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jueves, diciembre 05, 2013

Zoé Valdés: Comunismo salvaje


Comunismo salvaje


Poe Zoé Valdés
París

Tanto lío que si el "capitalismo salvaje" cuando en realidad lo que verdaderamente se ha ido imponiendo en este mundo es el "comunismo salvaje". Ah, pero como se trata de comunismo, pues ni siquiera se le puede denominar como salvaje sin que lo tomen a uno por excesivo, como mínimo. Y eso que el comunismo ha sido tan salvaje como el fascismo. Sólo hay que leer un poco, escuchar los testimonios, o hacer un viaje a Corea del Norte, a Cuba, China, Venezuela… Y dentro de poco, en el resto de América Latina lo que imperará no será otra cosa que el comunismo salvaje.

¿Qué existe en Venezuela? Ya lo dije: comunismo salvaje. ¿Qué quiere imponer Daniel Ortega en Nicaragua al cambiar la Constitución? Comunismo salvaje. ¿Qué hay tras la máscara de mamboleta de Cristina de Kirchner? Comunismo salvaje. ¿Y Putin en Rusia? Lo que ansía Vladimir Putin, el Zar de la KGB, es imponer nuevamente la Unión Soviética. O sea, comunismo salvaje. Y lo está consiguiendo con el apoyo de su mejor aliado: Barack Hussein Obama.

No me van a negar que el showcito último en España de UGT y las comelatas en restaurantes de lujo por 300 mil euros al año (si multiplicamos 100 mil por 3 de sus líderes), y el espectáculo de las facturas falsas, no es lo que ya sabemos: comunismo salvaje. Claro que lo es, qué duda cabe.

Comunismo salvaje es cuando en las ferias del libro latinoamericanas privilegian a los escritores representantes de los regímenes tiránicos de izquierda, como el de Cuba, en lugar de invitar para escuchar las experiencias de los escritores exiliados de esos regímenes. Comunismo salvaje también es cuando esos mismos escritores esbirros del régimen publican en la prensa libre, en editoriales del mundo libre, para hacer la propaganda del comunismo bestial.

Ha triunfado el comunismo demoledor, no, no es una buena noticia, aunque algunos lo vean así. No se hagan ilusiones. No hay más democracia en ninguna parte del planeta, todo es una puesta en escena de mal gusto. Todos son comunistas, absolutamente todos los políticos han sido inoculados con el virus de lo políticamente correcto, o sea han adquirido el síndrome del perfecto ultraizquierdista. ¿Rajoy de derechas? Para nada, comunista a pulso. Como antes lo fue Chirac, con todo lo bien que nos pudo haber caído en sus años mozos.

Pero claro, el hecho de que yo tenga el ojo de ver que el mundo se ha vuelto comunista salvaje, enseguida me situará en una mala posición, no me traerá nada bueno, también soy consciente de ello. Ya empezarán a repetir lo de siempre, que si me he vuelto loca, que si exagero, que si soy paranoica, que si me he convertido a la extrema derecha. No soy ni de derechas, ni de izquierdas, soy libre. O, como diría Guillermo Cabrera Infante, "soy un reaccionario de izquierdas".

Bromas aparte, el tema es muy serio. Más serio de lo que nos imaginamos, porque hasta una cierta religión se ha teñido del rojo sanguinario del comunismo salvaje, y si no qué es el islam radical, ¿qué es el terrorismo?: comunismo salvaje.

Sí, sí, ya los oigo gritar: "¡Otra vez está ésta con sus cosas, de nuevo armando la amalgama!". Lo sé, lo presiento. Sigan oyendo campanas donde otros oímos garrotes y cadenas, el día menos esperado tendrán que ponerse a marchar en la comparsa orwelliana del horror. Claro, igual les gusta, es lo que buscan.


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