Eugenio Yáñez: ¿Para qué sirven los sindicatos en Cuba?. los sindicatos en Cuba, simplemente, no sirven para nada.
Además de para mantener dirigentes sindicales “profesionales”
Por Eugenio Yáñez
28 de febrero de 2014
Hay que repetir la pregunta en cada caso: ¿para qué sirven estos congresos? Además de para justificar la existencia de parasitarios “cuadros profesionales” de esas instituciones, y que los delegados al correspondiente congreso -siempre afines al Partido Comunista- puedan darse su paseíto por La Habana.
Si la historia de las “organizaciones de masas” en tiempos de la revolución cubana ya era monótona y repetitiva, en la actualidad, cuando de aquella revolución malamente queda el nombre, la existencia de tales organizaciones se caracteriza por la superficialidad, la abulia y la inconsistencia.
¿Para qué existen los sindicatos en Cuba? Dicen que defienden los intereses de los trabajadores frente a las direcciones de las empresas y de las unidades presupuestadas. Contradictorio, pues empresas y unidades presupuestadas pertenecen al pueblo, y quienes las dirigen son designados en esos cargos por un gobierno que dicen que representa a ese pueblo. Y si se designan para materializar los intereses de ese pueblo e intentar alcanzar en algún momento un socialismo feliz, próspero, sustentable y no se sabe cuantas cosas más, los sindicatos, en vez de defender intereses de los trabajadores frente a esas direcciones empresariales y de unidades presupuestadas, deberían ser estrechos aliados de ellas y del gobierno, y no estar defendiendo intereses abstractos de esos trabajadores.
Sin embargo, algunos dirán que eso es precisamente lo que siempre ha sucedido en Cuba, porque no existe ni independencia ni libertad sindical, pero se sabe que quienes dicen eso son gusanos, plattistas, imperialistas, mafiosos, escoria, mercenarios, lumpen, burgueses, blandengues o vendepatrias, según los sicarios verbales del régimen, que no utilizan más epítetos por incultura, no por falta de vocación para el insulto.
Hay toda una serie de problemas que sufren los trabajadores cubanos desde hace muchos años, como que los salarios no alcanzan para sustentar con decoro al trabajador y su familia; que el desempleo crece sin freno sin que el gobierno tenga programas de ayuda a desempleados; que quienes trabajan para empresas extranjeras no reciben el pago directamente de esas compañías, sino a través de una empresa estatal intermediaria-proxeneta, que deja la parte del león al Estado y paga a los trabajadores un mínimo porcentaje del salario que les corresponde; que no hay suficiente inversión en el país para que pueda crecer el empleo; que las medidas de protección de los trabajadores no se cumplen, o ni existen; que no hay condiciones adecuadas de iluminación, ventilación, equipamiento, horarios y descanso en los centros de trabajo; que trasladarse de la casa al trabajo y del trabajo a la casa es una odisea diaria para millones de trabajadores, que reclama horas para esos movimientos y afecta el descanso personal y la vida familiar; que no hay uniformes o vestuario apropiado para trabajar, según las labores de cada uno; que los trabajadores de vacaciones no encuentran ofertas recreacionales a precios alcanzables, lo que obliga a buena parte de quienes están de vacaciones a quedarse en casa o caminar grandes distancias para un simple paseo, ir a la playa, o sentarse en el muro del Malecón.
¿Se discutieron esos problemas en el Congreso de la CTC? ¿Se discutieron en asambleas de base, municipales, provinciales, o en las de sindicatos ramales, previas al congreso? Y si no se discutieron, ¿para qué hubo un congreso sindical?
Y los nuevos problemas, ¿se discutieron? Diferencias del trabajo sindical en una empresa estatal y una mixta; cómo debería ser el trabajo sindical si entra en vigor la nueva ley de inversiones y existen empresas con porcentaje mayoritario de capital extranjero; características del trabajo sindical en compañías de la Zona de Desarrollo Especial del Mariel. Posibilidad de que cuentapropistas o cooperativistas se sindicalicen como tales, no como parte de sindicatos para obreros y burócratas creados hace mucho tiempo.
Los delegados al congreso no preguntaron al gobierno si las medidas de “actualización” son parte o no de una terapia de choque propia del capitalismo salvaje: los precios de alimentos y vestuario en Tiendas Recaudadoras de Divisas, los de la telefonía móvil e internet, los de la venta estatal de autos nuevos y de uso, de materiales de construcción para reparar viviendas, de artículos electrodomésticos, o de combustible para cocinar o mover vehículos. Y si esos precios no son de terapia de choque, ¿por qué el régimen no da ejemplos claros y transparentes de lo que constituye una verdadera terapia de choque en cualquier país del mundo?
Si esos temas no se discutieron, no valía la pena traer personas de todo el país a La Habana para hablar de lo que se habla siempre y se sabe que no resuelve nada.
Si fue un breve descanso o turismo de congreso para los delegados, tal vez estén felices si lo pudieron disfrutar. Y si el congreso se realizó para dar imagen de democracia obrera, imponer un dirigente partidista más como “líder sindical”, justificar que existan cuadros profesionales de los sindicatos, y los del partido comunista que los vigilan y controlan, entonces no hubo nada nuevo: lo mismo durante más de medio siglo.
Porque los sindicatos en Cuba, simplemente, no sirven para nada.
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