BARACUTEY CUBANO

Por Luife Galeano


Este lunes en Bruselas, el Sr. Moratinos va a brindar a sus colegas cancilleres europeos una descomunal apología del castrismo. En ella les explicará la operación que desarrolla para deportar a las personas que molestan e incomodan al dictador de las Antillas basándose en que las excarcelaciones son un paso firme hacia la democracia y que, por tanto, el mantenimiento de la Posición Común es innecesario. Con tan lamentable monserga, el canciller —¿español o cubano?— espera que los países reticentes de la UE cambien de opinión sobre Cuba y den un voto favorable al desmantelamiento de dicha política.

Se juegan mucho Moratinos y Cuba en este envite. Un cambio favorable hacia la tesis del canciller le daría, no sólo un nuevo aire al capitidisminuido Zapatero en España sino que le permitiría a Cuba financiarse con dinero fresco y preservarse en el terror otros cincuenta años más por lo menos. Asimismo, me temo que nuestro ínclito agente del terror proponga que, si todos los cancilleres estuviesen de acuerdo, no habría necesidad de esperar más tiempo y ya podrían empezar a darse una serie de pasos importantes a la espera de ratificar el desmantelamiento formal en septiembre.

Es conveniente, por tanto, repasar los conceptos que emanan de la Posición Común con el fin de no perder de vista qué es, en realidad, lo que dice la política y demostrar que el ministro español lo que hace es tergiversar los términos en aras de una resolución favorable a la dictadura. Y digo que es conveniente porque, tanto el ministro como una serie de funcionarios proclives al levantamiento, nos quieren tupir la cachimba redefiniendo lo que es la susodicha Posición de manera que se acople a sus intenciones y aprovechar la confusión para lanzar una ofensiva en toda regla.

En primer lugar, la Posición Común de 2 de diciembre de 1996 definida por el Consejo establece que “el objeto de la UE en sus relaciones con Cuba es favorecer un proceso de transición hacia una democracia pluralista y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales, así como una recuperación y mejora sostenibles del nivel de vida del pueblo cubano”.

En efecto, se habla, no de una democracia teórica, sino pluralista. Es decir, una democracia en la que participen todas las tendencias e ideologías representadas por asociaciones y partidos políticos libres e independientes. Liberar presos a cuentagotas deportándolos a España no es establecer una democracia pluralista.

Se habla también del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. En Cuba se somete a las personas a torturas y a penas crueles y degradantes, las personas son desterradas, carecen del derecho a la libre circulación y a elegir su residencia, están limitados para salir del país si ese es su deseo, no existe la propiedad privada, ni la libertad de opinión, expresión y pensamiento ni, por supuesto, de reunión. Liberar presos a cuentagotas deportándolos a España tampoco garantiza lo estipulado en el cumplimiento de los derechos humanos y libertades fundamentales.

Asimismo, la recuperación y mejora sostenible del nivel de vida del pueblo cubano no se cumple ya que, por citar un solo ejemplo, toda la contratación de empleomanía nacional en empresas extranjeras se realiza a través de una agencia estatal que negocia con inversores extranjeros, entre otras cosas, los sueldos de dichos empleados que, además cobra en su nombre y liquida, en pesos cubanos —veintiséis veces menor al remunerado por el empresario— y por una cantidad que no concuerda con el salario estipulado entre las partes. Además de contravenir lo mencionado en esta posición, dicha actuación contraviene lo refrendado por la OIT y, quiero resaltar, los empresarios españoles son cómplices de dichas prácticas infames e injustas. Por eso, me reitero en que liberar presos a cuentagotas deportándolos a España tampoco consigue que el nivel de vida de los cubanos se recupere y sostenga en el tiempo.

En segundo lugar, no obstante lo anterior, la “UE reconoce el intento de apertura económica emprendido en Cuba hasta el momento […] mantiene su firme deseo de ser socio de Cuba en la apertura progresiva e irreversible de la economía cubana. […] una plena cooperación con Cuba dependerá de las mejoras en el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Sin embargo, el canciller cubano Bruno Rodríguez insiste en que la Posición Común es “injerencista y obsoleta” y Moratinos le ríe las gracias diciendo que la Posición no se sostiene.

Todo proceso negociador implica un quid pro quo en su desenvolvimiento. Por mucho que Cuba lo desee nadie puede otorgarle todas sus aspiraciones a cambio de nada. Es más, la propia Cuba es incapaz de otorgar nada a cambio de la derogación. Liberar presos a cuentagotas deportándolos a España no es el intercambio soñado. No es una medida de apertura económica sino quitarse un problema de encima como ya hizo por Camarioca y por El Mariel y en tantas otras ocasiones que ha deportado a ciudadanos cubanos a diestro y siniestro.

En tercer lugar, y como colofón, a fin de facilitar un cambio pacífico la UE propone “intensificar el diálogo con las autoridades cubanas y con todos los sectores de la sociedad…”. Es público y notorio que el Sr. Moratinos se ha acochinado en tablas en sus viajes a Cuba y jamás ha mantenido un diálogo con todos los sectores de la sociedad. Es más, los ha despreciado de forma descarada y vil.

También propone “alentar la reforma de la legislación nacional en lo referente a los derechos políticos y cívicos…”. Liberar presos a cuentagotas deportándolos a España no es establecer una reforma de los derechos políticos y cívicos ya que éstos, entre otras cosas, salen con licencia extrapenal, no libres. Asimismo, excarcelan sólo a cincuenta y dos y no a todos como establece la Posición Común.

Y, abreviando, establece estar dispuesta prestar ayuda humanitaria, cooperación económica y a evaluar la evolución de la política interior y exterior según las mismas normas que aplica a otros países. Por descontado que, liberar presos a cuentagotas deportándolos a España no supone de por sí ni una ayuda humanitaria ni dice mucho de la evolución política del país.

Por tanto, que no nos quiera engañar el ministro Moratinos. Esa es la Posición Común, no es otra cosa. Es decir, Moratinos, y por ende el gobierno español, quiere derogar el documento que garantiza una transición a la Democracia y a la Libertad. ¿Por qué? Ellos sabrán. Pero ni se han producido cambios ni se esperan. Eso sí, nos enviarán una retahíla de presos políticos como lo han hecho en anteriores ocasiones en las que jamás han modificado su posición con respecto a los DDHH y las libertades. Por eso, no se justifica un cambio en la Posición Común que, en definitiva y como vemos, es la más común y razonable posición a adoptar frente a los dictadores.

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