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martes, marzo 20, 2012

MARY ANASTASIA O'GRADY: La apuesta del Papa en Cuba. The Pope's Cuba Gamble

Tomado de http://online.wsj.com


La apuesta del Papa en Cuba


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Al optar por no reunirse con los cristianos que han sido castigados por su fe, Benedicto XVI corre el riesgo de irritar a los feligreses de la isla.
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Por MARY ANASTASIA O'GRADY

Cuando apenas falta una semana para la llegada de Benedicto XVI a Cuba, la segunda visita papal en 14 años, una alegría por anticipado debería estar embargando a los cristianos de la isla. Pero esos valientes soldados de Cristo que se han alzado contra la represión política, el estado de ánimo que prevalece es el de una profunda frustración.

Durante 53 años, el régimen totalitario de Cuba ha vuelto un infierno la vida de la población. Pero Castro no ha escatimado en gastos para poner en marcha una inteligente campaña de propaganda internacional. La supervivencia del régimen ha dependido de la represión al estilo de la Alemania Oriental cubierta por una cara sonriente para el consumo internacional. La estrategia ha funcionado y los defensores de los derechos humanos cubanos han sufrido sus humillaciones con poco apoyo moral del resto del mundo.

Los disidentes cubanos esperaban que la visita del papa les ayudara a dejar al descubierto a los retorcidos carceleros que dirigen la prisión en la isla. Entonces, ¿ccómo interpretar el hecho de que el pontífice no se reunirá con ninguno de los defensores cristianos de los derechos humanos en la isla? Estas personas han soportado abominables actos de terror de estado para ser testigos de la fe. Se han ganado el reconocimiento papal. La palabra decepción ni siquiera empieza a describir sus frustradas esperanzas.

No es que no lo hayan pedido. Lo han rogado. Desde La Habana, el ex preso político cubano Ángel Moya calificó la situación de la siguiente manera: "[La dictadura cubana] tratará de manipular la presencia del sumo pontífice en Cuba", dijo al sitio web "Pedazos de la isla". "Por esa razón estamos haciendo un llamado a la opinión pública internacional y a nuestros hermanos exiliados, para que envíen un mensaje a Benedicto XVI para que se reúne (sic) con los opositores. De tal forma le dejaremos saber lo que realmente ocurre aquí en la isla…", añadió.

(Berta Soler y Ángel Moya; foto añadida por el bloguista de Baracutey Cubano)

Berta Soler, esposa de Moya y portavoz de las Damas de Blanco, quienes desde 2003 han resistido golpizas, arrestos y hostigamientos por parte del régimen por asistir a misa en grupo y protestar por los arrestos políticos fueron mucho más allá. A través del nuncio apostólico en La Habana, Soler hizo llegar una solicitud formal de las Damas de Blanco para ver al papa, "aunque sea un minuto".

Muchos otros cristianos en la isla han hecho peticiones similares. Desde Estados Unidos, Carlos Eire, profesor de la Universidad de Yale, escribió un poderoso llamado en nombre de las Damas de Blanco para la edición del 5 de marzo de la revista National Review Online. "Como la mujer de Canaán que le gritó a Jesús, 'Señor, ayúdame', o la mujer que tocó el dobladillo de la túnica de Jesús con la esperanza de una cura, ellas intentan atraer la atención, llenas de fe, mendigando contra toda probabilidad. En una isla donde todos se han vuelto mendigos, ellas ruegan por el don más raro y precioso de todos: su presencia". La oficina del cardenal cubano Jaime Ortega dijo a las Damas de Blanco que la agenda del papa es muy apretada.

Algunos disidentes se preguntan de qué lado está el cardenal. En los últimos años jugó un papel decisivo en ayudar al gobierno a deportar a decenas de presos políticos que se habían convertido en un lastre para la imagen del régimen. A pesar de que recientemente ofreció una misa para el dictador venezolano Hugo Chávez, enfermo de cáncer, los pedidos de Soler para una misa por los disidentes muertos han quedado sin respuesta.

El cardenal ha señalado que el propósito del viaje es "una nueva evangelización" y que, por supuesto, la difusión del evangelio es la obra del Señor. Pero cuesta ver cómo los conversos serán ganados si el papa deja de lado a los marginados y se codea con los poderosos.

El jueves 15 de marzo, 13 cristianos que se refugiaron en la iglesia Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en La Habana, para exigir que el papa escuchara sus quejas contra el régimen fueron sacados por la policía, según se informó a pedido del cardenal Ortega. Luego, el viernes, el Vaticano anunció que si Fidel Castro desea reunirse, "el papa estará disponible".

En caso de que todo esto no sea suficiente para destruir la confianza cubana en el papa como un aliado, el diario gubernamental Granma expresó en un editorial de la semana pasada que "estamos seguros de que Su Santidad guardará con cariño el recuerdo de esta isla del Caribe, que valora su visita como una manifestación de confianza y expresión renovada de las excelentes e ininterrumpidas relaciones entre la Santa Sede y Cuba".

Todos los cubanos saben que la "revolución" persiguió a los fieles. Fueron enviados a los pelotones de fusilamiento o a los calabozos, las escuelas e iglesias católicas fueron cerradas y la isla fue declarada un paraíso ateo.

Ahora, sin embargo, Fidel está recordando a los cubanos que las relaciones con Roma nunca se rompieron y afirma que todo el tiempo se ha llevado fabulosamente bien con el papa. ¿Permitirá el papa Benedicto, que ciertamente no es un simpatizante de Castro, que el régimen se salga con la suya?

A menos que tenga algo bajo la manga, la visita puede llegar a ser un grave error de cálculo. Los cubanos saben que son rehenes en su propio país. Si el papa es percibido como alguien que está de acuerdo con esta gran mentira, sólo aumentará el sentimiento de traición hacia el cardenal Ortega y no hará nada para fortalecer a la Iglesia en Cuba.

Escriba a O'Grady@wsj.com
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The Pope's Cuba Gamble

Ignoring those who have suffered for their faith may win some favor for the Church, but it risks alienating the island's faithful

By MARY ANASTASIA O'GRADY

With only a week to go until Pope Benedict XVI is scheduled to make the second papal visit to Cuba in 14 years, joyful anticipation ought to be buoying the island's Christians. But for those brave soldiers of Christ who have stood up against political repression, the prevailing mood is deep frustration.

For 53 years, Cuba's totalitarian regime has made life hell for the population. But Castro also has spared no expense in running a clever international propaganda campaign. Regime survival has depended on East German-style repression covered over by a smiley face for international consumption. It has worked, and Cuban human-rights defenders have suffered their indignities with little moral support from the outside world.

Cuban dissidents had hoped the pope's visit would help them expose the twisted jailors who run the island prison. So what are we to make of the fact that the pontiff will not be meeting with any of the island's Christian human-rights advocates? These communicants have endured unspeakable acts of state terror to be witnesses to the faith. They have earned papal recognition. Disappointment doesn't begin to describe their dashed hopes.

It's not that they haven't asked. They've begged. From Havana, former Cuban political prisoner Angel Moya put the dissident concerns this way: "The Cuban regime will try to manipulate the pontiff's presence in Cuba," he told the website "Pieces of the Island." "We are calling on the support of the international community and of our exiled brothers, so we, the outcast, the persecuted, are able to meet with Pope Benedict XVI and tell him what is really happening here on the island . . ."

Berta Soler—Mr. Moya's wife and the spokeswoman for the Ladies in White, who since 2003 have withstood beatings, arrests and harassment by the regime to attend Mass as a group and protest political imprisonments—has gone even further. She delivered, through the papal nuncio in Havana, a formal request from the Ladies to see the pope, "even for one minute."

Numerous other Christians on the island have made similar requests. From the U.S., Yale Prof. Carlos Eire wrote a powerful plea on behalf of the Ladies for National Review Online on March 5: "Like the Canaanite woman who cried out to Jesus, 'Lord, help me!' or the woman who touched the hem of Jesus's robe in hope of a cure, they are reaching out, full of faith, begging against all odds. In an island where everyone has been turned into a beggar, they beg for the rarest and most precious gift of all: your presence." Cuban Cardinal Jaime Ortega's office told the Ladies in White that the pope's schedule is too tight.

Some dissidents wonder whose side the cardinal is on. In recent years he was instrumental in helping the regime deport scores of political prisoners who had become a liability for the regime's image. Though he recently offered a Mass for ailing Venezuelan dictator Hugo Chávez, Ms. Soler's request for a Mass for deceased dissidents has gone unanswered.

The cardinal has said that the purpose of the trip is "a new evangelization" and of course spreading the gospel is the Lord's work. But it is hard to see how converts will be won if the pope snubs the marginalized and schmoozes with the powerful.

On Thursday, 13 Christians holed up inside Our Lady of Charity of Cobre church in Havana to demand that the pope hear their grievances against the regime were forcibly removed by police, reportedly at the request of Cardinal Ortega. Then on Friday the Vatican announced that if Fidel Castro wants to meet, "the pope will be available."

In case all this is not enough to destroy Cuban confidence in the pope as an ally, the government newspaper Granma said this in an editorial last week: "We are sure that His Holiness will affectionately treasure the memory of this Caribbean Island, which values his visit as a manifestation of trust and a renewed expression of the excellent and uninterrupted relations between the Holy See and Cuba."

All Cubans know that the "revolution" persecuted the faithful. They were sent before firing squads or to the dungeons, Catholic schools and churches were shuttered, and the island was declared an atheist paradise.

But now Fidel is reminding Cubans that relations were never broken with Rome and he is claiming that all the while he has gotten on fabulously with the pope. Will Pope Benedict, who is by no means a Castro sympathizer, allow the regime to get away with this?

Unless he has something up his sleeve, the visit may turn out to be a gross miscalculation. Cubans know that they are hostages in their own country. If the pope is perceived as going along with this big lie, it will only heighten the sense of betrayal toward Cardinal Ortega and it will do nothing to strengthen the Church in Cuba.

Write to O'Grady@wsj.com

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "MARY ANASTASIA O'GRADY: La apuesta del Papa en C...":

Triste pero cierto.

chicho el cojo

1 comentario: