Elecciones 2016. Apoyos editoriales y del exaspirante Pataki consolidan al Senador Marco Rubio en el tercer puesto de los aspirantes a la candidatura del Partido Republicano
Apoyos editoriales y del exaspirante Pataki consolidan al hispano en el tercer puesto
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Por MANUEL ERICE
Nadie considera hoy que Marco Rubio pueda ganar la nominación republicana. Y, sin embargo, nadie lo descarta. La cerrada pugna entre Donald Trump y Ted Cruz en que se ha convertido la antesala de los caucus de Iowa, que el lunes lanzará las elecciones primarias, parece eclipsar otra alternativa. Pero el avance del senador de origen cubano, lento y silencioso, le consolida como tercera vía, entre el populismo del millonario y el conservadurismo evangélico del senador por Texas. Lejos de ellos, pero con opciones de aglutinar a quienes buscan soluciones menos radicales. Frente al dúo antiestablishment, en la batalla del cuarteto de aspirantes moderados y avalados por el partido, Rubio lleva ventaja, frente a Jeb Bush y los gobernadores de Nueva Jersey y Ohio, Chris Christie y Jon Kasich.
Hacía tiempo que su campaña no había salido del color gris. Tan secuestrada como las de la mayoría de quienes no se apuntan al mensaje del enfado. Los últimos días, empujado por el apoyo editorial del «Des Moines Register», el primer diario de Iowa (que también respalda a Hillary Clinton, dentro de la carrera demócrata), y los respaldos de la influyente senadora por este estado, Joni Ernst, y el exgobernador de Nueva York y hasta hace poco rival en la carrera, George Pataki, le consolidan como tercero en discordia.
Política exterior
Marco Rubio, el más joven de la carrera con 44 años, supone un relevo generacional, en una campaña en la que el cambio vuelve a ser reclamo. Su representación del sueño americano, de un hijo de padres cubanos que emigraron a Estados Unidos, refuerza su imagen. A sus dotes dialécticas en los debates, el senador suma un amplio conocimiento de los asuntos, en especial en política exterior. Su principal debilidad, su apoyo en 2012 a la regularización de inmigrantes que intentó Obama, que ahora los más conservadores del partido le reprochan en campaña.
Los cálculos de Rubio y su equipo parten de un tercer puesto en Iowa. Se considera, históricamente, que un peor resultado en el primer asalto anula todas las posibilidades. Aunque John McCain fue la excepción en 2008, cuando logró la nominación republicana tras haber sido cuarto en el estado del Medio Oeste. La estrategia de Rubio, que lidera Todd Harris, sostiene que el tercer puesto en Iowa le llevaría al segundo en New Hampshire, donde se da por hecho ahora mismo el triunfo de Trump, pero donde Cruz tiene pocas opciones, al ser un estado menos conservador. A partir de ahí, el equipo de Rubio cree que se abrirían todas las opciones de victoria.
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