EL TURISMO NORTEAMERICANO NO VA A TRAER DEMOCRACIA A CUBA
Por Jaime Suchlicki
Por varias décadas, cientos de miles de turistas canadienses, europeos y latinoamericanos han visitado la isla. Sin embargo, esto no ha hecho que Cuba se convierta en una nación más democrática. Por el contrario, Cuba es aún más totalitaria, ya que los ingresos que recibe del turismo han fortalecido el estado y su mecanismo de control.
La idea de que el turismo o el comercio va a ocasionar cambios económicos y políticos no esta basada en estudios serios. En Europa del Este el comunismo se derrumbó una década después de que el turismo floreciera. Ningún estudio sobre Europa del Este o la Unión Soviética asevera que el turismo, el comercio o las inversiones hayan sido factores en el derrumbamiento del comunismo. Un sistema económico desastroso, la competencia con los países occidentales, la falta de legitimidad en los cambios sucesivos de liderazgo, los sentimientos anti-soviéticos en Europa del Este y el fracaso de la intervención soviética en Afganistán fueron algunas de la razones para el cambio.
Repetir continuamente que el embargo (o el bloqueo como lo llama el gobierno de Cuba) ha ocasionado los problemas económicos de Cuba no tiene ningún fundamento. La razón por la cual Cuba está pasando por una miseria económica se debe al fracaso de su sistema político y económico. Al igual que con los sistemas comunistas de Europa del Este, el sistema cubano no funciona, impide la iniciativa y la productividad, y destruye la libertad y la dignidad humana.
Al igual que ocurrió a mediados de la década de los noventa, la infusión de dólares de los turistas le quita al régimen el incentivo de adoptar reformas económicas más amplias. Cuba adoptó reformas económicas limitadas a principios de la década del noventa, cuando la isla pasaba por su peor contracción económica. Una vez comenzó a estabilizarse la economía alrededor de 1996, a través de inversiones y del turismo extranjero, además del apoyo que enviaban los exiliados, Castro cesó o revocó las reformas anteriores.
La idea de que los líderes cubanos pudieran permitir que las empresas o los turistas americanos subviertan la revolución y promuevan cambios internos es ingenua y simplista.
Los turistas americanos tendrían contacto limitado con el pueblo cubano. La mayor parte de los complejos turísticos de Cuba se encuentran en áreas aisladas y el cubano promedio no tiene acceso a los mismos, además, están controlados por un eficiente mecanismo de seguridad cubano. La mayor parte de los americanos no hablan español y tendrían interacciones muy limitadas con los ciudadanos. A los turistas tampoco les interesa visitar la isla con el propósito de subvertir su régimen. La Ley 88, proclamada en 1999, prohíbe que cubanos acepten publicaciones de turistas.
El dinero de los turistas americanos apoyaría los negocios del gobierno castrista y fortalecería las empresas del estado. La industria del turismo está controlada por los militares y por el General Raúl Castro, el hermano de Fidel.
Aunque el gobierno castrista lograra obtener los dólares que necesita, el impacto económico del turismo sobre la población cubana sería limitado. Muy pocos dólares llegarían a manos de los cubanos más necesitados, mientras el estado y las empresas extranjeras serían los más beneficiados.
Los turistas comprarían productos, por ejemplo, ron, tabaco, etc., que producen las empresas estatales y se alojarían en hoteles que son propiedad total o parcial del gobierno cubano. Gaviota, la aerolínea principal para transporte alrededor de la isla, es propiedad de los militares cubanos, que también se encarga de administrarla.
Una vez que los turistas americanos comiencen a visitar la isla, Castro va a restringir las visitas de los cubano-americanos a Cuba. Para el régimen castrista, los cubano-americanos representan un grupo mucho más subversivo ya que pueden hablar con amigos y familiares en la isla y persuadirlos a cambiar de opinión sobre el régimen castrista y los Estados Unidos. De hecho, el retorno de los exiliados cubanos en 1979-80 precipitó el éxodo en masa de Mariel en 1980.
Si se eliminan las restricciones de viaje sin que Cuba haga concesiones significativas “los enemigos de los Estados Unidos” recibirían un mensaje erróneo de que: un líder puede expropiar propiedades estadounidenses sin compensación; permitir que su territorio se utilice para introducir cohetes nucleares destinados hacia los Estados Unidos; apoyar terrorismo y propaganda en contra de los Estados Unidos alrededor del mundo; y que a pesar de todo esto, los Estados Unidos van a eventualmente “olvidar y perdonar,” además de recompensar estas políticas con turismo, inversiones y ayuda económica.
Desde la era de Ford/Carter la política de los Estados Unidos hacia Latinoamérica ha enfatizado la democracia, los derechos humanos y gobiernos constitucionales. Con el Presidente Reagan, los Estados Unidos intervinieron en Granada, con el Presidente Bush (padre), los Estados Unidos intervinieron en Panamá y con el Presidente Clinton enviaron marinos estadounidenses a Haití, con el propósito de restaurar la democracia en estos países. Nadie aboga por la intervención de Estados Unidos en Cuba. Sin embargo, los Estados Unidos han evitado golpes militares de estado en la región y han apoyado el voto popular en elecciones libres. A pesar de que los Estados Unidos no han empleado una política uniforme alrededor del mundo, en este hemisferio los Estados Unidos tienen una política consistente. Cuba es parte de América Latina. La normalización de las relaciones mientras haya un dictador militar presidiendo la isla enviaría un mensaje erróneo al resto del continente.
Terminar unilateralmente con el embargo y la prohibición de viajar a Cuba no garantiza que los hermanos Castro vayan a cambiar su política hostil contra los Estados Unidos o que vayan a crear en la isla una sociedad más libre con respeto a los derechos humanos. Después de un cambio sin condiciones de la política estadounidense, los hermanos Castro reclamarán por los daños del embargo una indemnización de los Estados Unidos de alrededor de $60 mil millones. Si los Estados Unidos pagasen esa cantidad, el gobierno de Cuba reclamaría una nueva indemnización por los daños causados por los americanos durante su intervención en 1898. Y después pedirían…
El apoyo a regímenes y dictadores que violan los derechos humanos y abusan del pueblo es una política desacertada que recompensa y promueve aún más abuso.
La entrada del turismo americano en Cuba tendría un efecto trastornante sobre la economía de islas más pequeñas en el Caribe como Jamaica, la República Dominicana, las Bahamas, Puerto Rico, e incluso la Florida, que dependen en gran parte del turismo para su bienestar económico. Se necesita una planificación cuidadosa para evitar dificultades y problemas económicos en estos países.
Si los Estados Unidos eliminan de manera unilateral las restricciones comerciales y de viaje a Cuba, ¿con que contaría el gobierno americano para negociar con un futuro régimen cubano y promover cambios en la isla? Las restricciones podrían ser un factor importante en las negociaciones con un nuevo régimen que esté dispuesto a otorgar concesiones permanentes para una transición hacia la libertad política y económica en Cuba.
La restricción de viaje y el embargo deben terminarse como resultado de negociaciones entre los Estados Unidos y un gobierno cubano dispuesto a otorgar concesiones económicas y políticas significativas o cuando se establezca un gobierno democrático en la isla.
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