Los desatinos del ganadero en jefe
Por Nicolás Águila
13 de agosto
¿Recordáis cuándo al ganadero en jefe, allá por los años 60, le dio por hablar a todas horas sobre la inseminación artificial? Era un megateque insoportable, insufrible, seudocientífico y triunfalista, que prometía inundarnos de leche.
"¿Y qué haremos con toda la leche que nos sobre, después de satisfacer las necesidades del pueblo? Nos convertiremos en exportadores netos de productos lácteos", prometía el taumaturgo de la leche por tubería. Pero eso sería hasta que, poco tiempo después, cambió de monomanía y se dedicó en cuerpo y alma a perorar sobre el cultivo de la caña de azúcar y la zafra del 70, que fue un fracaso estrepitoso, como es bien conocido. Ya se sabe, su obsesión con un tema duraba hasta que destruía por completo el sector de la economía en que metía las narices. Un intrusismo profesional que, por cierto, parece haber heredado su 'hija rebelde', ahora convertida en lobista del régimen para la promoción de negocios agrícolas en la Isla.
Alina Fernández, tan trolera y superficial, impartirá próximamente una conferencia sobre granos y semillas oleaginosas en Minneapolis, Minnesota. Vivir para ver. Más que el nepotismo cantado, que a nadie asombra por ser práctica habitual de los Castro para con sus descendientes, lo que verdaderamente chirría en este caso es ver a la exmodelo de La Maison disertar sobre la soya, el girasol y el maní. Hay que tener cara para eso, además del alma en venta y otros detalles que ahora no vienen al caso.
Sin embargo, es más que difícil que la hija farsante supere al padre en el arte de pontificar sobre materias y asuntos que desconoce absolutamente. Los interminables discursos del ganadero en jefe sobre la genética revolucionaria pretendían ser verdaderas 'clases magistrales'. "Cómo sabe el comandante", repetían los más ingenuos, embelesados de admiración bovina, mientras el charlatán logorreico hablaba que te hablaba hasta la náusea sobre las F1 y las F2 . Así se les llama, respectivamente, a la primera y segunda generación filial en la genética mendeliana, pero mucha gente creía que la F de filial era la F de quien tú sabes. Pobre pueblo, tan vivo que se hace y tan bobo como es. La idea era supuestamente mejorar las razas de ganado y hacerlas mayores productoras de carne y leche.
Para no alargar mucho la historia, el plan fidelista de eugenesia vacuna resultó ser el experimento más desastroso que se haya realizado en la ganadería cubana (y seguramente mundial). El ganado nacional o criollo era producto de un proceso de adaptación al medio desde tiempo inmemorial. No sería el tipo de vaca que más leche y carne producía, pero era muy resistente al calor y la sequía y lo suficientemente abundante para abastecer a la población, sin necesidad de racionamiento y a precios asequibles.
Y mire usted, lo que se logró mediante una selección natural de siglos fue destruido en unos años por un tirano demencial y todopoderoso, dueño y señor de la finca particular en que se convirtió la isla de Cuba. El plan eugenésico del aprendiz de brujo, que pretendía el mejoramiento del ganado criollo mediante el cruce con costosos sementales foráneos (algunos de los toros importados costaron un millón de dólares de la época), con el objetivo de hacerlo más lechero y productor de carne, fue un desastre total sin paliativos. Los ejemplares resultantes de dichos cruces, las tan cacareadas F1 y F2, por no hablar de las siguientes F3, F4, etc., ya francamente enclenques y revejidas, salieron fatalmente vulnerables al calor y la sequía. Resultado, que el número de reses se redujo a un mínimo histórico irrisorio.
En los 90 se intentó reconvertir el ganado, o sea volver atrás, hacia lo que había sido antes, mediante cruces regresivos, pero fue inútil y hasta contraproducente. No había boleto de vuelta. La reversión ganadera no tuvo ningún éxito. Actualmente, en Cuba casi no quedan vacas. Y las pocas que hay ni dan leche ni dan carne. Lo que dan es pena.
13 de agosto
¿Recordáis cuándo al ganadero en jefe, allá por los años 60, le dio por hablar a todas horas sobre la inseminación artificial? Era un megateque insoportable, insufrible, seudocientífico y triunfalista, que prometía inundarnos de leche.
"¿Y qué haremos con toda la leche que nos sobre, después de satisfacer las necesidades del pueblo? Nos convertiremos en exportadores netos de productos lácteos", prometía el taumaturgo de la leche por tubería. Pero eso sería hasta que, poco tiempo después, cambió de monomanía y se dedicó en cuerpo y alma a perorar sobre el cultivo de la caña de azúcar y la zafra del 70, que fue un fracaso estrepitoso, como es bien conocido. Ya se sabe, su obsesión con un tema duraba hasta que destruía por completo el sector de la economía en que metía las narices. Un intrusismo profesional que, por cierto, parece haber heredado su 'hija rebelde', ahora convertida en lobista del régimen para la promoción de negocios agrícolas en la Isla.
Alina Fernández, tan trolera y superficial, impartirá próximamente una conferencia sobre granos y semillas oleaginosas en Minneapolis, Minnesota. Vivir para ver. Más que el nepotismo cantado, que a nadie asombra por ser práctica habitual de los Castro para con sus descendientes, lo que verdaderamente chirría en este caso es ver a la exmodelo de La Maison disertar sobre la soya, el girasol y el maní. Hay que tener cara para eso, además del alma en venta y otros detalles que ahora no vienen al caso.
Sin embargo, es más que difícil que la hija farsante supere al padre en el arte de pontificar sobre materias y asuntos que desconoce absolutamente. Los interminables discursos del ganadero en jefe sobre la genética revolucionaria pretendían ser verdaderas 'clases magistrales'. "Cómo sabe el comandante", repetían los más ingenuos, embelesados de admiración bovina, mientras el charlatán logorreico hablaba que te hablaba hasta la náusea sobre las F1 y las F2 . Así se les llama, respectivamente, a la primera y segunda generación filial en la genética mendeliana, pero mucha gente creía que la F de filial era la F de quien tú sabes. Pobre pueblo, tan vivo que se hace y tan bobo como es. La idea era supuestamente mejorar las razas de ganado y hacerlas mayores productoras de carne y leche.
Para no alargar mucho la historia, el plan fidelista de eugenesia vacuna resultó ser el experimento más desastroso que se haya realizado en la ganadería cubana (y seguramente mundial). El ganado nacional o criollo era producto de un proceso de adaptación al medio desde tiempo inmemorial. No sería el tipo de vaca que más leche y carne producía, pero era muy resistente al calor y la sequía y lo suficientemente abundante para abastecer a la población, sin necesidad de racionamiento y a precios asequibles.
Y mire usted, lo que se logró mediante una selección natural de siglos fue destruido en unos años por un tirano demencial y todopoderoso, dueño y señor de la finca particular en que se convirtió la isla de Cuba. El plan eugenésico del aprendiz de brujo, que pretendía el mejoramiento del ganado criollo mediante el cruce con costosos sementales foráneos (algunos de los toros importados costaron un millón de dólares de la época), con el objetivo de hacerlo más lechero y productor de carne, fue un desastre total sin paliativos. Los ejemplares resultantes de dichos cruces, las tan cacareadas F1 y F2, por no hablar de las siguientes F3, F4, etc., ya francamente enclenques y revejidas, salieron fatalmente vulnerables al calor y la sequía. Resultado, que el número de reses se redujo a un mínimo histórico irrisorio.
En los 90 se intentó reconvertir el ganado, o sea volver atrás, hacia lo que había sido antes, mediante cruces regresivos, pero fue inútil y hasta contraproducente. No había boleto de vuelta. La reversión ganadera no tuvo ningún éxito. Actualmente, en Cuba casi no quedan vacas. Y las pocas que hay ni dan leche ni dan carne. Lo que dan es pena.
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