La UPEC y la libertad de prensa
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Es imposible explicar ningún acontecimiento de nuestra historia
sin tener presente el papel de la libertad de prensa. Hoy, la UPEC
responde a un partido y a una ideología.
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(FREEPRESS.NET)
Por Dimas Castellanos
La Habana
19 Jul 2013
Las pocas expectativas generadas por el IX Congreso de la Unión de Periodistas y Escritores de Cuba (UPEC), celebrado el pasado fin de semana, terminaron en la frustración. Los cambios que demanda el periodismo para desempeñar un papel efectivo en las transformaciones sociales brillaron por su ausencia. El cónclave pasó por alto el tema de la libertad de prensa, un asunto vital para hurgar en las causas de la crisis actual y sugerir posibles soluciones, a pesar de que Cuba cuenta con una rica historia en esa materia.
El prócer camagüeyano Ignacio Agramonte, en la defensa de su tesis de licenciatura en Derecho, expresó: "Al derecho de pensar libremente le corresponde la libertad de examen, de duda, de opinión, como fases o direcciones de aquel".
La prensa en Cuba se inauguró con el Papel Periódico de La Habana en 1790; se diseminó con los acuerdos emanados del Pacto del Zanjón de 1878, gracias a los cuales Juan Gualberto Gómez ganó un proceso jurídico contra las autoridades coloniales que permitió divulgar públicamente las ideas independentistas; se multiplicó durante la República: Diario de La Marina, Bohemia, El País, El Mundo, Alerta, Noticias de Hoy, La Calle, Prensa Libre, Carteles y Vanidades, por solo citar diez de ellos; las estaciones de radio en 1930 alcanzaron la cifra de 61, una cantidad que ubicó a Cuba en cuarto lugar a nivel mundial; y en cuanto a la televisión, en 1950, casi inmediatamente después de Estados Unidos, se inauguró Unión Radio Televisión Canal 4, la tercera planta televisiva de América Latina, seguida ese mismo año del canal 6.
Gracias a esos medios, desde la colonia hasta la República, el debate de ideas alcanzó una importancia tal que resulta imposible explicar ningún acontecimiento de nuestra historia sin tener presente el papel de la libertad de prensa. La mejor prueba fue el alegato del Dr. Fidel Castro, conocido como La historia me absolverá, en el cual expresó: "Os voy a referir una historia. Había una vez una república. Tenía su constitución, sus leyes, sus libertades; Presidente, Congreso, tribunales; todo el mundo podía reunirse, asociarse, hablar y escribir con entera libertad. El gobierno no satisfacía al pueblo, pero el pueblo podía cambiarlo… Existía una opinión pública respetada y acatada y todos los problemas de interés colectivo eran discutidos libremente. Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas polémicos de televisión, actos públicos…".
El historiador, sociólogo y político ruso Pavel Miliukov, en un artículo titulado En defensa de la palabra, definió a la prensa como la forma "más fina y perfecta de las formas de interacción sociopsicológica"; explicaba que "las normas de relaciones entre el hombre y la sociedad constituyen la médula de los derechos humanos y que la libertad de prensa es la única de las libertades civiles capaz de garantizar todas las demás".
Si a partir de las ideas expuestas aceptamos que la libertad de prensa constituye un factor ineludible para el desarrollo social, cualquier acción encaminada a excluir su uso, no puede calificarse sino como un acto contra el desarrollo del país y contra la dignidad de las personas.
Sí la nación realmente es de todos, comunistas o no, revolucionarios o no, intelectuales o no, tienen el derecho de pensar, expresar y difundir libremente sus ideas como sujetos activos en los problemas nacionales. Lo contrario es exclusión, totalitarismo o apartheid. Por tanto en la era de las novísimas tecnologías de la información y las comunicaciones, resulta inadmisible cualquier restricción a la libertad de prensa en un país con tan rica tradición libertaria. Baste recordar que en años difíciles como 1947, 1950 y un día después del asalto al cuartel Moncada, en 1953, Noticias de Hoy, órgano del entonces Partido Comunista (Partido Socialista Popular) fue clausurado. Sin embargo, una y otra vez, gracias a la llamada libertad de prensa "burguesa", los comunistas, apoyados por una buena parte de la prensa existente, exigieron su reapertura y lo lograron, a pesar de que Noticias de Hoy propugnaba la lucha de clases para derribar el sistema imperante.
Sin embargo, el miembro del Buró Político del PCC, Miguel Díaz-Canel, en la clausura del congreso de la UPEC, consideró que lo que falta para alimentar el deseo de mejorar la prensa y hacerla más virtuosa es el diálogo. Es decir, la prensa oficial es virtuosa y esas virtudes, según sus palabras, están en haber denunciado las campañas imperialistas de los enemigos internos y externos, por lo cual está en condiciones y tiene por misión contribuir al logro de un socialismo próspero y sostenible. "Tenemos que apoyarnos —dijo Díaz-Canel— en un grupo de principios de la prensa cubana, extraídos del pensamiento martiano y de Fidel".
La pregunta a Díaz-Canel es si lo expresado por Fidel Castro sobre la sociedad civil y las libertades ciudadanas durante el juicio del Moncada conserva su valor, y respecto a Martí es bueno recordarle la idea central que expuso en el Tercer Aniversario del Partido Revolucionario Cubano: "Un pueblo es composición de muchas voluntades, viles o puras, francas o torvas, impedidas por la timidez o precipitadas por la ignorancia".
Varios periodistas de la prensa oficial elogiaron la subordinación de la prensa a los fines del PCC, como es el caso de Oscar Sánchez Serra, en el artículo El Congreso de quienes nos ven, nos escuchan y leen, publicado en Granma, el lunes 15 de julio, quien planteó que "el periodista es un constructor del socialismo". Pero quien con mayor nitidez resumió las loas a la subordinación de la prensa oficial al PCC fue Víctor Joaquín Ortega, quien en un artículo de corte editorial, aparecido en el semanario Tribuna de La Habana, el domingo 14 de julio, escribió: "Somos arma del Partido Comunista de Cuba, el único que necesitamos para la brega, hijo de la dignidad y la línea creadora del Partido Revolucionario Cubano fundado y liderado por el Apóstol".
Estos y otros planteamientos similares demuestran que el periodismo de la UPEC es el periodismo de un partido político y de una ideología específica, por lo cual no puede autodefinirse como representante de la prensa cubana en general, cuya naturaleza plural desborda las ideas comunistas.
La prensa oficial se sostiene sobre la base de la restricciones a la libertad de prensa, no es —como bien expresó Jorge Barata en el dossier sobre este tema publicado en Espacio Laical— "plural ni abierta", por lo cual está impedida de hablar en nombre de la sociedad cubana en su conjunto. Su política la define el PCC, basado en los límites establecidos en el Congreso de Cultura de 1961: "Dentro de la revolución todo. Contra la revolución nada", un límite que debería comenzar por definir qué es una revolución y después demostrar que existe una revolución en Cuba.
La exclusión no solo es injusta e inadmisible, sino irreal, pues las nuevas tecnologías lo impiden. De forma paralela a la prensa oficial ha surgido y coexiste otra prensa. Espacio Laical, Convivencia, Observatorio Crítico, Voces, el Boletín SPD, Primavera de Cuba y decenas de blogs y sitios webs que no responden al PCC, cuya importancia radica en la decisión de participar —sin permiso— desde visiones diferentes en los problemas de la nación. Un periodismo alternativo, independiente, ciudadano y participativo, que refleja realidades ignoradas por la prensa oficial y que cumple con los requisitos del periodismo tradicional e incorpora otros que son posibles con las nuevas tecnologías, a pesar de los obstáculos que significa la ausencia de libertad de prensa.
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