viernes, abril 08, 2011

Carter II. Sobre la segunda visita del Ex Presidente James Carter a Cuba y lo ocurrido en la primera

Tomado de http://www.primaveradigital.org



Carter II



Por Rogelio Fabio Hurtado

Marianao, La Habana, 7 de abril de 2011, (PD) ¿Se habrá interesado Carter por el actual paradero de Hassan Pérez, aquel jovenzuelo que intentó contradecirlo en el Aula Magna de la Universidad durante su anterior visita? Lo dudo, el ex Presidente, cristiano y demócrata, no creo que sea masoquista. Esta vez, el rol de contrapartida lo desempeñó, muy suavemente, la periodista Arleen Rodríguez Derivet, mediante una peculiar entrevista donde las preguntas fueron más extensas que las respuestas.

Todos sabemos que Cuba es un país monótono, donde casi nunca ocurre nada. Así, este tipo de visitante, tan poco frecuente, suscita expectativas de todo tipo.

El plato fuerte de la primera visita, nueve años atrás, fue la referencia elogiosa al Proyecto Varela, del disidente católico Osvaldo Payá, hecha por Carter durante su conferencia magistral, ante las cámaras de la TV oficial, que trasmitía su intervención en vivo. Aunque el espaldarazo no pudo ser capitalizado políticamente por el beneficiado, puesto que los supremos oídos allí presentes no se dieron por enterados, al menos en aquel momento parecía que algo podría cambiar.

Esta vez, el ilustre manisero de Georgia llegó camado de ilusiones. Los cosecheros de Birán, por su parte, se abstuvieron de poner a su disposición la tribuna. Todo fue discreción, incluso los corresponsales acreditados no osaron formularle preguntas incómodas. Aún más, las reacciones hechas públicas por las personas ajenas al gobierno que intercambiaron con él, tampoco sueltan prenda.

Por el lado oficial, el General Presidente, tan parco como de costumbre, se limitó a calificar la visita de “buena” y su hermano mayor se guardó los detalles de su charla con “el amigo”. Si tenemos en cuenta que Carter compartió con los Castro alrededor de 8 horas, es inevitable coincidir en que trataron asuntos realmente importantes, puesto que en la política, como dijera Martí, “lo real es lo que no se ve”. Ni se dice, agregaría yo.

Hubo una novedad significativa: el primer interlocutor escogido por Carter durante su visita fue el Cardenal Ortega, quien viene desempeñándose desde el pasado año como recadero oficioso de los Castro, otorgándoles el beneficio de la respetabilidad que se le atribuye a su investidura religiosa. Dado que el único fruto visible de esta supuesta mediación tiene que ver con cárceles y prisiones, doy por sentado que el tema de este diálogo tiene que ver con el norteamericano Alan Gross y con los 5 agentes cubanos actualmente presos en los Estados Unidos, cuyo intercambio estaría cocinándose.

Está claro que ese asunto no da para 8 horas de intercambio político con los Castro. Ambos tienen que haber agobiado a Carter con el criminal bloqueo, tópico que ellos manejan a sus anchas. El georgiano pudo haberles recordado que eso se habría resuelto durante su mandato si los entonces victoriosos caudillos hubiesen retirado sus tropas de Angola y mermado su compromiso con la hermana Unión Soviética. Entonces el Máxiabsoluto le habrá replicado que entonces el futuro pertenecía por entero al Socialismo. Entonces, ambos viejos políticos se habrán echado a reír, no sin cierta amargura.

Quiero creer que la charla tiene que haber incluido cierta cuota de realismo por ambas partes. Carter puede que haya sido portador de algún mensaje de la Casa Blanca, explicatorio para algunas sugerencias imprescindibles que justificarían plausiblemente las concesiones norteamericanas, que ablandarían las tensiones y allanarían el camino para la normalización de relaciones, todo eso en el espíritu de la doctrina de Juan Pablo II que Cuba se abra al mundo… A esto, los gobernantes cubanos, léperos y sabichosos, han contestado reiterando su disposición a discutir en pie de igualdad con el gobierno norteamericano, a condición de no tener que discutir absolutamente nada con ningún cubano. Es decir que Obama acepte los mismos términos que acata el sonriente Cardenal Ortega.

Como, por otra parte, el Nacional Socialismo imperante en Cuba no tiene de donde sacar un enemigo tan apropiado como esos malditos yanquis, esta segunda visita del buen Carter tampoco nos traerá nada nuevo, excepto para las familias de algunos presos. Ojalá me equivoque.
rhur46@yahoo.com