lunes, agosto 29, 2016

Luis Cino Álvarez desde Cuba: El castrismo no es original ni en los mítines de repudio

Tomado de http://primaveradigital.net/

El castrismo no es original ni en los mítines de repudio

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  Los castristas sólo aportaron, a falta de algo más interesante y por aquello del sabor tropical, las congas y la chusmería como banda sonora de las golpizas.
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Por Luis Cino Álvarez
Agosto 23, 2016

Arroyo Naranjo, La Habana, Luis Cino (PD) El primer mitin de repudio del que tuve conocimiento fue en abril de 1980. Fue contra Isabel López, una muchacha de mi barrio que estudió conmigo en la escuela primaria y con la que luego, en la secundaria, intenté un noviazgo sin muchas perspectivas ni consecuencias. Ella y Reinaldo, su marido, llegaron a mi puerta golpeados, con la ropa destrozada y el terror reflejado en los ojos. Salieron de la embajada de Perú en La Habana con salvoconducto. Las autoridades les dieron garantías de que no les sucedería nada y ellos se lo creyeron, porque ya no podían soportar más el hambre y la mugre en los jardines de la embajada. La primera zurra se la dieron en Miramar, a pocos cientos de metros de la embajada. La segunda fue en La Víbora: la turba estaba apostada, a la vista de la impasible policía, a pocos metros de su casa, en la concurrida calzada de Diez de Octubre.

Por aquellos días, los mítines de repudio contra los que aspiraban a escapar del paraíso revolucionario se convirtieron en una deprimente realidad cotidiana. . Miles de personas indefensas fueron víctimas del odio orientado por el gobierno. Los mítines duraron, ininterrumpidamente y en toda su vileza, desde abril hasta septiembre, cuando las autoridades cubanas cerraron el puerto de Mariel a las embarcaciones provenientes de la Florida.

Unos años después, tuve un alumno que siendo un niño perdió la visión de un ojo a consecuencia de una pedrada durante un mitin de repudio contra su padre, “Tato” Varona, un ex-prisionero político.

Hoy siguen los mítines de repudio contra las Damas de Blanco y los opositores que las apoyan para negarles el derecho a la protesta ciudadana pacífica. Desde hace meses, cada domingo, escenifican uno, cada vez más deleznable, con golpizas y detenciones, frente a la sede del movimiento, en la barriada capitalina de Lawton.

El ensañamiento contra las Damas de Blanco parece no tener límites. El pasado seis de agosto, en la funeraria de Luyanó, donde velaban a Gisela Sánchez Baños, una dama de blanco que falleció de un paro respiratorio, no escatimaron violencia para impedir que el ataúd fuera cubierto por la bandera cubana, como era la voluntad de la difunta.

Los estrategas de la represión mantienen su apuesta por las coreografías callejeras y la indignación popular de utilería. Sólo que cada vez son menos los que se prestan a la ignominia y el trabajo de los coreógrafos se hace más difícil para reclutar a sus comparsas.

Pero aún hay turbas vociferantes, pastoreadas por fornidos agentes con teléfonos móviles, que acuden con disciplina partidista, a bordo de ómnibus Yutong, prestos a gritar, insultar y golpear si es preciso, cuando se les ordene.

Las brigadas de respuesta rápida son los émulos de aquellos porristas que otro general-presidente, Gerardo Machado, pomposo como era para los nombres, llamaba la Liga Patriótica.

El castrismo es poco original. Tomó préstamos de varios totalitarismos. Calcó los manuales de la KGB y la Stassi, de los nazis copió los blockwarts para hacer los Comités de Defensa de la Revolución, convirtió los thanzigs maoístas en mítines de repudio y a los guardias rojos en brigadas de respuesta rápida. Los castristas sólo aportaron, a falta de algo más interesante y por aquello del sabor tropical, las congas y la chusmería como banda sonora de las golpizas.

luicino2012@gmail.com; Luis Cino