lunes, enero 28, 2013

Esteban Fernández sobre el Apóstol de la Independencia Cubana José Julián Martí y Pérez. CALLE PAULA 41. EL NIÑO DE LOS CUATRO ACENTOS

CALLE PAULA 41.


EL NIÑO DE LOS CUATRO ACENTOS

Por Esteban Fernández


El 28 de Enero de 1853 pare Doña Leonor y nace en La Habana el niño José, en la calle Paula  41.  Día glorioso. Se trata del recién nacido ilustre que llegará a ser el Apóstol de la tierra cubana. Allí, es donde por primera vez abre los ojos al mundo el más insigne de todos nuestros compatriotas...

Y más tarde, cae abatido por las balas enemigas en Dos Ríos ese mismo José Martí, el ideólogo de la nación, el bravo de la película cubana, el héroe, el mártir, el patriota, el predicador, el poeta, el orador. ¡ El hombre de los cuatro acentos

Cierto lo primero: que este el 28 de Enero del 2013 se cumplen 160 años de su nacimiento, pero ¿Dije cae? Sinceramente es muy difícil definir lo grande, lo misterioso, lo eterno, que fue ese día en Dos Ríos. En realidad la mejor forma de explicar lo sucedido allí fue: un MATRIMONIO entre un hombre y una Patria. Ahí José Martí no fue más un ser humano nacido un 28 de Enero  para convertirse en un APÓSTOL para sus conciudadanos. Pasó a ser “José de los cubanos”. José nuestro.

Para mí que allí se casaron para siempre. Y el resultado de eso es que es imposible hablar de Cuba sin asociar a la Isla con su ídolo. Se convierten en sinónimos las palabras Cuba y Martí.

Y el fruto de ese matrimonio es el patriotismo de los cubanos. Es muy difícil actuar patrióticamente sin tener que acudir en su ayuda, sin tener que mencionarlo, sin tener que leer sus prédicas y su pensamiento.

Desde ese día el niño del 28 de Enero se convierte en algo sagrado de dimensiones grandiosas entre nosotros. Es un fantasma en cada hogar cubano. Criticarlo o burlarse de alguna manera de él resulta una blasfemia entre todos los que nacimos después de su fallecimiento. Sus poesías, para nosotros, son como leer la Biblia. Y se unen misteriosamente dos días, el 28 de Enero y el 19 de Mayo, con letras de oro en la historia cubana.

Me encanta celebrar su NACIMIENTO (era el día más importante en mi terruño: Día del güinero ausente, San Julián y Martí) pero la palabra “fallecimiento” no concuerda completamente con la verdad ni con el acontecimiento histórico, porque lo cierto es que ese día se eterniza este hombre en las mentes y en los corazones de todos sus coterráneos.

Difícilmente un solo cubano pueda decir con meridiana exactitud el día y el año en que nacieron y murieron sus bisabuelos, quizás ni sepamos cuando fallecieron nuestros tíos, sin embargo todos sabemos que el día del nacimiento fue el 28 de Enero y el día de su matrimonio con Cuba  sucedió en Dos Ríos el 19 de Mayo.

El 28 de Enero nace un humilde niñito, pero mas de 40 años después se convierte en un PRINCIPE y logra ser un familiar cercano nuestro, en nuestro más brillante antepasado. En orgullo familiar. Y cuesta mucho trabajo encontrar un solitario compatriota que los 28 de Enero no tenga aunque sea un minuto de místico recuerdo para él.

Es que desde que nacimos, desde los primeros días en el Kindergarten, en las escuelas, en los libros, aprendimos a admirarlo. Y de la admiración quizás muchos saltamos a la veneración. Y la peor mentira del castrismo es involucrarlo en la desgracia actual.

Los cubanos sabemos que al caer de su corcel Baconao, ensangrentado, llenando de sangre la tierra cubana, de cara al sol como él lo deseaba, se casa con la Isla, eternamente, por los siglos de los siglos, de testigos estaban los mambises, y nunca fue, ni jamás ha sido, ni será, más verdadera esa línea del himno nacional que dice “Morir por la patria es vivir”.

Pero ni la Patria murió ni José Martí tampoco. Sólo contrajeron nupcias. Se casaron. Y en realidad los cubanos no conmemoramos el 28 de Enero ni el  19 de Mayo su vida y muerte sino que brindamos por otro aniversario de boda. Levantemos pues las copas en este solemne brindis.

Porque nosotros somos, todos, los hijos, los herederos, los que nacimos producto de ese matrimonio. Y si la madre es Cuba el padre es el hombre con “los cuatro acentos”. A José Julián Martí y Pérez nunca lo olvidamos cada 28 de Enero, nadie llora a Martí. Todos, ese día y siempre, lo recordamos con unción, con la frente en alto, con orgullo, con deseos de ayudar a liberar a su Nación, a la nuestra, a la Cuba adorada por él. Es su esposa, es nuestra madre, es la Isla añorada.

Y este día  28 de Enero todos pensemos en el ser humano más grande nacido en nuestra bella tierra. El hombre sincero de donde crece la palma, el de  La Rosa Blanca, el de "Abdala". Tendrá el leopardo un abrigo PERO NOSOTROS TENEMOS ETERNAMENTE A JOSÉ MARTÍ. Honor a quien honor merece. 

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 José Martí en Jamaica