentido realizarlo en la Plaza de la Revolución, un lugar que ha sido escenario por excelencia del hostigamiento y las peores noticias para el pueblo cubano''.
Lo más probable es que, dando por sentado un rotundo rechazo, Espinosa Chepe no se haya arriesgado a consultar a Marta Beatriz, bajo libertad condicional. Pero consta desde Miami por boca de Blanca González que su hijo Normando Hernández, quien purga sanción de 25 años en el penal camagüeyano de Kilo 7, se negó de plano a firmar alegando lo siguiente: "No habrá acercamiento ni reconciliación posibles para el pueblo cubano mientras ese gobierno esté en el poder. Mi hijo no aprueba esa carta, porque el pueblo cubano está de luto y no hay nada que celebrar''.
Palabras santas las de esa pobre madre exiliada y su hijo, que en aras de la coherencia ética renuncia de antemano a posibles beneficios carcelarios. Según diversos diarios, significativamente la misiva fue dada a conocer a las agencias por Miriam Leiva, ex Dama de Blanco (desertó en agosto de 2008 para dedicarse al periodismo) y esposa de Espinosa Chepe. "Juanes recibe apoyo de presos políticos", titula El País colombiano. "Presos políticos apoyan el concierto de Juanes y Bosé en La Habana", anuncia el ABC español...
¿Quién, si no la oposición en primer lugar, ha dado cancha mediática al trovador más picúo de Colombia? ¿Acaso no es incomparablemente más alarmante que --agárrense fuerte-- Amnistía Internacional y el presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, el cura sandinista Miguel D'Escoto, acaben de suscribirse a la campaña oficial por la liberación de los "Cinco Prisioneros del Imperio", equiparando a esos vulgares sicofantes (léase "chivatos") con los 75 condenados de la Primavera Negra del 2003? Sin embargo, la reacción opositora, si es que la hay, pasa en sordina, cual si se tratase de más de lo mismo...
En cambio, montamos un berrinche monumental al mero anuncio de la actuación de un mercanchifle de la mal llamada (en puridad, desde el principio siempre fue de aquiescencia, o sea, a favor de la antítesis checa del "socialismo con rosto humano") canción de protesta en La Habana. En fin, visto el caso y comprobado el hecho, paradójicamente la primera baja sensible sobre la alfombra roja oficial tendida al cantautor Juanes para que cante al amor, la paz y la reconciliación en la Plaza de la Revolución es precisamente la unidad del movimiento opositor. Dentro y fuera de las rejas. Por obra y gracia de nuestra inefable "disidencia moderada", particularmente susceptible a la labor de zapa de la policía secreta debido a sus notorias afinidades ideológicas con el castrismo.
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