Zoé Valdés: ¿Fueron las críticas lo que mataron a Payá? ¿Fueron sus autores los asesinos?
¿Fueron las críticas lo que mataron a Payá? ¿Fueron sus autores los asesinos?
Empiezo por decir que encuentro inadmisible que con la intención de tapar las bocas a aquellos que criticamos a Yoani Sánchez y compañía usen el método manipulador de que lo mismo se hizo con Oswaldo Payá Sardiñas. Una persona que ahora está muerta, asesinada muy probablemente por el régimen castrista. ¿Qué quieren insinuar los que así se expresan? ¿Que lo mataron nuestras críticas, eso es lo que están queriendo decir? ¿Que sus críticos fueron sus asesinos? ¡Qué poco demócratas son, qué breteros! Y a los periodistas que se dedican a avalar esa mentira, les digo: ¡Qué bajeza de periodismo están haciendo!
Yo fui una de las que criticó a Payá, no la única, lo hice de frente, y también por escrito, en mi libro La Ficción Fidel. No estuve ni estoy de acuerdo con el Proyecto Varela porque en su momento no contemplaba al exilio, así se lo dije, por muy breve tiempo cuando estuvo en París. Payá aceptó caballerosamente mi crítica y tuvo la grandeza de contestarme verbal y brevemente. Payá siguió existiendo, siguió defendiendo su proyecto, e hizo otros. Cosa que no han hecho los reformistas, que el único proyecto que tienen es el que avala al raulismo y a ellos mismos, el proyecto del ombligo.
Posteriormente en un programa de TV, en Miami, cuando Pedro Sevec abordó el tema de la crítica a la disidencia, y me indicó el caso de Payá, le dije que no estaba de acuerdo con él en algunos puntos, pero que Payá siempre había sido muy coherente, que tenía no uno, varios proyectos políticos, y que se podía estar de acuerdo con él o no, pero ahí estaban sus proyectos. Y que era un hombre con el que había que contar en el futuro democrático de Cuba. Lo mismo que escribí en mi libro La Ficción Fidel al final del capítulo dedicado a Payá. Dicho esto, insisto en que hay una gran diferencia entre Payá y lo que nos quieren vender hoy por disidencia, como la única, sin contar con la otra, la auténtica.
En cuanto a afirmar con la cara tan fresca de que las críticas son mítines de repudio. Da verguenza. En democracia todos los días se halan las tiras del pellejo, se dicen de todo, en las Asambleas y en los Parlamentos. Aquí nadie ha hecho eso, aquí se ha criticado por escrito, se ha dicho lo que la gente piensa y nadie responde. La gente se hace preguntas, y la persona en cuestión, si se presenta como política, como periodista, ya tan famosa, debiera responderlas educadamente. Para eso es una persona pública. Y no dando raspes a la usanza de Castro I como el último que le envió a un periodista argentino a través de twitter. Twitter que le envía el argentino Marcos Mansueti “@marcosmansueti: @yoanisanchez muy bien, una pregunta, de donde salen los fondos económicos para “tu gira”? Ella responde: @marcosmansueti Por qué no buscas en la web todos los vídeos donde respondo eso y así ahorro palabras?”.
Por otra parte, su “fina ironía” en cuanto a los Cinco no fue entendida, pero viendo el video, lo que resulta muy claro para cualquiera, me imagino que para los periodistas mucho más, ahí no hubo ironía ninguna, ni fina ni burda. ¿Por qué se limita luego a añadir que quiso decir lo contrario, cuando todo está tan traslúcido?
Confundir o mezclar adredemente las críticas con mítines de repudio demerita mucho de la inteligencia y el alto nivel de análisis que debe de tener un periodista, aunque ya sabemos lo que es la Caja Idiota, una maquinita de fabricar Egos.
Pero por encima de todo es una falta de respeto con aquellas personas que han sido arrastradas, golpeadas, vejadas, e insultadas en las calles de Cuba, es faltarle el respeto a las Damas de Blanco, por ejemplo, y al propio Payá, al que todos los días le daban mítines de repudio, le entraban en la casa, le pintorreteaban la fachada, le embarraban de un líquido rojo las paredes, simulando sangre. Confundir el derecho a dar una opinión con mítines de repudio castrista es de lo más sucio que he oído, de lo más mentiroso, y despojado de un sentido de la libertad de expresión y de la democracia. Viniendo de alguien que se considera periodista y ejerce como tal es funesto para su propia carrera, sencillamente porque están engañando a la teleaudiencia.
En Facebook anda rodando el cuestionario creado por Salim Lamrani, un enemigo de la democracia y de la libertad de Cuba, un furibundo castrista que tenemos en Francia al que Yoani Sánchez le dio una larga entrevista, la cual, según ella, como siempre que se ve entrampada por su verborrea, fue manipulada por el entrevistador. Ese cuestionario se ha convertido como era de esperar en la duda general de una gran cantidad de personas. Un demócrata si fuera demócrata de verdad se sentara y respondiera una a una esas preguntas . A mi juicio Lamrani está en el juego de Castro I y quién sabe si en el de Castro II también. Y la reformista Sánchez no está por la labor de responder a nada que pueda dañar su imagen, que nadie ha pretendido dañarle si no es a partir de sus incontenibles palabras que ella misma ha soltado por esa “inmaculada” boca.
Cada día algunos cubanos se muestran como salvajes, intolerantes e ignorantes. Y sobre todo, se comportan de una bajeza y cinismo espantosos. Todo por conservar sus puestos en la televisión y caerle en gracia al mafioso de turno.
Nadie ha dado mítines de repudio hasta ahora. Pero si con lo que dijo en Brasil y con lo que machacó su marido comparando el dolor cubano con lo de Montescos y Capuletos y sobre los muertos de los exiliados que, según él, ya hay que saber guardar para que haya reconciliación ¿reconciliación con quién, con los asesinos?, ¿se han reconciliado los judíos con los nazis, los cambodianos con los Khmer rouges?, le dan esos mítines en Miami, bien merecido se los tiene. Aunque quién sabe si hasta los mítines, que nada tienen que ver con los que se dan en Cuba bajo el castrismo, y que son nada más que manifestaciones autorizadas por la policía, cosa que está autorizado en cualquier parte del mundo, porque es un derecho manifestar públicamente en contra, no estarían dándole razón a lo que verdaderamente quiere demostrar el castrismo, que el exilio es peor que ellos. Propongo que se exprese libre y tranquilamente y lleve hasta el final su agenda, perdón, la agenda de los que han tramado todo. Porque frente a esa agenda, la agenda del invento, porque comparar a Sánchez con Aung San Suu Kye es otra falta de respeto con la birmana, frente a esa agenda pro raulista otros cubanos, con todos nuestros derechos, nos enfrentaremos hasta el final. No aceptaremos al reformismo y nos opondremos a la vejación constante que le están haciendo a los cubanos, unidos al Raulato, los que quieren el poder y el dinero, y no la libertad de Cuba.
Por cierto, valdría la pena recordar, como él mismo hizo sin ningún tipo de arrepentimiento, que Reinaldo Escobar gritó siendo un adolescente “¡Paredón!” en las calles de La Habana, y eso si es incitar a matar a alguien, a instalar una dictadura, que su esposa llama “mi gobierno”. ¿Podría explicar también esa frase?
Los que blanden el sable de las críticas a Payá enlazándolo con su muerte no tienen argumentos para sostener el gran embuste que es Yoani Sánchez y comparsa. De la misma manera sostuvieron a los Castro, y así mismo han apoyado errores tras otro, no ya para Cuba, incluso votándolos, hasta proyectos que hundirían a Estados Unidos. Ahí está la clave. El monstruo se llama totalitarismo, y tiene muchas caras.
Esto es lo que trajo el barco.
Zoé Valdés
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