Sixto J. García, profesor del Seminario St. John Vianney, escribe sobre el artículo Los pecados del Papa Francisco y Julio M. Shiling le responde
¨Mahmoud Abbas tiene un historial de militancia activa. Su condición de dirigente político de una organización radical identificada con la violencia extrema no le acreditan como hombre de paz, lo que sí es posible que haya arribado a la conclusión de que la mejor manera de ganar el conflicto, es dejando que otros hagan el trabajo sucio de la guerra hasta la eliminación del enemigo
El Presidente de la Autoridad Palestina, remitió una carta a la familia de Mutanaz Hijazi, militante de la Yihad Islámica que intentó asesinar al rabino Yehuda Glick. Abbas, expresó en la misiva que Hijazi "subió a los cielos como un mártir de la defensa de los derechos de la nación palestina y de los lugares sagrados”, una carta que es de suponer no debería escribir un espíritu consagrado a la paz y al entendimiento.¨
En este post añadí también dos artículos polémicos sobre la Teología de la Liberación, tema sobre el cual ha estado involucrada y cuestionada la figura del Papa Francisco. Mary Anastasia O'Grady escribió tambien recientemente en su artículo Detrás del encuentro del Papa con Raúl Castro :
¨Sólo puedo especular sobre las opiniones del Santo Padre sobre Cuba, pero se está ganando una dudosa reputación política. En agosto de 2014 levantó la prohibición al padre Miguel d'Escoto Brockmann, de la comunidad Maryknoll, para celebrar misa. El clérigo comunista, que se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores del sandinismo marxista, fue degradado por el papa Juan Pablo II por rehusarse a alejarse de la política.
Después de levantar la prohibición, el padre d'Escoto se apresuró a denunciar al querido pontífice polaco por "abuso de autoridad". También declaró a Fidel Castro mensajero del Espíritu Santo en "la necesidad de luchar" para establecer "el reino de Dios en esta Tierra, que es su alternativa al imperio".
La semana pasada, el reverendo Gustavo Gutiérrez, el peruano que lanzó la teología de la liberación, regresó al Vaticano. Le dijo a los periodistas que la Iglesia nunca condenó su pensamiento y elogió las ideas del papa Francisco sobre la pobreza. No mencionó la pronunciada caída de la pobreza en Perú desde que las autoridades tiraron por la borda sus ideas. Tal vez el Papa hable de ello durante su viaje a Cuba en septiembre. ¨
La prédica de Jesús nos dice que en el Cielo hay una gran alegría cuando un pecador se arrepiente de sus pecados. La Parábola el Hijo Prodigo es ilustratuva de cómo el Padre recibe a un hijo arrepentido que se separó de su lado. El verdadero arrepentimiento es fundamental y eso se demuestra no sólo con palabras sino con el posterior comportamiento y la alegría de que sus pecados han sido perdonados mediante el sacramento de la Reconciliación. No obstante, a algunos pecadores hay que decirles algo más que Vete y en adelante no vuelvas a pecar!, aunque todos seamos pecadores.
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Sixto J. García, profesor del Seminario St. John Vianney, escribe sobre el artículo Los pecados del Papa Francisco y Julio M. Shiling le responde
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Por Julio M. Shiling
Miami
08/06/2015
Estimado amigo Shiling:
Primero, quiero comenzar estas reflexiones, escritas a guisa de respuesta a su artículo, asegurándole que comprendo perfectamente la angustia y el desconcierto de muchos cubanos que han sufrido bajo el régimen presente en Cuba, ante la intervención del papa Francisco en la apertura de relaciones con Cuba, por un lado, y su viaje a la isla, por el otro (precedido por la muy publicada entrevista que tuvo con Raúl Castro en el Vaticano).
Primero: Ud, habla de la doctrina de la infalibilidad papal como algo que ha sido cuestionado, si no falseado, por las acciones de Francisco. Permítame recordarle que esta doctrina de la Iglesia, definida el 18 de julio de 1870 en la Constitución “Pastor Aeternus,” del Concilio Vaticano I, le pone límites a dicha infalibilidad. Un papa no es infalible en todo caso y momento, en todo pronunciamiento que haga o en todo documento que publique. El Concilio Vaticano I establece las siguientes condiciones para que un papa goce del privilegio de la infalibilidad: 1) Que esté definiendo, o hablando, en materia de doctrina o de moral; 2) Que define esta doctrina como revelada por Dios a través de Cristo; 3) Que la defina para la Iglesia universal como revelada, no como opinión privada; 4) Que defina la doctrina haciendo uso de su autoridad como obispo de Roma.
Las acciones y decisiones de Francisco, en este caso, no tienen que ver con doctrina, dogma o puntos de moral, luego Ud. tiene plena libertad de criticar las decisiones de Francisco con respecto a Cuba.
Segundo: Si interpreté bien su artículo, querido amigo (y siéntase en libertad de corregirme si no es así), Ud. cuestiona la intervención de Francisco en un asunto meramente político, donde la Iglesia no tiene derecho a hablar. Sugiero que hay distinguir dos cosas: 1) La intención de Francisco no es política, es pastoral; 2) La acción política (no partidarista) es una acción humana, luego tiene implicaciones y signos morales: el bien común, los derechos humanos, la libertad (como Ud. señala). En este ámbito, la Iglesia no solamente tiene el derecho sino también el deber de hablar.
Tercero: Permítame discrepar con su tesis de que el papa Francisco esté aliándose, o apoyando en alguna forma, el régimen cubano, y por lo tanto atentando contra el presupuesto evangélico de la libertad humana. Me parece que, si Ud. lee los escritos, homilías, y discursos del Papa Francisco, estará de acuerdo conmigo en que no hay defensor más preclaro de la libertad humana, a todo nivel: conciencia, política, social, que Francisco.
Por lo demás, el papa tiene en cuenta que la libertad no existe como un valor auto-suficiente. La libertad existe en función del amor. Así lo afirman S. Agustín y Sto. Tomás de Aquino, a quienes Ud. cita.
Por último, me parece que si se miran las cosas con calma (y, de nuevo, comprendo la reacción emocional ante las acciones del papa, de muchos cubanos que han sufrido), no podemos decir, con buena voluntad, que el Papa está confabulado con tiranos que violan la libertad y los derechos humanos. El viaje del papa a Cuba, su intervención para abrir las puertas a una nueva situación para Cuba, están motivadas por su amor al pueblo cubano, por su apasionado compromiso con Jesucristo, cuyo evangelio quiere ver anunciado con libertad y sin coerción en Cuba. Esto, y solo, esto, impulsa al papa Francisco a intervenir para lograr una mayor apertura diplomática con Cuba, y de hacer su viaje pastoral a la isla, para encontrarse con el pueblo cubano.
Espero que estas reflexiones sean iniciativas de diálogo fecundo entre nosotros, a pesar de las discrepancias aquí expresadas.
Quedo, respetuosamente suyo
Dr. Sixto J. García
Profesor del Seminario St. John Vianney
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Respuesta a Sixto García, profesor del Seminario St. John Vianney
Julio M. Shiling
Estimado profesor Sixto García,
Le agradezco que haya leído el artículo Los pecados del Papa Francisco (“Artículo”) y que haya emitido su opinión escrita del mismo que lleva por título “Carta a Julio Shiling” (“Carta”). De acuerdo a su comentario, le reitero que no concuerdo con su análisis que es temáticamente selecto, minuciosamente limitado y esquiva lo seminal del Artículo, o la visión que usted deja ver del papel que le asigna al liderazgo de la Iglesia católica y de su interpretación en general de los propósitos de Dios y Sus fundamentos. Supongo que ideológicamente también tenemos diferencias y por supuesto, estamos en bandos opuestos en cuanto a la metodología para producir cambios políticos integrales y sistémicos en nuestra Cuba esclava.
El clamor del Artículo no es anticlerical, anti papal o anti católico. Todo lo contrario. Denuncia las acciones quebradas que el Vaticano está practicando y que conspiran contra el cristianismo. Es un intento de aportar al rescate de la Iglesia, de una corriente peligrosa que está muy bien posicionada en la cúpula del poder en el Vaticano actualmente y en la jerarquía de la Iglesia en Cuba. Nuestro Padre Varela los hubiera categorizado como religiosos impíos.
La agresión tajante del Papa Francisco de avalar al despotismo cubano, recibiendo y amigándose con su tirano en turno, conspira contra Dios. La reacción indignada de gran parte del pueblo no es, como usted sugiere, el producto de una exposición desbordada de emoción. Es el resultado de una racionalización templada y cuerda de los hijos de Dios que insisten en mantener un apego a los principios de Cristo. Fundamentos que, tanto el Papa Francisco como el Arzobispo y Cardenal Jaime Ortega y Alamino, han demostrado estar en clara contradicción.
Numerosas encíclicas papales, de diferentes papas, en distintas épocas, nos alertaron sobre la malignidad que es el comunismo/socialismo. Incluso señalaron directa o indirectamente, en algunos casos, su incompatibilidad con la religión política y atea que es el marxismo. Estas son las encíclicas: Noscitis et Nobiscum (Pio IX 1849), Quod Apostolici Muneris (León XIII 1878), Diuturnum lllud (León XIII 1881), Humanum Genus (León XIII 1884), Libertas Praestantíssimum (León XIII 1888), Graves de Communi (León XIII 1901), Pascendi Dominici Gregis (Pío X 1907), Communium Rerum (Pío X 1909), Ad Beatissimi (Benedicto X 1914), Quadragesimo Anno (Pio XI 1931), Divinis Redemptoris (Pío XI 1937). ¿Qué ha pasado con estos fundamentos encíclicos de los Papas León XIII, Pío X, Benedicto X o Pío XI? ¿Han pasado de moda? ¿Acaso creen que la perversión dictatorial del comunismo cubano es cosa del pasado? El Papa Francisco y la jerarquía católica cubana han pisoteado todo lo expuesto por estos antiguos jerarcas de la Iglesia en estos pronunciamientos. Algunas de estas encíclicas no sólo combatieron la impiedad del comunismo, sino que avisaron que la Iglesia corría el riesgo de ser penetrada por sombras obscuras de la subversión roja. En otras palabras, una amenaza desde adentro.
Es conocido que el Concilio Vaticano II no produjo una condena abierta al comunismo, sin embargo, no fue tímido al criticar el capitalismo. Pudiéramos estar argumentando un rato largo sobre el Concilio Vaticano II, sus méritos, sus deficiencias y el balance de todo. Controversias como el Acuerdo de Metz donde el Vaticano y la Unión Soviética concordaron un mutismo sobre cualquier activismo anticomunista a cambio de tolerar la participación de la Iglesia de Rusia en el proceso. Fue una Conditio sine qua non (“una condición esencial”). Personas como el Cardenal Eugène Tisserant negociaron traicioneramente con los soviéticos, entregándoles todo lo que exigieron, en contra de los fundamentos del cristianismo. La historia parece repetirse.
La Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medellín (CELAM) y su Documento Final (1968), le dieron licencia a un número de movimientos comunistas que vistiendo sotanas y argumentando que estaban interpretando el espíritu del Concilio Vaticano II, se lanzaron a la guerra marxista por el poder político en el continente americano. Algunos de los nombres que llevaron fueron el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, la Teología de la Liberación, etc. El pretender que las filas de la Iglesia están eximidas de infiltración comunista es irresponsable y absurdo. El ex bloque socialista también nos ha ofrecido mucha evidencia que implica la urgencia de ejercer cautela.
Es información pública y accesible desde hace un tiempo, los reportes que han validado el hecho de que la Iglesia de Europa Oriental fue penetrada por el comunismo durante la era soviética. Esto es consecuente con la práctica dictatorial de regímenes totalitarios de infiltrar toda institución. La religión organizada, desde la época de la dictadura jacobina en Francia, fue un objetivo de dominación. Los bolcheviques, los fascistas y sus proles subsiguientes, han continuado la tradición de infiltrar las iglesias para facilitar el control político.
La justificativa de que por una noción “pastoral”, se puede excusar el penoso acercamiento del Papa Francisco con la dictadura castrocomunista, va en oposición al ejemplo de Cristo. La racionalización de la religión organizada para plegarse a la tiranía romana, fue la mendicidad de tener un espacio, aunque esa parcela de tolerancia tuviera un precio imperdonable. Nos decía Padre Varela en Cartas a Elpidio, “Varias veces he meditado…sobre la analogía entre la Iglesia Católica y las sociedades libres, y siempre he concluido que el cristianismo y la libertad son inseparables” (Cartas a Elpidio, Editorial Cubana, 1996, p. 62). ¡Sí la libertad y el cristianismo! La exigencia del respeto de derechos elementales, naturales y humanos y la cesación de toda conducta pecaminosa de índole capital, a prioi, es lo que debe de primar en cualquier negociación con la malévola dictadura de los Castro. Es vergonzoso escuchar diatribas contra un embargo comercial, como si el comercio es el problema en cuestión.
Su Hermano en Cristo,
Julio M. Shiling
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Tercero: ¿Pueden ser admitidos a la recepción de los santos sacramentos aquellos fieles que conscientes y libremente hayan realizado aquellos actos de los que hablan los números 1 y 2?
Contestación de la Congregación del Santo Oficio: Si”.
Tomado de http://www.cubademocraciayvida.org/
“Nosotros creamos la Teología de la Liberación”. Un aporte al origen de este movimiento religioso en América Latina.
Tomado de http://www.aleteia.org/es/religion/
Francisco y la Teología de la Liberación: Aclaraciones imprescindibles
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Un rechazo en bloque de los contenidos de la Teología de la Liberación es una actitud tan absurda y unilateral como su aceptación acrítica
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Por Marcelo L. Cambronero
26.03.2014
A esta polémica ha seguido otra casi de inmediato. Se ha conocido ahora que el 12 de septiembre Francisco recibió en audiencia privada al sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, que es considerado, junto al obispo brasileño Hélder Cámara, como el fundador de la Teología de la Liberación. Gutiérrez ha defendido desde principios de los 70, junto a otros autores como Leonardo Boff, que la Teología debe de partir de una análisis de la realidad social, y que el instrumento adecuado para realizar dicho análisis es el marxismo.
Por si esto fuera poco, a finales de febrero se presentó el volumen editado por la Librería Vaticana Pobre para los pobres. La misión de la Iglesia que, si bien está firmado por el cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe monseñor Gerhard Müller, contiene una colaboración del propio Gustavo Gutiérrez y un prefacio del puño y letra del Papa.
El libro fue presentado por Müller junto a Federico Lombardi y al cardenal Óscar Rodríguez Madariaga, y en el acto estuvo presente también Gutiérrez. No pocos medios de comunicación anunciaron que ésta era la “entrada oficial” de la Teología de la Liberación en el Vaticano, lo que no deja de ser una exageración interesada.
Todavía queda por destacar un detalle más que no dejará de producir cierto malestar a quienes desearían un Papa afecto al liberalismo. Francisco, desde su juventud, se interesó por los problemas económicos, políticos y sociales, y siempre desde una marcada sensibilidad por los más desfavorecidos.
Ya cuando estudiaba para ser técnico químico, con apenas dieciséis años, fue amonestado en su centro de estudios por acudir reiteradas veces con una insignia del partido justicialista que, en aquel entonces, impulsaba los derechos denominados “de segunda generación” o “sociales”.
Como él mismo ha señalado, su principal maestra en el área de la política fue Esther Ballestrino de Careaga, una disidente paraguaya cuyas preferencias se dirigían hacia los partidos comunistas. Entonces Bergoglio leía publicaciones del Partido Comunista argentino como Nuestra Palabra, o cercanas a él, como era el caso de Propósitos, donde escribía el activista de izquierdas Leónidas Barletta.
Sería estúpido intentar ocultar determinados datos biográficos de nuestro actual Pontífice sólo porque pudieran resultar molestos a unos o a otros. Sin embargo, a la luz de estos detalles, nace la siguiente pregunta: ¿es Francisco un comunista o un marxista, como han proclamado en los últimos meses algunos neoconservadores norteamericanos? Su postura respecto a la Teología de la Liberación nos aclarará más este punto.
El Papa ya ha respondido a la pregunta sobre la Teología de la Liberación en varias ocasiones, como papa y antes de ser elegido papa. Tal vez uno de los textos más importantes para comprender su postura al respecto sea el artículo Actitudes conflictivas y Pertenencia eclesial que publicó la revista Stromata en su primer número de 1983.
A este escrito podríamos añadir diversas declaraciones, como las que hizo a la revista Razones para creer en el año 2012, en las que señaló que en la Teología de la Liberación pesaban demasiado ciertas “impregnaciones ideológicas, reductoras de la realidad” que la habían hecho rápidamente anacrónica.
Sin embargo, la manera más concreta de recoger sus posiciones sobre esta corriente teológica es acudir a sus comentarios sobre el Documento de Puebla, con el que se cerró la III Conferencia General del Episcopado de Latinoamérica y Caribe (1979). Bergoglio siempre se mostró de acuerdo con este texto.
Los obispos reunidos en Puebla señalaron en la conclusión de la Conferencia que el marxismo y el capitalismo debían ser rechazados por el mismo motivo, y es que ambas ideologías son “idolatrías de la riqueza” (§ 542 y 543). Uno y otro comparten el mismo fundamento, diferenciándose únicamente en que el marxismo se desvía del capitalismo para señalar que éste no ha comprendido el valor humano del trabajo y vive bajo el fetichismo de la mercancía, lo que es, por cierto, verdad.
Por ese motivo, si bien se dice –como cita Bergoglio en su conferencia de 2010 Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad- que la pobreza “no es una etapa casual, sino un producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas, aunque haya otras causas de la miseria”, con un lenguaje que nos recuerda tanto a los teólogos de la liberación como a Pablo VI, los obispos latinoamericanos se muestran muy críticos con la Teología de la Liberación apuntando a cuatro errores fundamentales:
1.- que, en contra de lo que defiende Leonardo Boff, el uso de las categorías filosóficas marxistas para el análisis de la realidad tiene una influencia directa en las conclusiones teológicas posteriores, puesto que toda Teología se apoya en una Filosofía de fondo y se ve afectada por ella, de la misma manera que toda Filosofía se apoya siempre en presupuestos teológicos que resultan, a la postre, decisivos.
2.- que convierte a la fe cristiana en una ideología al provocar “la total politización de la existencia cristiana”. En el fondo lo que piensan muchos de estos teólogos es que Cristo no es suficiente, que sólo marca un horizonte moral ideal, y que caminar hacia ese horizonte requiere del uso de la ideología, cuando no de la violencia.
3.- que disuelve “el lenguaje de la fe en el de las ciencias sociales”, al explicar la vida humana y su destino según categorías sociológicas, principalmente marxistas.
4.- que propone una liberación política, vaciando “la dimensión trascendental de la salvación cristiana”. La liberación, según esta posición, no vendrá de Cristo, sino de la toma del poder. De hecho la propia Resurrección de Cristo se convierte en una categoría molesta, puesto que desvía hacia un fin temporalmente indeterminado las fuerzas que han de emplearse en una revolución inmediata.
El resultado, en palabras de Jorge Bergoglio, es la aparición de actitudes eclesiásticas que “dispersan en vez de congregar, tienen miras humanas en vez de divinas, se introducen por la fuerza en el rebaño de Cristo y con palabras perversas arrastran a los discípulos en su seguimiento”.
Hemos de tener presente, con todo, que un rechazo en bloque de los contenidos de la Teología de la Liberación es una actitud tan absurda y unilateral como su aceptación acrítica. Encontramos en ella, comenta Jorge Bergoglio en El Jesuita, una gran variedad de posturas, y en muchas se pueden descubrir expresiones verdaderas de fe y de amor, como la opción preferencial por los pobres, por los marginados. A su lado también veremos excesos inaceptables, como es la utilización de la hermenéutica marxista o la contemporización con posturas violentas.
En conclusión, y como tantas veces ha señalado Francisco, el marxismo es una interpretación falsa de la realidad que tiene terribles consecuencias cuando afecta a los planteamientos teológicos. Para comprender, criticar y superar la injusticia que provoca el capitalismo, la cultura del descarte que anida en los sistemas políticos de Occidente, no se precisa abrazar ninguna postura ideológica: basta ser de Cristo, basta con el Evangelio
1 Comments:
Con respecto a este papa, vale recordar un famoso precepto de la antigua Roma: "La mujer de César debe estar por encima de toda sospecha." Y entonces, ¿qué se debe esperar del Vicario de Cristo? ¿Cómo se puede o se debe interpretar el reciente recibimiento por el papa en el Vaticano del ensangrentado, perverso y cínicamente oportunista tirano de Cuba, con tanta sonrisa y complacencia del pontífice? ¿O es que Cristo no expulsó a los mercaderes del Templo con justa ira y sin contemplación? ¿No advierte la palabra de Dios contra escandalizar a los creyentes? ¿No merecen los cubanos ni siquiera un tacto o consideración elemental? Y no, aquí no hay nada verdaderamente nuevo, pues el Vaticano ha dado muchos pasos altamente cuestionables, por no decir condenables, durante mucho tiempo con respecto a Cuba. Francisco ha ido más lejos, pero el patrón ya estaba establecido mucho antes de que se convirtiera en papa, y no fue creado por él. Yo por lo menos rechazo su gestión concerniente a Cuba, la cual considero seriamente dudosa y, como mínimo, irrespetuosa, por no decir insultante.
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