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miércoles, abril 04, 2012

Néstor Almendros: Desde el Remordimiento

Comentario del Bloguista

Releyendo el libro Cuba: Intrahistoria. Una lucha sin tregua, de Rafael Díaz-Balart me interesó mucho encontar un artículo que R D-B calificó de formidable; ese artículo es Desde el Remordimiento, del destacado cineasta ya fallecido Néstor Almendros. Al hacer la búsqueda de manera automática por Internet, lo encontré inmerso en el artículo de Lincoln Diaz-Balart titulado Desde el Remordimiento, por Néstor Almendros. Este artículo, según escribe el ex Congresista Federal, fue escrito originalmente para ‘Diario 16’ en España, en 1990.

El 24 de enero de 2011 publiqué en un solo post, cinco textos que considero relevantes y esclarecedores; el título del post es: CINCO TEXTOS RELEVANTES Y ESCLARECEDORES DE LA HISTORIA CUBANA RELATIVOS A FIDEL CASTRO Y LA REVOLUCIÓN CUBANA

  • Discurso de Rafael Díaz-Balart en contra de la Amnistía General de la que se beneficiaron Fidel Castro y el resto de los Moncadistas. 1955
  • Texto de Gastón Baquero, Diario de la Marina, 19.4.1959
  • LA HORA DE LA UNANIMIDAD de Luis Aguilar León
  • Carta de Dulce María Loynaz a San Martín
  • SUPUESTA CARTA DE MIGUEL ÁNGEL QUEVEDO ANTES DE SUICIDARSE
Este breve artículo de Néstor Almendros tiene méritos para ser incluidos en la lista junto a los cinco artículos antes mencionados.

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Tomado de http://www.diariolasamericas.com



Desde el Remordimiento

Por Néstor Almendros
1990


“El régimen de Fidel Castro y su mitología tienen los días contados. Antes de que caiga con estrépito ya podemos empezar a sacar algunas conclusiones. Lo que me interesa, en estos momentos, es indagar sobre el grado de responsabilidad que todos tenemos de lo que ha sucedido en Cuba durante estas largas décadas.

En el mundo quedan ya muy pocos intelectuales que tengan simpatía por Fidel Castro. Tarde o temprano, han ido alejándose del régimen cubano, que antes defendían con entusiasmo. Lo curioso es que cuando se interroga a cualquiera de ellos sobre el motivo de su cambio, invariablemente hablan de un momento en que la revolución se apartó de los principios que se había trazado. En otras palabras, las cosas en Cuba, según estos testimonios, de pronto fueron por mal camino. Esta es la razón por la que no cree el ex simpatizante de Fidel Castro que merezca el calificativo de traidor que tan fácilmente se le endilga en la Cuba de hoy, y es que no cree que sea él quien haya cambiado sino la causa misma que antes defendía con ardor ya la que por lo tanto no hay que seguir guardando fidelidad.

La confusión estriba en que este momento de cambio dentro de la revolución cubana, este hipotético abandono de principios por parte de los gobernantes, se sitúa en cada caso, para cada disidente, en una época distinta. Para muchos, y en este grupo me he situado yo sin mucho análisis en el pasado, la ruptura se produce en el año 1961, cuando Fidel Castro se declaraba comunista y el sistema político económico social da un vuelco convirtiéndose Cuba en otro país cualquiera bajo la influencia soviética.

Para otros el desencanto viene cuando se crean en la isla, en 1965, bajos las siglas UMAP, una red de campamentos de trabajos forzados como un verdadero gulag tropical.

Para un tercer grupo el golpe de gracia a sus ilusiones sucede en 1968, cuando Castro aprueba la invasión de Checoslovaquia por los tanques soviéticos. Fracasa la zafra azucarera de los diez millones de 1970 y se produce un periodo de inmovilismo que vuelve a romperse en 1980. Es entonces cuando suceden sorprendentes acontecimientos al refugiarse 10,000 disidentes en la embajada del Perú en La Habana, y el éxodo de cerca de 130,000 “boat people” por el puerto del Mariel.

Las brutalidades que se ejercen entonces contra la población en los llamados actos de repudio, provocan una nueva ola de deserciones.

Ahora, fuera y dentro del país, la negativa de Castro de unirse a las reformas de la perestroika, con el fusilamiento del general Ochoa, con la eliminación de una parte importante del poder político, se produce un todavía mayor numero de nuevos desafectos. El divorcio entre el gobernante y sus súbditos parece ser ya total.

En resumen, cada grupo de disidentes, en cada época, cree que las cosas iban perfectamente en Cuba hasta un momento dado. La dificultad, comparando cada biografía, es que este momento es muy impreciso.

“La revolución cubana fue un amanecer de esperanza” afirma no sin tristeza, en nuestra película Nadie Escuchaba, el ex comandante en el exilio Huber Matos.

Ahora bien, la gran pregunta es ésta: ¿tuvo la revolución cubana alguna vez las cualidades que se le confieren? ¿Hubo realmente traición de sus gobernantes a unos ideales que la animaron en un principio? Yo, por mi parte, me inclino a pensar cada vez mas que no, que no ha habido realmente ruptura sino mas bien continuidad por parte del gobierno dirigido por Castro.

Todos los errores o, mas bien dicho, horrores que se le imputan. aparecen en el gobierno de Castro desde los primeros días: la represión feroz de la oposición, los fusilamientos masivos, el control de la prensa y de todo medio de difusión de ideas, la demagogia de medidas económicas de consecuencias desastrosas, la formación de una casta de privilegiados alrededor del poder, la desaparición de todo vestigio de autonomía en el sistema judicial, la supresión del pluralismo político, y por encima de todo el establecimiento del poder autocrático total de un hombre, Fidel Castro.

No nos engañemos, todo esto estaba en pie, desde los primeros días y aun antes de que Cuba entrase en el grupo de los países comunistas. Los que en un momento simpatizamos y seguíamos al gobierno de Fidel Castro tenemos que asumir nuestras responsabilidades. En el mejor de los casos somos culpables de excesivo optimismo, de excesiva credulidad sobre este amanecer de esperanza sin fundamento que nos ofrecía, de haber cerrado los ojos y los oídos sobre irregularidades que no debíamos haber nunca tolerado en un principio.

Muchas veces, cubanos que tardaron años en exiliarse, me han felicitado por mi “clarividencia” al irme tan pronto. Yo tenia de todas maneras una ventaja, un entrenamiento que los cubanos no tenían. Había conocido anteriormente, en mi propio país de nacimiento, el primer decenio de autarquía total del general Franco. No me era difícil hacer comparaciones y sacar conclusiones.

Recuerdo un día en La Habana, durante los primeros meses de la instauración del nuevo régimen revolucionario, que un grupo de jóvenes uniformados y en formación, con camisa azul (perdón, verde olivo) bajaban a paso militar por una avenida, iban cantando himnos y agitando banderas. Tuve de pronto la sensación de estar viendo un remake tropical de una mala película “patriótica” española de los años 40. Sentí un escalofrió.

En aquellos momentos debía haberme ya ido de Cuba, sin embargo me quede todavía tres años, cuando tres meses hubiesen bastado para tomar la decisión. Es en este sentido, que asumo mi responsabilidad y propongo un saludable examen de conciencia a todos.”

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Subido por ylf2011 el 27/04/2011

La complicidad con Fidel Castro y sus maquinarias de desinformación predominaba -- y aun en cierta medida predomina -- en las redacciones de los grandes órganos de la prensa mundial en la década de los años sesenta y en gran parte de los setenta.Por eso la mayoría de las instituciones supranacionales de derechos humanos, , cerraban sus puertas ante las denuncias del, "caso Cuba", que llegaban a sus oficinas. Esta fue la reprobable época que el desaparecido cineasta Néstor Almendros resumió en su documental, Nadie Escuchaba ("Nobody Listened")...

Nobody Listened (Nadie escuchaba)

( 1 hora y 56 minutos; se sugiere primero bajar a la PC y después verlo)


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