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sábado, marzo 31, 2012

El telón de la fe y la esperanza han caído ruidosamente en Cuba

Tomado de http://www.primaveradigital.org/

El telón de la fe y la esperanza han caído ruidosamente


Por Ernesto Díaz Rodríguez
Jueves, 22 de Marzo de 2012

Cuba actualidad, Miami, (PD) Tal como ocurrió con Su Santidad Juan Pablo II, la visita del Santo Padre Benedicto XVI, programada para el próximo 26 de marzo, ha revivido en una parte de la población la esperanza a la que suelen aferrarse los pueblos oprimidos de que obre el milagro de unas concesiones de apertura y de unos toques de humanismo a la conciencia de quienes ordenan y mandan en la esclavizada Isla. Otros, más realistas tal vez, porque la historia y las experiencias a golpes de decepciones nos han enseñado, pensamos que sólo servirá a los intereses de la tiranía comunista de Cuba. Es posible que también, aunque en menor medida, a los intereses del Vaticano, que probablemente reciba a cambio de ese gesto de reconocimiento y legitimización internacional del régimen unas pocas migajas.

(El autor , Ernesto Díaz Rodríguez, cuando era preso político plantado)

Bien sabemos que en la teoría la misión de la iglesia en cualquier parte del mundo es evangelizadora, una fuente de amor y de luz para acercarnos a Dios a través de las oraciones y el ejercicio de la fe y la purificación del espíritu. Pero en la práctica, ha habido en nuestro país una degradante deformación, motivada por las acciones de una parte de su más alta jerarquía, que olvidando su responsabilidad humanitaria y cristiana, han cerrado filas junto al bando de los torturadores y los asesinos del pueblo de Cuba. Entre ellos, se destaca por su servilismo el cardenal Jaime Ortega Alamino.

Esta práctica bochornosa sólo podemos calificarla como un acto de cobardía. Esto es comprensible en una persona sin valor que en años anteriores conoció en carne propia el rigor de los campos de concentración de la dictadura comunista. Hay que tener en cuenta que detrás de sus acciones, está la política del Vaticano ansiosa de ganar concesiones en la Isla esclavizada. Esa es la meta, cualquiera que sea el precio a pagar. Pero Cuba no es una excepción. Ya lo hicieron en la España de Franco y lo han hecho en otros países. Se alinean con su complacencia vergonzosa y su silencio cómplice, a horrendos regímenes dictatoriales.

La ocupación de la iglesia Nuestra Señora de la Caridad, en La Habana, ha servido para llamar la atención, en un momento crítico, sobre la naturaleza criminal del régimen comunista de los hermanos Castro. Lamentablemente, unos pocos líderes de la oposición con muy poco sentimiento de solidaridad y probable afán de protagonismo se apresuraron a censurar la ocupación de la iglesia por un pequeño grupo de indefensos hombres y mujeres. No tuvieron en cuenta que fue una acción pacífica, de un puñado de víctimas de la tiranía, con la justa intención de un llamado de urgencia a la conciencia nacional e internacional, con motivos de la próxima visita del Papa a Cuba y la dolorosa realidad que sufren los cubanos bajo un sistema político aberrante, aniquilador de las libertades fundamentales y cruelmente represivo. No podemos, dentro de las alternativas que nos ofrece el derecho del pueblo cubano a ser libre, descalificar una acción legítima contra la tiranía, sin caer en un acto vergonzoso. No debieron hacerlo. La censura pública fue un error inadecuado e inoportuno.

Como suele ocurrir por la naturaleza brutal de la tiranía, el final fue el desalojo por la fuerza, donde no faltó la violencia gubernamental y las vejaciones. Se ha podido conocer, que fue el propio cardenal Jaime Ortega Alamino quien pidió la intervención de la maquinaria represiva del régimen para desalojar de la iglesia a los 13 ocupantes pacíficos. El telón de la fe y de la esperanza ruidosamente ha caído. La complicidad de la jerarquía de la iglesia católica cubana con la tiranía, una vez más ha quedado al desnudo.

*Secretario General de Alpha 66

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