Excelente comentario de Realpolitik
Realpolitik said...
Tiene todo sentido que Obama saludara cordialmente al actual dictador de Cuba, pues sencillamente estaba haciendo lo que Mandela hubiera querido y esperado. O sea, si se honra y hasta venera a Mandela, que tanta lengua se dió con el castrismo por tanto tiempo, no se puede tratar de apestado al Castro de turno. Y por supuesto, esto no fue ninguna casualidad ni "accidente," pues Obama sabía muy bien que Castro II iba a ser una figura prominente en el acto de marras y que se iba a cruzar con el sujeto. O sea, si no hubiera querido darle la mano, se hubieran tomado medidas para asegurar que tal cosa no sucediera.
******************
ESTRECHÓN DE MANOS :
Caricatura donde el Senador Marco Rubio y la Congresista Iliana Ros-Lehtinen protestan por el estrechón de mano del tirano Raúl Modesto Castro Ruz y el Presidente Barack Hussein Obama, con genuflexión y sonrisa por parte de Obama.
******
Fragmento del discurso de Barack Obama
Y por tanto nosotros también debemos actuar en nombre de la justicia. Nosotros también debemos actuar en nombre de la paz. Hay demasiadas personas que acogen con alegría el legado de reconciliación racial de Madiba, pero resisten apasionadamente incluso modestas reformas que constituirían un reto para la pobreza crónica y la desigualdad creciente. Hay demasiados líderes que claman ser solidarios con la lucha de Madiba por la libertad, pero que no toleran la disensión en sus propios pueblos [aplausos]. Y hay demasiados de nosotros al margen, cómodos en el conformismo o el cinismo cuando nuestras voces se deben oír.
Para leerlo íntegramente en español hacer click AQUÍ
***************
Tomado de http://www.lanuevanacion.com/articles.aspx?art=4119
OTRO APRETÓN DE MANOS
Por Hugo J. Byrne
Realpolitik said...
Tiene todo sentido que Obama saludara cordialmente al actual dictador de Cuba, pues sencillamente estaba haciendo lo que Mandela hubiera querido y esperado. O sea, si se honra y hasta venera a Mandela, que tanta lengua se dió con el castrismo por tanto tiempo, no se puede tratar de apestado al Castro de turno. Y por supuesto, esto no fue ninguna casualidad ni "accidente," pues Obama sabía muy bien que Castro II iba a ser una figura prominente en el acto de marras y que se iba a cruzar con el sujeto. O sea, si no hubiera querido darle la mano, se hubieran tomado medidas para asegurar que tal cosa no sucediera.
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ESTRECHÓN DE MANOS :
Caricatura donde el Senador Marco Rubio y la Congresista Iliana Ros-Lehtinen protestan por el estrechón de mano del tirano Raúl Modesto Castro Ruz y el Presidente Barack Hussein Obama, con genuflexión y sonrisa por parte de Obama.
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Fragmento del discurso de Barack Obama
Y por tanto nosotros también debemos actuar en nombre de la justicia. Nosotros también debemos actuar en nombre de la paz. Hay demasiadas personas que acogen con alegría el legado de reconciliación racial de Madiba, pero resisten apasionadamente incluso modestas reformas que constituirían un reto para la pobreza crónica y la desigualdad creciente. Hay demasiados líderes que claman ser solidarios con la lucha de Madiba por la libertad, pero que no toleran la disensión en sus propios pueblos [aplausos]. Y hay demasiados de nosotros al margen, cómodos en el conformismo o el cinismo cuando nuestras voces se deben oír.
Para leerlo íntegramente en español hacer click AQUÍ
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Tomado de http://www.lanuevanacion.com/articles.aspx?art=4119
OTRO APRETÓN DE MANOS
Por Hugo J. Byrne
hugojbyrne@aol.com
Hace unos cuantos años escribí un artículo sobre el mismo tema, pero en referencia a personajes diferentes y a circunstancias distintas. En esa otra oportunidad el entonces presidente Bill Clinton en medio de una reunión masiva de mandamases sobre “global warming” y dicen que estando algo alegre, intercambió un saludo con “Fifo”.
La prensa “liberal” norteamericana explicó extensamente que esa vez todo fue una confusión y que nada había de significativo en ese casual apretón de manos: “Fifo” supuestamente había sorprendido por completo a Bill extendiendo su mano abierta en el muy estrecho espacio libre entre dos pujantes barrigas sudamericanas pertenecientes a miembros del cuerpo diplomático. De acuerdo a esa versión, el sonriente Ejecutivo había apretado la mano sin distinguir al resto del cuerpo.
Un servidor de los lectores hace tiempo descifró el código “liberal” norteamericano y puedo afirmar sin la menor duda que usando ese código entendí exactamente lo contrario de lo que leí. ¿Alguien puede imaginarse al “pequeñísimo” sátrapa de Birán mimetizándose entre pujantes vísceras protocolares? Ninguna acción de esa naturaleza ocurre por casualidad entre individuos que se tomen a sí mismos tan en serio como Bill Clinton y Fidel Castro. Muchísimo menos cuando la acción está descrita por los serviles medios llamados liberales.
Es curioso notar que en el presente caso no se dice que el encuentro entre Raúl y Barack ocurriera por casualidad, ni que se tratara de una “emboscada” del primero. Por el contrario, el apretón de manos entre los dos “presidentes”, ha sido extensamente calificado de “histórico” por esos medios de difusión. La única excepción ha sido “Político”, único panfleto obamista afirmando que el repugnante saludo no fue planeado. ¿Qué sugiere todo esto?
En primer lugar es importante comprender que la visita del presidente a Sudáfrica no fue una de las numerosas vacaciones a costa nuestra a las que nos tiene acostumbrados. Aunque viéndolo sentado en las gradas junto a la atractiva Primer Ministro de Dinamarca, con quien se auto retrató sonriente a pesar de las muecas de la Primera Dama, es difícil distinguir en qué actividad se involucraba.
Sucede que murió Nelson Mandela y Obama decidió otorgarle en persona su último adiós. Mandela no era Margaret Thatcher, quien no pertenecía a la vertiente ideológica de Obama y en consecuencia, no sólo no recibió la visita póstuma del Egregio, sino de nadie importante en su administración. ¿Acaso porque la ex Primer Ministro británica no era negra ni pasara 27 años de prisión víctima del racismo? No lo creo.
Eusebio Peñalver era más negro que Mandela y pasó 28 años de su vida sufriendo el peor régimen carcelario del siglo pasado. No tuvo como Mandela visitas familiares, ni una cabaña separada de la población penal durante sus últimos tiempos en cautiverio.
Sufrió torturas y el tratamiento rigurosísimo aplicado a los prisioneros “plantados” en ese país, donde según voceros oficiales “no existen los prisioneros políticos”. Peñalver siempre rehusó la “rehabilitación” socialista (renunciar a sus principios de libertad y dignidad, aceptando humillarse ante el Régimen). ¿Sabe Obama quién fue Eusebio Peñalver? Honestamente, mucho lo dudo. Por propia confesión y de sus inmediatos colaboradores, Obama desconoce otros temas aún más vitales a los intereses de su administración y de los Estados Unidos. En realidad nunca ha ocupado la Casa Blanca un Ejecutivo más ignorante o indiferente.
Otro que apuesto los pelos que me quedan en la calva a que tampoco sabe nada sobre Peñalver, es el comentarista Bill O’Reilly del FNC, quien ya me llenó el cotarro con su “justo y balanceado” análisis, el que bien podría ser simplemente algo más “autorizado y objetivo”. O’Reilly trató hoy de justificar el proceder de Obama en Sudáfrica durante una discusión con el sagaz reportero James Rosen, quien sí probó estar informado.
Para O’Reilly, el gesto del presidente podría figurativamente justificarse como un paso hacia la liberación del ciudadano norteamericano Alan Gross, apresado sin haber cometido delito alguno y mantenido como rehén de Castrolandia. “El presidente tiene que tratar…” dijo el comentarista a Rosen.
¿Tratar que cosa, Bill? ¿No trataba Eisenhower cuando envió a Philip Bonsal como nuevo Embajador a La Habana? ¿No trataba Jimmy Carter creando las “oficinas de intereses” de Washington y La Habana? ¿No trataba Ronald Reagan enviando al Embajador Vernon Walters a parlamentar durante seis largas horas con “Fifo”? ¿No trataba Bill Clinton con el “acuerdo migratorio”?
Dice O’Reilly que las únicas concesiones de Obama a Castrolandia durante su primer período presidencial han sido sólo en cuestiones turísticas y no económicas. ¡No me diga, Mr. “O”! ¿Es acaso posible beneficiar una sin avanzar la otra? Todos han tratado por las buenas… infructuosamente. Se ha dicho con razón que repetir una gestión consistentemente fracasada es la más precisa definición de insania.
La extrema gravedad del ex dirigente sudafricano era conocida de todos y el programa, como todo cuanto hace nuestro aspirante a tirano, estaba establecido a priori. Mirabal estaba de pie, el primero frente a la escalera en la que Obama subiría a la tribuna, a la derecha de la presidenta de Brasil.
Lo único que tenía que recordar Obama era besar a la brasileña y no a Mirabal. No necesitaban ensayo. En el desvergonzado plan estaba incluido el “histórico” apretón de manos entre estas dos cuñas del mismo palo. Quien ponga en tela de juicio la precisión de lo que afirmo, debe considerar lo que sigue.
Dos jefes de estado con un adarme de vergüenza no habrían considerado ese manoseo “protocolar”, de haber sido expontáneo, rechazándolo en el instante mismo en que se sugiriera. Obama, veterano de encender una vela a Dios mientras labora para el diablo, en su elegía se refirió hipócritamente a “líderes que honran el legado de Mandela, pero quienes impiden la liberación de sus propios pueblos”.
¿A quienes se refería? La precisión en el discurso político es lo que establece el límite entre la honestidad y la demagogia. Mirabal, por su parte, ha llamado a Obama cuanto insulto existe en el idioma castellano.
La prensa “liberal” norteamericana explicó extensamente que esa vez todo fue una confusión y que nada había de significativo en ese casual apretón de manos: “Fifo” supuestamente había sorprendido por completo a Bill extendiendo su mano abierta en el muy estrecho espacio libre entre dos pujantes barrigas sudamericanas pertenecientes a miembros del cuerpo diplomático. De acuerdo a esa versión, el sonriente Ejecutivo había apretado la mano sin distinguir al resto del cuerpo.
Un servidor de los lectores hace tiempo descifró el código “liberal” norteamericano y puedo afirmar sin la menor duda que usando ese código entendí exactamente lo contrario de lo que leí. ¿Alguien puede imaginarse al “pequeñísimo” sátrapa de Birán mimetizándose entre pujantes vísceras protocolares? Ninguna acción de esa naturaleza ocurre por casualidad entre individuos que se tomen a sí mismos tan en serio como Bill Clinton y Fidel Castro. Muchísimo menos cuando la acción está descrita por los serviles medios llamados liberales.
Es curioso notar que en el presente caso no se dice que el encuentro entre Raúl y Barack ocurriera por casualidad, ni que se tratara de una “emboscada” del primero. Por el contrario, el apretón de manos entre los dos “presidentes”, ha sido extensamente calificado de “histórico” por esos medios de difusión. La única excepción ha sido “Político”, único panfleto obamista afirmando que el repugnante saludo no fue planeado. ¿Qué sugiere todo esto?
En primer lugar es importante comprender que la visita del presidente a Sudáfrica no fue una de las numerosas vacaciones a costa nuestra a las que nos tiene acostumbrados. Aunque viéndolo sentado en las gradas junto a la atractiva Primer Ministro de Dinamarca, con quien se auto retrató sonriente a pesar de las muecas de la Primera Dama, es difícil distinguir en qué actividad se involucraba.
Sucede que murió Nelson Mandela y Obama decidió otorgarle en persona su último adiós. Mandela no era Margaret Thatcher, quien no pertenecía a la vertiente ideológica de Obama y en consecuencia, no sólo no recibió la visita póstuma del Egregio, sino de nadie importante en su administración. ¿Acaso porque la ex Primer Ministro británica no era negra ni pasara 27 años de prisión víctima del racismo? No lo creo.
Eusebio Peñalver era más negro que Mandela y pasó 28 años de su vida sufriendo el peor régimen carcelario del siglo pasado. No tuvo como Mandela visitas familiares, ni una cabaña separada de la población penal durante sus últimos tiempos en cautiverio.
Sufrió torturas y el tratamiento rigurosísimo aplicado a los prisioneros “plantados” en ese país, donde según voceros oficiales “no existen los prisioneros políticos”. Peñalver siempre rehusó la “rehabilitación” socialista (renunciar a sus principios de libertad y dignidad, aceptando humillarse ante el Régimen). ¿Sabe Obama quién fue Eusebio Peñalver? Honestamente, mucho lo dudo. Por propia confesión y de sus inmediatos colaboradores, Obama desconoce otros temas aún más vitales a los intereses de su administración y de los Estados Unidos. En realidad nunca ha ocupado la Casa Blanca un Ejecutivo más ignorante o indiferente.
Otro que apuesto los pelos que me quedan en la calva a que tampoco sabe nada sobre Peñalver, es el comentarista Bill O’Reilly del FNC, quien ya me llenó el cotarro con su “justo y balanceado” análisis, el que bien podría ser simplemente algo más “autorizado y objetivo”. O’Reilly trató hoy de justificar el proceder de Obama en Sudáfrica durante una discusión con el sagaz reportero James Rosen, quien sí probó estar informado.
Para O’Reilly, el gesto del presidente podría figurativamente justificarse como un paso hacia la liberación del ciudadano norteamericano Alan Gross, apresado sin haber cometido delito alguno y mantenido como rehén de Castrolandia. “El presidente tiene que tratar…” dijo el comentarista a Rosen.
¿Tratar que cosa, Bill? ¿No trataba Eisenhower cuando envió a Philip Bonsal como nuevo Embajador a La Habana? ¿No trataba Jimmy Carter creando las “oficinas de intereses” de Washington y La Habana? ¿No trataba Ronald Reagan enviando al Embajador Vernon Walters a parlamentar durante seis largas horas con “Fifo”? ¿No trataba Bill Clinton con el “acuerdo migratorio”?
Dice O’Reilly que las únicas concesiones de Obama a Castrolandia durante su primer período presidencial han sido sólo en cuestiones turísticas y no económicas. ¡No me diga, Mr. “O”! ¿Es acaso posible beneficiar una sin avanzar la otra? Todos han tratado por las buenas… infructuosamente. Se ha dicho con razón que repetir una gestión consistentemente fracasada es la más precisa definición de insania.
La extrema gravedad del ex dirigente sudafricano era conocida de todos y el programa, como todo cuanto hace nuestro aspirante a tirano, estaba establecido a priori. Mirabal estaba de pie, el primero frente a la escalera en la que Obama subiría a la tribuna, a la derecha de la presidenta de Brasil.
Lo único que tenía que recordar Obama era besar a la brasileña y no a Mirabal. No necesitaban ensayo. En el desvergonzado plan estaba incluido el “histórico” apretón de manos entre estas dos cuñas del mismo palo. Quien ponga en tela de juicio la precisión de lo que afirmo, debe considerar lo que sigue.
Dos jefes de estado con un adarme de vergüenza no habrían considerado ese manoseo “protocolar”, de haber sido expontáneo, rechazándolo en el instante mismo en que se sugiriera. Obama, veterano de encender una vela a Dios mientras labora para el diablo, en su elegía se refirió hipócritamente a “líderes que honran el legado de Mandela, pero quienes impiden la liberación de sus propios pueblos”.
¿A quienes se refería? La precisión en el discurso político es lo que establece el límite entre la honestidad y la demagogia. Mirabal, por su parte, ha llamado a Obama cuanto insulto existe en el idioma castellano.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano con un poco de pedantería
Esta situación la podemos abordar al menos desde dos puntos de vista:
I)
El físico Niels Bohr antes situaciones como el hecho de que el
electrón se comporta según un modelo como una partícula y como otro
modelo, como una onda, concilió ambos modelos y situaciones mediante el
Principio de Complementariedad. En http://www.ilvem.com se lee:
En 1925 el ayudante de Niels Bohr, Heisenberg, enunció el principio de incertidumbre, según el cual no se puede alcanzar un conocimiento pleno de la realidad. Bohr partió de la dualidad onda-partícula enunciada por Broglie – donde luz y electrones actúan alternativamente como ondas o partículas-. Bohr afirmó que esas propiedades no pueden observarse juntas pero son complementarias. El principio de complementariedad dice que no hay una separación rígida entre objetos e instrumentos de medición. Descubrió este principio de las imágenes que muestran dos figuras distintas según dónde se mire. De su interés por el arte y oriente dedujo que en la vida y en la física coexisten los contrarios. Intuyó que las partículas podían comportarse como ondas y al revés, como pasa entre la luz y los electrones.
En los asuntos humanos es imposible acotar la realidad a una sola perspectiva que la capture en forma integral. La descripción más rica integra en un todo coherente los aportes individuales y metodológicos.
II) En Psicología, la Teoría de los Constructos Personales
de George Kelly, teoría de carácter constructivista, plantea que la
realidad es imposible de que una persona la conozca totalmente, pues en
ella el individuo siempre le aportará algo suyo cuando hace
captación de ella; captación en la cual no sólo intervienen elementos
del pensamiento y la cognición, sino también la emoción, la memoria, la
voluntad, la afectividad, etc..
Si a eso le agregamos los INTERESES de todo tipo, entonces ... ESTO ES DE APAGA Y VAMOS !!!
Aclaración: los que no entiendan esa expresión que se la pregunten a un cubano :-)
Además, parece que en Sudafrica todo puede pasar:
Intérprete para sordomudos de la ceremonia de Mandela era un “impostor”
Intérprete para sordomudos de la ceremonia de Mandela era un “impostor”
Tiene todo sentido que Obama saludara cordialmente al actual dictador de Cuba, pues sencillamente estaba haciendo lo que Mandela hubiera querido y esperado. O sea, si se honra y hasta venera a Mandela, que tanta lengua se dió con el castrismo por tanto tiempo, no se puede tratar de apestado al Castro de turno. Y por supuesto, esto no fue ninguna casualidad ni "accidente," pues Obama sabía muy bien que Castro II iba a ser una figura prominente en el acto de marras y que se iba a cruzar con el sujeto. O sea, si no hubiera querido darle la mano, se hubieran tomado medidas para asegurar que tal cosa no sucediera.
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