martes, febrero 04, 2014

Esteban Fernández: UNA BROMA PESADA AL MUY DESTACADO HISTORIADOR CUBANO DR. OCTAVIO R. COSTA

 UNA BROMA PESADA


Por Esteban Fernández
3 de febrero 2014



Les he contado muchos recuerdos míos, pero hoy quiero hablarles de una broma que le hice a un erudito y distinguido compatriota de la cual hoy casi me arrepiento porque -con el paso de los años- he tenido que aceptar que a veces se me ha ido la mano en mis pujos. Poseo la suerte -y no sé si es una virtud o un gran defecto- de hacerles jaranas a mis más serios y circunspectos amigos y estos me siguen la corriente y hasta me ríen la coña. 

Esta gracia se la hice a un compatriota que era un gran escritor y mejor tribuno. Ya en esa época debía haber tenido más de 70 años. A casi todos los actos lo llamábamos para que hablara. Era una verdadera lumbrera. Biógrafo de Antonio Maceo y de Juan Gualberto Gómez.

Resulta que en una ocasión rentamos un pequeñísimo local en un conocido Hotel de Los Ángeles. Allí estábamos unos 40 y pico de cubanos esperando por nuestro orador estrella que obviamente estaba tarde. 

Me fui al parqueo y vi que estaba llegando. Lucía muy apurado y de pronto me dijo: “Estebita ¿Dónde es la cosa?” Y yo le dije: “Sígame, doctor”. 

Entré al Lobby y él iba detrás de mí. Ambos caminábamos apresuradamente. Cuando pasamos por los diferentes salones noté que había uno enorme y lleno de mexicanos. Se trataba obviamente de una boda.

Todavía yo no entiendo cómo se me ocurrió esa peregrina idea pero la cuestión fue que le dije: “Mire, aquí mismo es”…Al entrar me miró un poco desconfiado y me dijo: “Chico, qué cosa más rara, no veo a ningún conocido”.

Pero yo rápidamente me fui y cogí el micrófono y dije: “Con ustedes el distinguido orador, afamado escritor, ex director de un diario en La Habana y profesor universitario, el Doctor Octavio R. Costa”(foto)… El señor Costa agarró el micrófono y sonriente se dirigió a mí y dijo: “Sólo se te olvidó la palabra “Emeritus”, soy Profesor Emeritus de Mount St. Mary”. 

( Dr. Octavio R. Costa)

Aquellos cerca de 300 mexicanos estaban observando atónitos  -sin proferir una sola palabra- aquella presentación  absurda e inesperada.

Gracias a Dios que el padre de la novia se levantó de su asiento y casi gritó: “¡Señor Costa, durante toda mi vida  he leído sus columnas ‘Instantáneas’ en el periódico La Opinión, es un honor que nos dirija la palabra en este día tan importante para nosotros!” y comenzó a aplaudir y todos los comensales siguieron el ejemplo.  

Ya más a gusto el Dr. Costa inició una bella pieza oratoria que nunca olvidaré comenzó diciendo: “¡Compatriotas, como ustedes bien saben, la OEA. nos ha traicionado!”

Los mexicanos se miraban unos a otros, lucían confundidos y abrumados.  Pero todos se sintieron muy satisfechos cuando dijo: “Espero que alguien me entregue las fotos de ustedes para ponerlas en el Diario Las Américas de Miami”…Todos se pusieron de pie y lo aplaudieron.

No sé en que acabó la cosa porque antes de terminar el discurso yo salí disparado, me monté en mi carro y me estuve varios días huyéndole a encontrarme con Costa.  Me enteré que en el acto nuestro habló el Sr. Rubén Díaz Muro sustituyendo a Costa que nunca llegó.

Me quedé frío -y tuve que reconocer la genialidad del Dr. Costa-cuando leí una semana más tarde en el periódico mexicano una linda reseña de la boda redactada por él. Increíble pero cierto. La Opinión dedicó media página al acontecimiento social.

Después me topé con Octavio R. Costa en el Embassy Auditorium, me dio un abrazo como si jamás hubiera ocurrido ese incidente y jamás supe si me había perdonado o nunca se enteró de mi falta de respeto. Desde luego, en un final le hice un favor porque hablándonos a nosotros los cubanos no se hubieran ganado ni para el chicle.