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El Comandante en Jefe no era nada fan a esos seres que tienen por costumbre ser creativos con su pluma y su rica imaginación
El Comandante en Jefe no era nada fan a esos seres que tienen por costumbre ser creativos con su pluma y su rica imaginación
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Por Tania Díaz Castro
agosto 10, 2015
LA HABANA, Cuba – 1971 fue un año fatídico para la cultura cubana, principalmente para los escritores, se lo debemos a Fidel Castro. Más que antiimperialista, el Comandante en Jefe no era nada fan a esos seres que tienen por costumbre ser creativos con su pluma y su rica imaginación.
Los ataques, dirigidos por el Comandante Invicto, comenzaron justamente el 20 de marzo de 1971 al ser arrestados los poetas Heberto Padilla y Belkis Cuza Malé, por sus opiniones contrarias al socialismo cubano; y dos días después, cuando fue declarado persona non grata el escritor y embajador chileno Jorge Edwards, por ser amigo de Padilla.
agosto 10, 2015
LA HABANA, Cuba – 1971 fue un año fatídico para la cultura cubana, principalmente para los escritores, se lo debemos a Fidel Castro. Más que antiimperialista, el Comandante en Jefe no era nada fan a esos seres que tienen por costumbre ser creativos con su pluma y su rica imaginación.
Los ataques, dirigidos por el Comandante Invicto, comenzaron justamente el 20 de marzo de 1971 al ser arrestados los poetas Heberto Padilla y Belkis Cuza Malé, por sus opiniones contrarias al socialismo cubano; y dos días después, cuando fue declarado persona non grata el escritor y embajador chileno Jorge Edwards, por ser amigo de Padilla.
A pesar de que el periódico Le Monde publicara por esos días una carta firmada por 34 figuras internacionales del mundo intelectual, entre ellos Sartre, Cortázar, Goytisolo, Vargas Losa, Octavio Paz, y Moravia, quienes se presentaron a favor de los poetas encarcelados, se implanta una política de intolerancia cultural mucho más represiva que la pautada en “Palabras a los intelectuales”, en 1961, durante las sesiones del Congreso de Educación y Cultura celebrado el 23 de abril en La Habana.
En ese Congreso, que se extendió hasta el 30 de ese mes, se especificó claramente que ¨los artistas homosexuales quedarían excluidos de toda manifestación pública, por tratarse de personas que sufren un desequilibrio patológico¨.
Por esos días, fallece el célebre intérprete Ignacio Villa, más conocido como Bola de Nieve.
En la declaración final del Congreso de Educación y Cultura, el Máximo Líder condena toda forma de intelectualismo, homosexualismo y prácticas religiosas. Arremete contra los intelectuales que habían firmado la Carta publicada en Le Monde y afirma que “El arte es un arma de la Revolución”.
Como consecuencia de dicho Congreso comienza el proceso de “parametración”, por el cual fueron expulsados de sus trabajos más de 300 personas, entre actores, dramaturgos, directores de teatro; todos homosexuales según el Ministerio del Interior. Numerosos escritores, como Reinaldo Arenas, Joaquín Ordoqui, Manuel Ballagas (hijo) y muchos otros, fueron a prisión.
En respuesta a tanta represión, el 22 de mayo se suman otros 28 intelectuales a la Carta de Le Monde, entre ellos, Susang Sontang, Juan Rulfo, P. Pasolini, Resnais y Sarraute.
El 26 de mayo es expulsado de su trabajo el escritor Eduardo Heras y se suspende la revista Pensamiento Crítico, del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana.
Poco después el famoso y popular poeta Francisco Riverón Hernández es amenazado con la cárcel por la Seguridad del Estado, en su propia casa, si continúa escribiendo poesía y literatura disidente. Sus libros inéditos son incautados.
El 30 de julio el periódico Granma anuncia que de acuerdo a las nuevas normas implantadas por el gobierno, solamente los revolucionarios podrán acceder a la Universidad.
Por esos meses es censurada la obra literaria de José Lezama Lima y Virgilio Piñera. Como al resto de los escritores, se les prohíbe publicar en el extranjero de acuerdo a la ley de la “Propiedad Intelectual”, puesta en vigor ese año, y según la cual el trabajo artístico pertenece al “patrimonio nacional”. Ley que podía condenar a prisión a un intelectual si publicaba en cualquier otro país sin el consentimiento del Estado.
El ex jefe guerrillero, según se comentaba, no estaba de buen humor. Había fracasado la zafra del año anterior, cuando aseguró que tendríamos 10 millones de toneladas de azúcar. Se había hecho público en el Congreso de la CTC la baja productividad y el ausentismo en el mundo laboral, y se reconocían las debilidades en la captación y politización de los jóvenes en el Congreso de los Jóvenes Comunistas.
El año terminó con uno de los hechos que la historia de la literatura cubana no debe olvidar: El joven escritor Nelson Rodríguez Leiva es fusilado por intento de secuestro de avión, desesperado por marcharse del país. Había nacido en Agua Clara, Villaclara, en 1943. Por iniciativa de Virgilio Piñera, se publicó su primer libro de narraciones, El Regalo, en Ediciones R, del periódico Revolución. Los jóvenes de su generación conocieron de su talento. Poco antes de morir preparaba su primer libro de poesía.
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Tomado de http://www.cuba.cu
FRAGMENTOS DEL DISCURSO DE FIDEL CASTRO EN LA CLAUSURA DEL PRIMER CONGRESO NACIONAL DE EDUCACION Y CULTURA, EFECTUADO EN EL TEATRO DE LA CTC, EL 30 DE ABRIL DE 1971.
Pero hay que tener un criterio preciso acerca de las prioridades de nuestro Instituto del Libro. Y ese criterio se puede resumir con estas palabras: en los libros que se impriman en el Instituto del Libro, la primera prioridad la deben tener los libros para la educación (APLAUSOS), la segunda prioridad la deben tener los libros para la educación (APLAUSOS), ¡y la tercera prioridad la deben tener los libros para la educación! (APLAUSOS.) Eso está más que claro.
A veces se han impreso determinados libros. El número no importa. Por cuestión de principio, hay algunos libros de los cuales no se debe publicar ni un ejemplar, ni un capítulo, ni una página, ¡ni una letra! (APLAUSOS.)
Claro está que tenemos que tener en cuenta el aprendizaje, nuestro aprendizaje. Claro está que en el transcurso de estos años hemos ido cada día conociendo mejor el mundo y sus personajes. Algunos de esos personajes fueron retratados aquí con nítidos y subidos colores. Como aquellos que hasta trataron de presentarse como simpatizantes de la Revolución, ¡entre los cuales había cada pájaro de cuentas! (RISAS.)
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Porque en definitiva, en Europa, si usted lee un periódico burgués liberal de Europa y en Europa, para ellos los problemas de este país no, no son los problemas de un país a 90 millas de Estados Unidos, amenazado por los aviones, las escuadras, los millones de soldados del imperialismo, sus armas químicas, bacteriológicas, convencionales, y de todo tipo. No es el país librando una épica batalla contra ese imperio que nos quiere hundir y bloquear por todas partes, ¡no! No son estos problemas que nos plantean las condiciones de un país subdesarrollado, que tiene que librar su sustento en condiciones difíciles. No son los problemas de los más de 2 millones de niños y jóvenes o de estudiantes que tenemos que atender, llevarles libros, materiales, lápices, ropa, zapatos, muebles, pupitres, pizarras, medios audiovisuales, tizas, alimentos en muchas ocasiones —puesto que tenemos medio millón aproximadamente que comen en las escuelas—, aulas, edificaciones, ropa, zapatos. ¡No! Para esos señores que viven aquel mundo tan irreal estos no son problemas, esto no existe.
Hay que estar locos de remate, adormecidos hasta el infinito, marginados de la realidad del mundo, para creer que estos no son nuestros problemas, para ignorar estos reales problemas que tenemos nosotros, que van desde el libro de texto, el medio audiovisual, el programa, la articulación de los programas, los métodos de enseñanza, los niveles, las preparaciones, etcétera, etcétera, etcétera. Y creen que los problemas de este país pueden ser los problemas de dos o tres ovejas descarriadas que puedan tener algunos problemas con la Revolución, porque “no les dan el derecho” a seguir sembrando el veneno, la insidia y la intriga en la Revolución. Por eso, cuando trabajábamos en estos días en el Congreso, algunos decían que seguramente a eso me iba a referir yo esta noche. Pero, ¿por qué? ¿Por qué tengo que referirme a esas basuras? ¿Por qué tenemos que elevar a la categoría de problemas de este país problemas que no son problemas para este país? (APLAUSOS.) ¿Por qué, señores liberales burgueses? ¿Acaso no sienten y no palpan lo que opina y lo que expresa la masa de millones de trabajadores y campesinos, de millones de estudiantes, de millones de familias, de millones de profesores y maestros, que saben de sobra cuáles son sus verdaderos y fundamentales problemas? (APLAUSOS PROLONGADOS.)
Algunas cuestiones relacionadas con chismografía intelectual no han aparecido en nuestros periódicos. Entonces: “¡Qué problema, qué crisis, qué misterio, que no aparecen en los periódicos!” Es que, señores liberales burgueses, esas cuestiones son demasiado intrascendentes, demasiado basura para que ocupen la atención de nuestros trabajadores y las páginas de nuestros periódicos (APLAUSOS).
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Están en guerra contra nosotros. ¡Qué bueno! ¡Qué magnífico! Se van a desenmascarar y se van a quedar desnudos hasta los tobillos. Están en guerra, sí, contra el país que mantiene una posición como la de Cuba, a 90 millas de Estados Unidos, sin una sola concesión, sin el menor asomo de claudicación, y que forma parte de todo un mundo integrado por cientos de millones que no podrán servir de pretexto a los seudoizquierdistas descarados que quieren ganar laureles viviendo en París, en Londres, en Roma. Algunos de ellos son latinoamericanos descarados, que en vez de estar allí en la trinchera de combate (APLAUSOS), en la trinchera de combate, viven en los salones burgueses, a 10 000 millas de los problemas, usufructuando un poquito de la fama que ganaron cuando en una primera fase fueron capaces de expresar algo de los problemas latinoamericanos.
Pero lo que es con Cuba, a Cuba no la podrán volver a utilizar jamás, ¡jamás!, ni defendiéndola. Cuando nos vayan a defender les vamos a decir: “¡No nos defiendan, compadres, por favor, no nos defiendan!” (APLAUSOS.) “¡No nos conviene que nos defiendan!”, les diremos.
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Y desde luego, como se acordó por el Congreso, ¿concursitos aquí para venir a hacer el papel de jueces? ¡No! ¡Para hacer el papel de jueces hay que ser aquí revolucionarios de verdad, intelectuales de verdad, combatientes de verdad! (APLAUSOS.) y para volver a recibir un premio, en concurso nacional o internacional, tiene que ser revolucionario de verdad, escritor de verdad, poeta de verdad (APLAUSOS), revolucionario de verdad. Eso está claro. Y más claro que el agua. Y las revistas y concursos, no aptos para farsantes. Y tendrán cabida los escritores revolucionarios, esos que desde París ellos desprecian, porque los miran como unos aprendices, como unos pobrecitos y unos infelices que no tienen fama internacional. Y esos señores buscan la fama, aunque sea la peor fama; pero siempre tratan, desde luego, si fuera posible, la mejor.
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Aquí se hablaba de la necesidad que tenemos de películas infantiles, de programas de televisión infantiles, de literatura infantil. Y no Cuba, prácticamente el mundo está carente de eso. Pero, ¿cómo vamos a tener programas infantiles si surgen algunos escritores influidos por esas tendencias y entonces pretenden ganar nombre, no escribiendo algo útil para el país sino al servicio de las corrientes ideológicas imperialistas? Cómo han estado recibiendo premios esos señores, escritores de basura en muchas ocasiones. Porque independientemente de más o menos nivel técnico para escribir, más o menos imaginación, nosotros como revolucionarios valoramos las obras culturales en función de los valores que entrañen para el pueblo.
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Y así, mientras Europa capitalista decae, y decae cada vez más, y no se sabe a dónde va a parar en su caída, como barco que se hunde... Y con los barcos, en este mar tempestuoso de la historia, se hundirán también sus ratas intelectuales.
Cuando digo ratas intelectuales, esté claro que no nos referimos, ni mucho menos, a todos los intelectuales. ¡No! ¡Allá también son una minoría! Pero digo los marineros, las ratas que pretenden convertir en cosa trascendental su mísero papel de tripulantes de embarcaciones que se hunden en los mares tempestuosos de la historia.
Es así. Y es cuestión de años, ¡y tal vez ni siquiera de muchos! Es cuestión de tiempo. Esas sociedades decadentes, podridas y carcomidas hasta la médula de los huesos por sus propias contradicciones, no durarán largo tiempo. Y mientras van hacia el fondo, nosotros, con trabajo, con esfuerzo, con dificultades, sí, pero vamos hacia arriba.
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