jueves, septiembre 03, 2009

VEINTICUATRO REOS DE LA PRIMAVERA NEGRA DEL 2003 APOYAN EL CONCIERTO DE JUANES, PAZ SIN FRONTERAS


Veinticuatro reos de la Primavera Negra del 2003...

...¡¡¡apoyan el concierto "Paz sin Fronteras"!!!

Por Jorge A. Pomar
Colonia


No por gusto, como quien quiere y no quiere la cosa, los redactores de Encuentro en la Red (EER) dan a conocer la sensación del día en un discreto segundo plano. Como de costumbre, se abstienen de hacer comentarios. Nos enteramos del qué y del quiénes sí, pero no del quiénes no y sus porqués. Ni del cómo, cuándo, dónde, a instancias de quién, etc. [Parábola de los ciegos, 1558, óleo sobre tabla de Pieter Brueghel, el Viejo. Pinche para ver el cuadro al detalle.]

Extractos de la carta de marras (pinche sobre el cintillo correspondiente en este artículo del Nuevo Herald para leer el texto íntegro): ...Estamos conscientes de que este concierto es sólo un paso en nuestro objetivo de reconstruir la Patria, y nos duele que no puedan participar más artistas residentes en Cuba y en el exilio. Somos un solo pueblo. Sin embargo, por este camino se impondrá la racionalidad y en fecha no lejana podremos disfrutar juntos de la cultura y tradiciones nacionales... Es el momento de mirar hacia el porvenir, con la vista en nuestra imperecedera condición de cubanos. Las nuevas generaciones reclaman de nosotros responsabilidad y la reconstrucción de una "Cuba con todos y para el bien de todos".

¡Amén! Por si faltara algún mantra al chantaje de nuestra disidencia progre y moderada para relegar implícitamente al infierno a cualquier opositor discordante, los firmantes alegan que "...a pesar de las largas condenas, vejaciones y los sufrimientos infligidos injustamente, nuestros corazones no albergan resentimientos hacia quienes nos reprimen con crueldad".

Nada, que nuestros crucificados vocacionales padecen de un mal incurable: "Corazón más grande que la cavidad", habría diagnosticado el ingenuo Liborio (caricatura republicana del cubano de a pie) en los semanarios Bohemia o Carteles antes del fatídico enero del 59. Ahora sólo falta que la víspera del concierto la Seguridad del Estado mande un "camello" motorizado a recogerlos en sus respectivas ergástulas, o a domicilio en el caso de los eternamente agradecidos (a los malagredecidos no les entró la letra castrista con el rigor de los barrotes) beneficiarios de "licencias extrapenales" a todo lo largo y ancho de la Isla.

Luego, a la hora precisa, justo antes de empezar el controvertido evento, los sentarían en primera fila entre un mar de ondulantes banderitas de papel a aplaudir las cursilerías vocales de Juanes al pie de la misma Plaza de la Revolución donde tantas veces han sido denigrados urbe y orbe como la hez de la cubanidad.

Todo esto a la vera de la gerontocracia castrista, encabezada por el presidente o sus amanuenses culturales, ministro Abel Prieto incluido. Tampoco faltarán altos clérigos católicos, protestantes y yorubas, ni los infalibles dialogueros de la Isla y la Diáspora. Para regocijo de los partidarios de la unión de "las dos orillas de la cultura cubana", el grotesco espectáculo pasaría sin duda a la historia oficial como una misa por la "paz social" y la "reconciliación nacional" más ecuménica que la oficiada en ese mismo ágora castrista por el papa Juan Pablo II en 1998. ¡Aleluya!

Cabe deducir que los 51 prisioneros de conciencia o licenciados extrapenales cuyos nombres no figuran al pie de la proclama también fueron debidamente consultados y se negaron a rubricarlo. EER no nos lo aclara, pero El Nuevo Herald sí. Como era de esperar, la iniciativa partió del académico Oscar Espinosa Chepe (foto de arriba), secundado por los demás licenciados extrapenales firmantes, cuya postura apaciguadora es de sobra conocida. "Este ha sido un trabajo colectivo y aún abierto a la inclusión de otras firmas, porque hay muchos compañeros presos con los que no hemos podido hablar todavía", afirma el economista disidente, no por gusto postulado al Nobel de la Paz, que exige de los candidatos un impecable pedigrí retroprogre como requisito sin el cual no.

Una mentira del tamaño del obelisco martiano en la antigua Plaza Cívica batistiana. Hiede a premura y chapuza. Por boca, entre otros reos de conciencia de aquella Primavera Negra del 2003, de Martha Beatriz Roque Cabello nos enteramos ibídem de que no hubo sólo falta de tiempo sino sobre todo desacuerdos radicales: "El tema de ese concierto no debe ser la paz, sino la libertad que todos necesitamos, y es también un contrasentido realizarlo en la Plaza de la Revolución, un lugar que ha sido escenario por excelencia del hostigamiento y las peores noticias para el pueblo cubano''.

Lo más probable es que, dando por sentado un rotundo rechazo, Espinosa Chepe no se haya arriesgado a consultar a Marta Beatriz, bajo libertad condicional. Pero consta desde Miami por boca de Blanca González que su hijo Normando Hernández, quien purga sanción de 25 años en el penal camagüeyano de Kilo 7, se negó de plano a firmar alegando lo siguiente: "No habrá acercamiento ni reconciliación posibles para el pueblo cubano mientras ese gobierno esté en el poder. Mi hijo no aprueba esa carta, porque el pueblo cubano está de luto y no hay nada que celebrar''.

Palabras santas las de esa pobre madre exiliada y su hijo, que en aras de la coherencia ética renuncia de antemano a posibles beneficios carcelarios. Según diversos diarios, significativamente la misiva fue dada a conocer a las agencias por Miriam Leiva, ex Dama de Blanco (desertó en agosto de 2008 para dedicarse al periodismo) y esposa de Espinosa Chepe. "Juanes recibe apoyo de presos políticos", titula El País colombiano. "Presos políticos apoyan el concierto de Juanes y Bosé en La Habana", anuncia el ABC español...

¿Quién, si no la oposición en primer lugar, ha dado cancha mediática al trovador más picúo de Colombia? ¿Acaso no es incomparablemente más alarmante que --agárrense fuerte-- Amnistía Internacional y el presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, el cura sandinista Miguel D'Escoto, acaben de suscribirse a la campaña oficial por la liberación de los "Cinco Prisioneros del Imperio", equiparando a esos vulgares sicofantes (léase "chivatos") con los 75 condenados de la Primavera Negra del 2003? Sin embargo, la reacción opositora, si es que la hay, pasa en sordina, cual si se tratase de más de lo mismo...

En cambio, montamos un berrinche monumental al mero anuncio de la actuación de un mercanchifle de la mal llamada (en puridad, desde el principio siempre fue de aquiescencia, o sea, a favor de la antítesis checa del "socialismo con rosto humano") canción de protesta en La Habana. En fin, visto el caso y comprobado el hecho, paradójicamente la primera baja sensible sobre la alfombra roja oficial tendida al cantautor Juanes para que cante al amor, la paz y la reconciliación en la Plaza de la Revolución es precisamente la unidad del movimiento opositor. Dentro y fuera de las rejas. Por obra y gracia de nuestra inefable "disidencia moderada", particularmente susceptible a la labor de zapa de la policía secreta debido a sus notorias afinidades ideológicas con el castrismo.

Por lo demás, la susodicha paradoja es apenas cuestión de apariencias. Salvo por el refuerzo de la escisión (seguirán los usuales bretes intestinos), nada novedoso o digno de nota. Sea como fuere, la derrota septembrina está programada. El Gran Culpable en este nuevo melodrama elianesco, no huelga insistir, tampoco son el villano Juanes y sus secuaces de la farándula trovadoresca criolla y foránea.

Fazit: Como ocurre en el bando gubernamental, en última instancia la culpa mayúscula habría que achacársela a la ausencia de sentido crítico y autocrítico, al afán de protagonismos vicarios, a la falta de cultura del debate también en el bando opositor, donde parece haberse impuesto el ucase encuentroso del "no hagan olas". De ahí la sospechosa asepsia informativa del redactor jefe de EER al reproducir la noticia. Única ganancia posible para nuestra embromada oposición: tal vez este enésimo anillo del crótalo diversionista le abra los ojos a más de un honesto disidente ciego que no ve y/o quiere ver de qué va nuestro jodido asunto. A saber, según el ahora tapiado Pánfilo, escencialmente de "jama" (comida) y derecho al pataleo...