"Si se produce el cambio en Cuba, los dos Castro huyen"
infobae.com
Martes, 4 de enero de 2011
El hombre de 92 años se asoma a la puerta de su casa de Miami. No parece un ex comandante de la Revolución Cubana. Tampoco se le nota que sale armado -un viejo hábito. Quizá al rato, cuando la mirada se le pierde porque busca una palabra elusiva, los ojos transparentes lo delatan. Son los mismos luceros perdidos entre la mata de pelo enredado, la gorra oscura con visera, la barba característica de los guerrilleros cubanos en la vieja foto de 1959, sentado de uniforme en el living de una casa muy bien decorada, junto a su mujer y sus cuatro hijos pequeños, disonante como un dinosaurio en la ópera.
Es el mismo comandante de la famosa foto del 8 de enero de 1959 (ver galería adjunta), que lo muestra entrando en La Habana junto a Fidel Castro y Camilo Cienfuegos.
"Después podemos pasar a la oficina, aquí al lado", dice Huber Matos. La construcción anexa a la casa -puertas metálicas grises, mapas de Cuba, un estudio de radio: una evocación involuntaria de la guerra fría- es la sede de Cuba Independiente y Democrática (CID), la agrupación que Matos fundó al salir de la cárcel. Así como la casa tiene un paredón de concreto y él prefiere salir armado, el gobierno cubano, como habitualmente lo hace con todos los disidentes, lo ha acusado de actividades políticas ilegales.
Es improbable que el CID cumpla función alguna en el porvenir inmediato de los cubanos. "Estoy muy viejo ya", dice Matos. "La nueva república necesita gente joven, fuerte, con salud, que tenga ideas más frescas acerca del mundo de nuestros días".
Hace rato que Huber Matos no es un barbudo. Cayó preso, acusado de traición y sedición, el mismo año 1959 cuando Cienfuegos y su avioneta se esfumaron en un accidente que muchos anticastristas no creen tal. En 1979 Matos salió de la cárcel por cumplimiento de su condena y luego de tres huelgas de hambre.
Contó esa historia, de lucha y revolución, de ruptura y agravio, en sus memorias Cómo llegó la noche (ver nota relacionada).
Las andanadas contra los Castro que se leen en el libro vuelven a sonar ahora en el diálogo con Matos:
"Fidel es un maestro en el arte de engañar a la gente, de presentarse como un sujeto idealista. Es un ambicioso, un ególatra de mentalidad gansteril, muy inteligente y muy capaz para presentar las cosas como él quiere que se las vea y no como son. Si le hubiera dado por ir para Hollywood habría calificado como el más notorio de todos los artistas de cine. Pero nos tocó a los cubanos tenerlo de político. Y el golpe de Estado de Fulgencio Batista le abrió el escenario" (ver nota relacionada).
Los dislates de Fidel Castro
"En estos días he estado dándole cabeza a un problema", se desvía Matos. "Fidel ha dicho cosas disparatadas. Dijo, por ejemplo, que antes que terminara el campeonato de fútbol mundial en Sudáfrica habría una confrontación nuclear. Una estupidez en un líder súper-inteligente como él. Después insistió con otras sandeces, hizo otros anuncios catastróficos. He pensado que es probable que Fidel diga estas cosas para que lo vean como un individuo fuera de la realidad."
¿Para qué?
Para justificar la huida en el momento en que llegue. Porque ellos huyen. Si en el próximo año se produce el cambio en Cuba, porque el pueblo termine de perder el miedo o porque ocurra algo en lo que no hemos pensado, los dos Castro huyen. Se van para Vietnam o para China o para Rusia. Tienen muchos millones: han desfalcado a la nación cubana pero han acumulado dinero. Fidel es arrogante: no cabe que salga escapando. Pero si está medio bobo y dice disparates, se puede argumentar que lo montaron en el avión.
¿Y el presidente del Consejo de Estado, Raúl Castro, que no da esa clase de señales?
Raúl es cobardón, Raúl huye. Fidel es cobarde pero también es audaz: sabe hasta dónde se puede guapear. Creo que se está haciendo el bobo como antecedente. Hace unos cuantos años dijo: "No se puede hacer concesiones desde el poder". Y sin embargo se están haciendo concesiones: se está liberalizando la economía y Fidel no protesta por eso. Tiene el derecho del veto, pero está dejando que se liberalice el campo económico como si no contara, como si la dirigencia del castrismo funcionase nada más con el pensamiento y la voluntad de Raúl.
¿Cree que las reformas son el camino a cambios políticos escalonados?
Hay dos factores que están en contra de esa posibilidad. Por un lado, el grado de quiebra económica y social: estamos ante un edificio lleno de carcoma, en pie pero todo taladrado por parásitos, que no se puede sostener mucho tiempo más. Por otro lado, la condición de apasionado que tiene el cubano.
La pasión, la intransigencia, la violencia
¿Eso significa que vislumbra violencia en el porvenir?
Hace como dos años y medio fui con otros cubanos a Hungría. Unos líderes, poco viejitos ya -bueno, no eran mayores que yo-, que participaron de la Comisión de Transición, nos contaron su experiencia. "Queremos recomendarles", dijeron, "que asuman una posición lo más flexible posible. Nosotros éramos dirigentes del Partido Comunista, advertimos que había que ir al cambio y buscamos la manera de hacerlo sin que hubiese violencia o intervención extranjera. Si en Cuba hay alguien que hable, en conversación secreta o discreta, con líderes comunistas, acéptenlas. No se planteen que hay que destruir un edificio hasta los cimientos".
¿Supone que la oposición y el exilio intransigente aceptarían algo así?
Hay mucha gente que aunque ha estudiado una carrera universitaria no ha asimilado que la marcha de la historia presenta procesos muy diversos. El quehacer humano tiene muchas posibilidades, pero todo depende de la actitud transigente, inteligente o realista de quienes dirigen. Los cubanos tenemos la tendencia de aplaudir al fogoso, al que más enardece a la multitud, y eso no es conveniente para los pueblos. Hace falta pasión en un momento dado; pero hace falta también sentido común para percibir la realidad en su transparencia exacta. Hay gente en Cuba inteligente, previsora, capaz para no desencadenar una nueva Revolución Francesa...
¿A quiénes nombraría?
Uno corre el riesgo de equivocarse, pero por ejemplo, si Marta Beatriz Roque, Félix Bonne Carcassés, René Gómez Manzano y Vladimiro Roca, aquellos Cuatro de La Habana que hicieron el documento La patria es de todos, participaran de alguna manera en el proceso, ya tendríamos un elemento serio. Y creo que inevitablemente hay que contar con algunos personajes del gobierno, del aparato militar y del Ministerio del Interior: ellos juegan un papel importante para mantener a los Castro en el poder. Si se vieran en la necesidad de entrar en trato con la oposición, lo harían. Con los Castro es más difícil, pero si se lograra que tuvieran que largarse del país...
¿No piensa, como tantos exiliados, que mientras Fidel Castro viva ningún cambio es posible?
Yo no creo que tenga que morir Fidel, no, no. Cuba es hoy un polvorín. Algo va a ocurrir. Puede ser que demore seis meses, ocho meses, un año... pero no demasiado más. La situación económica está muy mal y el despido de mucha gente puede crear una bola de nieve. No es solamente que despidan unas cuantas personas a la calle. No hay comida, no hay transporte, la electricidad está racionada, faltan cosas indispensables para una vida decente. Pero hay que evitar a toda costa el baño de sangre, porque sería dañar más a la familia cubana, crear más odios y más divisiones. Ya tenemos un largo medio siglo de cosas terribles. Son miles y miles las familias que tienen luto.
De la Revolución a la cárcel
¿Nada rescatable encuentra en medio siglo de una revolución que usted apoyó al comienzo?
Puede haber alguna cosa buena. El porcentaje de la población que pudo estudiar es mayor ahora que antes. Pero fue una manipulación, para aprovecharlos. Ha quedado pendiente el compromiso de alcanzar las metas que la Revolución prometió. Fidel Castro llegó al poder movilizando el reclamo del pueblo para volver al estado de derecho. Y nos envolvió a muchos. Nos comprometimos con el proceso, pero Castro mostró otras aspiraciones. Todo se volvió cuento, falsedades, pretextos.
¿Por qué ni la oposición ni la catástrofe económica han puesto en jaque a las autoridades cubanas en tanto tiempo?
Hemos tenido la desventaja de contar con un liderazgo muy audaz, muy competente, muy inteligente y muy inescrupuloso. Para tener miles y miles de hombres y mujeres presos por razones políticas hace falta estar en un nivel de sótano en el orden ético. Ese liderazgo, encabezado por Fidel Castro, ha asimilado que todo aquel que no piensa como ellos, al paredón o a la cárcel a darle horrores, a obligarlos a huelgas de hambre, a romperles huesos. Nadie que tenga un poquito de escrúpulos, de honradez, de conciencia, acepta formar parte de un gobierno que tenga que valerse de esos recursos. ¿Conoce el caso de Mario Chanes de Armas?
Compañero de Fidel Castro en el asalto al Moncada, en la cárcel y en el Granma. Acusado de preparar un atentado y condenado a 30 años.
Yo fui compañero y amigo de él. Él sólo dijo que no quería lo mismo y lo tuvieron 30 años preso. Es terrible. Y 20 años es terrible. Y 10, y un año de cárcel injusta es una cosa demoledora. El preso político que sabe que es una injusticia que lo metan preso y así se le va la vida. Fidel y Raúl saben lo que hacen, saben el daño que han hecho.
De Obama a Chávez
¿Cómo ve la relación entre los Estados Unidos y Cuba desde que asumió el presidente Barack Obama?
Creo que no ha contribuido en nada a posibilitar el cambio en Cuba. De alguna manera este señor ha querido entenderse con los Castro, y no sólo ha querido entenderse con los Castro sino que ha dado señales de debilidad.
¿Le parece mal el diálogo o la debilidad?
La debilidad. Autorizaron a que los cubanos que están aquí viajen todas las veces que quieran: una concesión a cambio de nada. [Antes los cubano-americanos podían viajar tres veces por año a la isla; los estadounidenses no pueden hacerlo legalmente.] Y por distintas vías sabemos que en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana la actitud hacia la oposición no es la misma. Las relaciones se han ido enfriando y hay menos solidaridad hacia la oposición. En tiempos de James Cason la Sección de Intereses era una oficina aliada con la oposición cubana; ahora no.
¿Cómo ve la dinámica entre Hugo Chávez y los hermanos Castro?
Los dos casos están entrelazados: sin el caso cubano no hubiera habido un caso como el de Venezuela con Chávez y sin la presencia de Chávez en el poder el cambio en Cuba se hubiera producido hace años. El aporte económico y las fanfarrias del socialismo del siglo XXI contribuyen a apuntalar, aunque sea un poco falsamente, a la tiranía de La Habana. Si se produjera un fenómeno en Venezuela, que le metieran un balazo a Chávez o que lo depusieran, antes de 60 días, o de 30 días tal vez, en Cuba habría un cambio. Por el entrecruzamiento de factores, de sostén, de demagogia, aparte del petróleo que Chávez les manda a los Castro para que lo revendan. Es un soporte económico y politiquero.
¿Cómo caracteriza al presidente de Venezuela?
Un loco... más que un loco: es un sujeto al que le encaja bien la definición que le dio Carlos Rangel, un intelectual venezolano, que tituló un libro Del buen salvaje al buen revolucionario. Chávez es un salvaje, y un salvaje estúpido y ostentoso y autoritario.
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