Aquellos en quien nadie cree
Por Juan Gonzalez Febles
Lawton, La Habana, 20 de enero de 2011, (PD) La telenovela de factura nacional que se exhibe desde el canal Cubavisión, cuenta entre sus personajes protagónicos a un minusválido que se dedica a la artesanía. Este personaje tiene una computadora de mesa en su casa, conectada ¡legalmente! a Internet. Otro personaje, pintor y negro por añadidura, también posee computadora y está conectado a la red. Sólo en Cubavisión se da esta maravilla.
En otra de sus entregas, en esta oportunidad del Noticiero Nacional de Televisión, (NTV) la papa y una variedad muy aceptable de vegetales, desbordan la pantalla con sus sobrecumplimientos en cosechas munificentes. Campesinos y otros no tan campesinos que respondieron a la convocatoria del partido único del viejo gobierno y trabajan tierras entregadas por un plazo de diez años, en que no pueden construir sus viviendas, se muestran complacidos y entusiastas por habérseles permitido obedecer y seguir la consigna.
En la calle todo es diferente. Nadie sabe de minusválidos o no con conexión a la red autorizada y legal. Tampoco se tiene referencias de campesinos arrendatarios felices. La televisión oficial de Cuba, la prensa oficial y en definitiva, todo lo que lleva adicionado el término oficial, entra en el reino selecto que integran, aquello y aquellos en los que nadie cree.
Comer vegetales con regularidad es un lujo que pocos pueden darse en Cuba. Como los frijoles, escasean y han encarecido demencialmente, también se precarizó comer arroz y frijoles. Cuando el hombre de a pie los consigue, entonces debe consumirlos con una sazón que a fuer de insípida, los convierte en un castigo doble.
La carne de res y la leche fresca, fueron desaparecidas de la mesa del cubano. En el caso de la carne de res, saltó de las mesas en los hogares cubanos hasta los folios judiciales y policiales, que en Cuba son casi lo mismo. La riñonada, la palomilla, el picadillo de res puro y duro, sólo existen en la mesa de los generales y los figurones del partido único o en las carpetas de las estaciones de policía. Aclaro que como delito y no en condición de menú.
El gobierno, desde los medios oficiales argumenta que si se puede. Afirman que lo que altnunca lograron o nunca quisieron resolver en más de cinco décadas de administración caótica, lo resolverán en los próximos cinco años. Cierto que nadie les cree. Ni ellos mismos llegan a creer una parte ínfima de su discurso, pero ahí están.
Uno de los últimos disparates o las últimas perfidias, consiste en privar al pueblo cubano de los adelantos que dan su razón de ser a la medicina moderna. Como brujos o hechiceros medievales, los médicos cubanos deberán confiar en su clarividencia y su habilidad para diagnosticar, basados en la falible percepción humana. El gobierno quiere ahorrar reactivos y pruebas que conlleven equipos médicos sofisticados. Estos quedan sólo para los hospitalitos y las clínicas segregadas para la nomenklatura y los extranjeros que lo paguen muy duro en moneda dura. En fin, para ellos y nada más.
Los vividores de las charreteras y la comparsa burocrática, esos en quien nadie cree, están convencidos de que ‘si se puede’. Repiten que se puede continuar con un millón y más de desempleados, con presos políticos y sin transición a la democracia. Afortunadamente, lo único que hace falta hoy día es salir a las calles y escuchar atentamente. Están solos y lo saben. Andan atados a la aprensión y el peligro que representa ser el grupúsculo gobernante minoritario en que nadie cree y al que algunos en silencio y algunos no, todos detestamos.
juanchogonzal@gmail.com
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