Desde Cuba Juan González Febles: Ilustres e ilustrados sinvergüenzas
Nota del Bloguista
Uno de los tantos libros de mi propiedad que saqué de Cuba rumbo al Exilio ( mitigando en algo el contenido de esa frase ¨de que todo Exilio es un naufragio¨) fue el librito Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos del destacado historiador cubano Emilio Roig de Leuchsenring, abogado de profesión y de estudios. Pese a su tamaño es un libro que dice y aporta cosas interesantes como es que afirme que los primeros patriotas cubanos fueron los anexionistas, así como mostrar las fotocopias de algunos de los cheques ( o algo parecido) de la República de Cuba con los que se le pagó a algunos legisladores del Congreso norteamericano para que votaran a favor de la Enmienda Teller aprobada el 11 de abril de 1898 y de la Resolución Conjunta aprobada el 18 de abril de 1898 ( algo legal en la tradición política norteamerica que fue aprovechada por los lobbystas cubanos introducidos y guiados por Horatio S. Rubens abogado y periodista norteamericano, amigo de José Martí) que afirmaban entre otras cosas:
«Los Estados Unidos por la presente rechazan cualquier disposición o intención de ejercer soberanía, juridicción o control sobre dicha Isla, excepto para la pacificación de la misma, afirma su determinación de que cuando haya alcanzado estos objetivos dejara el gobierno de la isla a su pueblo» (Enmienda Teller)
Primero, Que el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente.
Cuarto, Que los Estados Unidos por la presente declaran que no tienen deseo ni intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha Isla, excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando ésta se haya conseguido, de dejar el gobierno y dominio de la Isla a su pueblo.
En el mencionado librito se muestran cifras muy cercanas a los 300 000 efectivos por parte de España en determinado momento de la guerra. Muy certeramente Roig de Leuchsenring reproduce las palabras de Máximo Gómez de que sus tres mejores generales eran Junio, Julio y Agosto que son los meses de lluvia en Cuba en que las enfermedades tropicales hacian más estragos dentro de las tropas españolas. En el librito publicado en Cuba La vida cotideana en 1898, tesis de maestría de María Poumier, muestra como ambos contendientes estaban sumamentes agotados por la sangrienta lucha y no se definía ni a corto ni a mediano plazo ningún vencedor.
Algo que argumenta bien el destacado historiador izquierdista cubano (basándose en el reconocimiento oficial norteamericano mediante cartas como, por ejemplo, la del general Lawton) fue lo fundamental que fue la ayuda de las tropas mambisas para transportar logística así como en situar y cavar las trincheras ( los norteamericanos no permitieron que pelearan tropas cubanas en sus batallas; de usarlas podrían acusarlos los españoles, y otras potencias europeas, de usarlas como carne de cañón) y en la elaboración conjunta de mejores planes tácticos y estratégicos en los enfrentamientos terrestres. El Ejército norteamericano (contrario a la Marina) mostró desorganización ( baste decir que las tropas vinieron con su uniforme de invierno en pleno verano cubano y que hubo problemas en el embarque de los caballos de los famosos Rough Riders de Teddy Roosevelt) y desconocimiento de cómo enfrentarse a un ejército experimentado y aguerrido como el español, que distaba mucho de ser como aparece en los muñequitos ( cartoons) de Elpidio Valdés; eército norteamericano que tenía como experiencia bélica más cercana, la guerra contra los indios como era el caso del General Miles. El Ejército español estaba mejor armado en cuanto a fusiles que el ejército norteamericanos. La guerra la ganó la Marina de Guerra norteamericana y los independentistas junto a los norteamericanos en el frente terrestre. La guerra la perdió el gobierno español junto a la Corona y la ganaron los independentistas junto a los norteamericanos. El creador del trago Cuba Libre (ron cubano, Coca Cola norteamericana y algunas goticas de limón) sintetizó magistralmente quienes hicieron a Cuba independiente hasta el 31 de diciembre de 1958; las gotas de limón quizás representen algunas desaveniencias que hubo en determinado momento entre ambas fuerzas aliadas.
Muy acertado Febles al presentar la relevancia del autonomismo como fuerza política en esos años terribles de 1897 y 1898.
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Tomado de http://primaveradigital.org
Ilustres e ilustrados sinvergüenzas
Por Juan Gonzalez Febles
La Habana (PD) De pícaros y sinvergüenzas más que de héroes se ha fabricado la historia patria, aunque esto no quiere decir que no haya habido héroes auténticos. Los hubo y ciertamente fueron y son las joyas de la corona nacional.
Recientemente la televisión oficial pasó un cortometraje sobre el fallecido historiador Emilio Roig más un apellido impronunciable de ascendencia nórdica o teutónica. Este ilustre señor escribió un folleto que tituló, "Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos". Si se toma distancia de por qué y para qué este ilustre señor escribió y afirmó tal cosa, se llega a la triste conclusión que no lo hizo por ignorancia.
Quien mejor que este señor para saber que Cuba contaba con poco más o poco menos del millón de habitantes en aquel siglo XIX. Que en sus mejores momentos el Ejército Libertador de Cuba nunca pasó de los 20 000 efectivos y que la corona española colocó y mantuvo poco más o menos de 200 000 efectivos bien armados y entrenados, que eran relevados regularmente antes que llegaran a agotarse del todo. Entonces, luego que la corona española probara con Valeriano Weyler la carta del genocidio y que la consigna de "hasta la última peseta", hubiera probado ser más que una simple consigna, la triste y lógica conclusión resultante niega toda posibilidad de victoria contra España a los mambises.
El caso es que el Sr. Roig fue hasta su muerte un hombre de izquierdas con afinidades y vínculos poco conocidos pero reales con el Partido Socialista Popular (PSP), en fin, fue un 'antiimperialista' de pura cepa. Su anti americanismo combinado con los intereses políticos que defendió, lo llevaron a afirmar que Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos. Esta afirmación lo hizo desplazarse desde la cómoda y honrosa posición de ilustre e ilustrado historiador, a la de ilustre e ilustrado sinvergüenza, que desde la condición de historiador se hace promotor de los intereses políticos siempre turbios de los comunistas.
(Emilio Roig de Leuchsenring)
Ni el heroísmo de diez Maceos juntos lo hubiera conseguido. Mientras tanto, la marea autonomista creció. Llegó a dominar los espacios políticos de aquel entonces. El autonomismo con la bendición de la iglesia católica (cual si no) en aquellos momentos dominó el espacio político civil. Pero, al final del camino, la flota y el ejército norteamericano impusieron la bandera de la estrella solitaria en el Morro habanero aquel 20 de mayo.
La oficina del señor Roig tiene jettatura y en la actualidad es ocupada por alguien que reúne por méritos propios, las mejores y las peores cualidades de su predecesor. El actual Historiador de la Ciudad es tan ilustre e ilustrado como su predecesor. Su apoyo a los opresores actuales, remeda las conductas conciliadoras de aquellos autonomistas del pasado. Por supuesto, también es antiimperialista, anti americano, católico y junto con la misma iglesia católica, apoya a los intransigentes de hoy dispuestos a mantenerse hasta la última peseta. Sólo un cambio, a los de hoy, no les importa si ajena o propia y me refiero a la última peseta.
Ciertamente nuestra historia ha cambiado poco. Seguimos entre pícaros y sinvergüenzas y como ayer, los tenemos así de ilustres e ilustrados.
juan.gonzlezfebles1@gmail.com
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