Mi “Obituario” redactado por la tiranía castrista.
Por Zoé Valdés
marzo 25, 2013
Tras las entrevistas y declaraciones que hice a los medios y agencias de prensa en 1995 en París después que se publicó mi novela La nada cotidiana en Francia y que el libro empezara a traducirse en el mundo, el castrismo consiguió enviar la nota de mi “obituario”, de mi muerte, a todos los periódicos internacionales. De tal modo mi madre recibió en Cuba, de manos de una vecina azafata, este recorte de prensa la misma noche de su publicación. Como en aquella época no había más que el teléfono, y yo llevaba días sin llamarla por problemas económicos que padecemos todos los exiliados recién llegados, mi madre se atacó de los nervios y por nada fallece de un infarto ante la noticia de mi supuesta muerte, y lo demás: de su nieta pequeña que se quedaba sin madre y de su nuero supuestamente viudo y solo con su hija pequeña.
Cuando en el año 1999, tras largos años de separación, pude por fin sacar a mi madre de Cuba, de forma bastante rocambolesca por decirlo de una manera amable, lo que vi frente a mí, a la salida del avión de AOM, fue a una señora esquelética, enferma de los nervios, que había estado a punto de volverse loca, con un certificado de paranoia y esquizofrenia entregado por un médico del hospital Ameijeiras en La Habana y con un cáncer de hígado que le provocó la muerte dos años más tarde. Algún día contaré de los mítines de repudio que le hicieron a mi madre en Cuba por el sólo hecho de ser mi madre, de las persecuciones, de las detenciones (dos con sus respectivos interrogatorios de cuatro horas cada uno) en Villa Marista, por ser mi madre y ser amiga de la madre de un disidente.
Mucho de lo ocurrido a Gloria Martínez Megía, mi mamá, lo escribí en El todo cotidiano, mi última novela editada en Planeta.
Este tipo de noticias redactadas con tanto odio y maldad, donde se me llama “escritora revolucionaria” con toda intención, y se miente en relación con mi biografía, así como el hecho de dar la noticia de mi supuesto fallecimiento, no ha sido lo único que me han hecho en estos casi veinte años de exilio y anticastrismo. Mítines de repudio, boicot de conferencias por parte de escritores de todas partes, incluidos los cubanos escritores castristas, claques armadas dentro del público que me han lanzado hasta palos, pérdidas de contratos, suspensión de lecturas, etc. En Galicia, no solo me hicieron mítines de repudio y me lanzaron piedras y palos, además me golpearon a la salida, me escupieron la cabeza, y me atacaron con un sinfín de barbaridades e insultos. No he sido la única a la que han hecho semejantes horrores, no me canso de repetir que esto se lo hicieron a otros escritores cubanos, y fui testigo de primera mano de ataques violentos a Guillermo Cabrera Infante y a Miriam Gómez. La prensa, supuestamente del exilio rara vez, que yo recuerde ninguna, se ha hecho eco de estos numerosos ataques en mi contra y en contra de esos escritores que he mencionado en otros post con anterioridad.
Este “Obituario” lo consideré una amenaza, un aviso de que mi vida peligraba. Sin embargo, jamás hice alarde público de ello. Publicado en toda la prensa europea y latinoamericana solamente un periodista de la radio alemana, amigo, llamó a mi casa para comprobar la veracidad de la misma. Gracias a él se aclaró todo, en parte. Durante semanas muchos me dieron por muerta.
Este “Obituario” y los sufrimientos que le hicieron pasar a mi madre, y a mi familia en New Jersey, yo personalmente no lo perdonaré nunca. Y con los que idearon este tipo de ataque no pienso reconciliarme jamás hasta que no los vea juzgados y condenados. Es más, aunque sean juzgados, condenados, o estén muertos, no me reconciliaré nunca con nada que tenga que ver con los que perturbaron mi vida y la de los míos.
Zoé Valdés.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Pero claro, no debemos ser intransigentes ni nada tan fuera de moda. Hay que reconciliarse con todos y con todo y hablar sandeces suaves y huecas, como ciertas figuras adineradas y acomodadas de la “comunidad” exiliada, y ciertos “pastores” encumbrados de la jerarquía católica. Mientras más vaporosa e idílica la retórica, mejor.
YSL
1 Comments:
Pero claro, no debemos ser intransigentes ni nada tan fuera de moda. Hay que reconciliarse con todos y con todo y hablar sandeces suaves y huecas, como ciertas figuras adineradas y acomodadas de la “comunidad” exiliada, y ciertos “pastores” encumbrados de la jerarquía católica. Mientras más vaporosa e idílica la retórica, mejor.
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