BARACUTEY CUBANO

Por Miguel Saludes

MIAMI, Florida, abril, www.cubanet.org -En mayo del pasado año un gran amigo, recientemente desaparecido, le escribió una carta abierta al cantautor Silvio Rodríguez. Adrián Leiva, exiliado en Miami y no en República Dominicana donde apareció publicada la misiva, estimulaba la capacidad creadora del artista pidiéndole una canción por la familia cubana desunida. Le pedía más. Proponía que la interpretara en un concierto donde estuvieran otros cantantes comprometidos con las exigencias del buen arte y la denuncia de los males que pesan sobre la humanidad. Ana Belén, Víctor Manuel o Juan Manuel Serrat eran algunos de los mencionados en la carta de Adrián.

La respuesta de Silvio se produjo casi de inmediato en el mismo periódico dominicano. Tal vez la prontitud se debió a la creencia de que el exiliado residía en la isla dominicana. Pocos meses después se materializó la idea de aquel Concierto por la Paz, encabezado por Juanes, Miguel Bosé y Olga Tañón, donde se cantó por la unión de la familia cubana. Adrián estaba feliz. Veía de alguna manera su influencia en aquel proyecto, que al menos logró atraer los ojos del mundo hacia el caimán antillano.

Realmente no era ese el tipo de actos que interesaba a los rectores ideológicos de Cuba, quienes prefieren los eventos donde las palabras diálogo, amor o reconciliación, son sustituidas por consignas encendidas de odio, cargadas de desinformación y proclives al servilismo. Los celebrados recientemente en Cuba para reafirmar el atrincheramiento del gobierno cubano ante reclamos internacionales, evidenciaron la manera en que el castrismo maneja el campo de la cultura en su beneficio.

Los que participan de estos espectáculos manifiestan su apoyo al sistema de manera amena. Un joven entrevistado por la prensa cubana aseguró que fue a bailar y de esa manera manifestar su apoyo a la Revolución. El muchachito solo tenía una inquietud, y la expresó a nombre de todos sus compatriotas. El solamente quiere que lo dejen tranquilo de una vez. Aunque no se refirió directamente a esos inoportunos que ponen en peligro esa vida feliz de pachangas controladas, era evidente que se trataba del imperialismo yanqui y sus amigos europeos, los nuevos enemigos a satanizar en el feudo castrista.

Si no fuera por la tragedia que se esconde tras esta burda manipulación mediática, el caso movería a la risa. Mucho menos alegre resulta escuchar la opinión de aquellos que se prestan al juego diversionista totalitario. Veamos los mejores ejemplos. Augusto Enríquez, un popular cantante de la isla, lamenta que el mundo de los grandes medios de prensa se detenga a señalar las manchas y prefiera obviar lo que considera luces del sistema. Según su criterio sobre democracia, esa ya existe en Cuba, y se verifica en la participación entusiástica de los que van a los actos dirigidos por el gobierno.

Paulo FG, ¿no era Pablito? Toma la palabra en nombre de todos los cubanos para decir que ellos quieren hacer las cosas “a su modo”. No se puede permitir que otros vayan a decirles como resolver los problemas. Lo contrario, dice, sería ingerencismo. ¿No es eso lo que hacen los miles de mentores gubernamentales en la Venezuela chavista? Pero Paulo, o Pablito, dice que todo lo que se dice por ahí sobre Cuba, son puras mentiras, producidas por la prensa hegemónica internacional. No obstante lamenta el fallecimiento de ese preso, al que coloca sin inmutarse el apelativo de común, del que no dice su nombre.

Eduardo Sosa, otro de los repetidores ilustres, manifestó que el concierto era uno de esos donde la participación de los artistas se hace obligatoria. Hasta Martí es incluido en este compromiso ineludible, donde es forzoso participar. ¿Conocerá este trovador el sentimiento humanista del Apóstol y en consecuencia cual sería su postura ante lo que está ocurriendo en Cuba?

La pincelada de Silvio, fue ligera en comparación con la de sus colegas. Se limitó a leer una declaración. Pero horas antes había hablado de revisiones necesarias y hasta llegó a mantener un magnífico contrapunteo mediático con Carlos Alberto Montaner. En otra aparición aparece defendiendo la existencia de una gerontocracia en el poder, comparando la caterva de viejos intolerantes castrista con aquellos consejos de ancianos sabios, reserva moral de ciertos pueblos.

Para el autor de Ojalá los cubanos tenemos un destino kármico que linda en la tragedia. Estamos condenados a los mítines de repudio. Dice no estar de acuerdo con ellos, pero justifica que en Miami también ocurren. En la lógica del compositor las Damas de Blanco tiene derecho a protestar por la prisión que sufren sus familiares, pero si reciben ayuda necesaria, entonces se convierten en agentes de otros gobiernos. De nuevo la maquinaria desinformativa de la campaña mediática cubana funciona impecablemente, con el concurso de estos intelectuales y artistas que prestan triste servicio de la dictadura.

En cuanto a aquel cubano que le escribió a Silvio y se regocijó con el privilegio de su contesta, no pudo ver estos conciertos. Días antes Adrián perdió la vida en circunstancias aún por esclarecer, cuando intentaba lograr lo que ese gobierno quiso impedirle: el regreso a su país. De haber tenido vida no dudo que estaría escribiéndote una de sus cartas abiertas para expresar su criterio ante estos hechos.