Hijos de papá
Por Alejandro Ríos
Cuando el ex ministro de Cultura cubano, el escritor Abel Prieto, quería menoscabar a intelectuales o artistas del exilio, sobre todos a los que han buscado residencia en Estados Unidos, los calificaba de “platistas” por aquello de la Enmienda Platt.
Platistas no son, sin embargo, dos de los hijos de Fidel Castro y uno de Ernesto Che Guevara cuando se ven rebosantes de felicidad abrazando a un fotógrafo norteamericano y llenándolo de encomios por haberlos incluidos en el libro Habana Libre, donde, supuestamente, se revela una ciudad oculta al mundo, llena de tentaciones, fiestas y buena vida, paradójicamente a imagen y semejanza de la gloriosa capital que se canceló con la llegada de los ordinarios guerrilleros en 1959.
La isla de Cuba padece el síndrome de los “descubridores” desde Colón a nuestros días. Al principio fueron los adelantados españoles, luego algún que otro científico de prestigio y, recientemente, la operación ha recaído sobre la espalda de notables culturales. La dupla Ry Cooder y Wim Wenders “descubrieron” a un grupo de ancianos músicos y compositores abandonados a su suerte en el proyecto Buena Vista Social Club, que luego derivó en un insólito operativo comercial, tal vez el más eficaz de la música cubana de los últimos tiempos.
(Antonio Castro y su esposa en un Festival del Habano)
El descubridor de ahora, estadounidense por cierto, es el fotógrafo Michael Dweck, quien ha compaginado el mencionado libro Habana Libre, así como una exposición de sus reveladoras instantáneas en la oficialista Fototeca de Cuba.
Dweck es el “buen americano”, ingenuo o cómplice hasta la idiotez, y nos confía que esta reedición de “la dulce vida” en medio de la Cuba indigente era un secreto para él, pues no sabía que existía lo que se ha dado en llamar farándula, integrada por músicos, modelos, pintores, escritores así como una nueva adición, que solía operar en zonas más privadas, alejadas de miradas indiscretas, “los hijos de papá”, todos ocupados en pasarla bien.
Estas criaturas de la noche, según afirma Nelson Ramírez de Arellano, el escuálido platista que debió presentar la exposición en la Fototeca que dirige, confirman que “en Cuba hay felicidad”, a pesar de “la versión negativa que dan las agencias extranjeras de noticias”.
Se trata, sin embargo, de un modo excepcional de la bienaventuranza que, por supuesto, no toca parejo, como rezaba el marxismo, aunque Alex Castro, uno de los protagonistas del glamour nocturno, afirme, sin un ápice de vergüenza, que Dweck fotografió “la esencia mía o del pueblo cubano”, lo cual coloca al vástago del dictador a la altura de su progenitor, al equipararse a la nacionalidad cubana.
Los tiempos cambian ciertamente. La otras “dulces vidas” de la nomenclatura cubana, como la del hijo de Raúl Roa, quien entre fiesta y fiesta importaba máquinas para limpiar nieve, o la de los militares de Angola, con sus saraos de bataclanas jóvenes, podían terminar en responsos o fusilamientos, en dependencia del estado del oportunismo político de los Castro.
La edición limitada del libro de Dweck se vende al precio de $800. Parte de lo que recaude irá a los fondos de la Fundación Ludwig para proyectos artísticos en la isla. Quien se tome el trabajo de revisar el website del álbum, encontrará muchas fotos de hermosas jineteras de lujo semidesnudas, además de imágenes de Tropicana y de otros sitios exclusivos. Sin duda, el fotógrafo acometió su empeño protegido por orejeras que le impidieron mirar los márgenes, donde los policías dan pescozones a quienes disienten y una ama de casa, que ni sabe que existe la farándula, da gracias a Dios porque la sal ha sido liberada de los productos racionados de la libreta de abastecimiento, como un símbolo de los avatares por venir.
Jajaja en cuba no hay y nunca hubo catedráticos.... A no se los negros catedráticos del teatro bufo, y tu no parece a ni negro ni actor..
ResponderEliminarSeñor Pescado
ResponderEliminarEn Cuba sí hubo antes de 1959 catedráticos en las universidades cubanas y en los Institutos de Segunda Enseñanza; puede verificarlo, por ejemplos, en las personas de Pablo Miquel y Merino y Mario Octavio González Rodríguez en Matemática y en Felipe Poey Carlos de la Torre y Huerta en Biología; en los Institutos de Segunda Enseñanza puede verificarlo en los libros de Matemática de Fiterre (Geometría) y los de Rosell (Aritmética y Álgebra) . La categoría fue sustituida con la Ley de Categoría Docente del Ministerio de Educación Superior por la Categoría Principal de Profesor Titular, lo cual se infier de las funciones que deben llevar a cabo aquellos que ostentan dicha categoría docente.
También puedes verificar la existencia de la categoría de Catedrático en el DISCURSO EN CONMEMORACIÓN DEL 70 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SOCIEDAD CUBANA DE CIENCIAS FÍSICAS Y MATEMÁTICAS Y DE SU REVISTA CIENTÍFICA del oficialista Dr. Carlos Sánchez Fernández, concretamente en su página 3, que fue publicado en la Revista Anales de la Academia de Ciencias de Cuba. Vol.3, No.1, Año 2013 y que también puedes leer en este enlace: http://www.revistaccuba.cu/index.php/acc/article/viewFile/148/123