lunes, febrero 29, 2016

Juan González Febles desde Cuba: Orlando Zapata Tamayo un mártir para la libertad


 Un mártir para la libertad

Por Juan González Febles
febrero 24, 2016

Lawton, La Habana, Juan González, (PD) El 23 de febrero de 2010 murió al cabo de una prolongada agonía, luego de más de dos meses de huelga de hambre, Orlando Zapata Tamayo. Murió porque desafió la crueldad y la soberbia del Cartel Totalitario de La Habana. Frente a su determinación, el dictador militar Raúl Castro optó por dejarlo morir.

Un negro, joven, humilde y trabajador no debía imponerse desde la pureza de sus ideales democráticos, a la dictadura militar que le encarceló, por motivos estrictamente políticos. Debía morir para que nadie en sus condiciones osara desafiar la opresión y así murió.

En su caso se hizo realidad aquello que escribió José Martí. Murió en brazos de la patria agradecida y se rompió la prisión, la muerte acabó y comenzó con el morir, su vida. Hoy vive en el recuerdo de cada activista y de cada cubano comprometido con la libertad. Hoy está vivo en cada marcha ciudadana dominical y en cada grito de libertad proclamado frente a la violencia y el terror institucionalizados.

A Orlando Zapata Tamayo lo conocí casi al principio de incorporarme a la prensa nacional independiente cubana. Llegó a mi casa para usar el teléfono en compañía de Ángel Moya Acosta. Así conocí a un joven decente, respetuoso y lleno de una alegría de vivir que no consigo sacar de mi cabeza. Era alegre y jaranero, pero además, trabajador y emprendedor. Dispuesto tanto para el chiste y la jarana, como para el sacrificio. Un humilde albañil capaz de dar a todos, lecciones de civilidad y coraje ciudadano. Afirmado en la jovialidad y la fraternidad de quien regala la vida, afirmado en el propósito de vivir para todos y por el bien de todos.

Ángel Moya Acosta, expresó que Orlando Zapata Tamayo murió para que la población penal cubana en su totalidad, negra y mestiza en su mayoría, fuera tratada con los estándares internacionales reflejados en los protocolos sobre derechos y condiciones de reclusión, en armonía con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su sacrificio se fue más allá de exigencias en sufragio de prisioneros políticos y de conciencia. Murió por todos los presos en las prisiones dantescas y medievales impuestas por el Cartel Totalitario de La Habana. Su sacrificio le hizo inmortal porque el régimen militar totalitario y dinástico castrista no consiguió doblegarlo. Él asumió la muerte, imbuido en la idea que sobreviviría desde su sacrificio y renacería el día de la libertad de todos los cubanos.

Hoy, el aliento de Orlando Zapata Tamayo, puedo percibirlo en cada activista apaleado por turbas paramilitares integradas por sicarios en uniforme o sin él, de la policía Seguridad del Estado. Sigue vivo en cada mujer abusada, humillada o robada por estos sicarios. En cada uno de los reprimidos cada domingo de marcha ciudadana, reconozco el humor y el amor inolvidables de Orlando Zapata Tamayo. Su rechazo inolvidable por el café ‘aguado’ y por “las cosas que no están claras”.

Su muerte aceleró las excarcelaciones de los miembros del “Grupo de los 75”, arrestados y encarcelados en aquella Primavera Negra de 2003. Su condicionada excarcelación se hizo posible, con su muerte y por el activismo valiente que desde las calles que llevaron adelante las Damas de Blanco y su líder y fundadora inmortal, Laura Inés Pollán Toledo, quien casi un año después, se le unió en la gloria. Fue presumiblemente asesinada por el mandato del mismo Cartel Totalitario, hoy bendecido por el Caifás argentino de Roma y el comisario ruso de las religiones, desde la ortodoxia de aquella opresiva y esclavizadora “Rusia histórica”.

La marcha ciudadana que protagonizaron el Movimiento Damas de Blanco y los activistas de la campaña #TodosMarchamos el pasado domingo 21 de febrero estuvo dedicada a Orlando Zapata Tamayo y a los asesinados pilotos de ‘Hermanos al Rescate’. Desde su resurrección en el regazo de la patria agradecida, ¡allí estuvieron presentes!

Fotos: Ángel Moya
j.gonzalez.febles@gmail.com; Juan González Febles