viernes, marzo 24, 2017

Facturas y salarios simbólicos. Waldo Acebo Meireles sobre las ¨facturas simbólicas¨ por servicios médicos que la tiranía Castrista les está dando a los pacientes en las instalaciones hospitalarias


Facturas y salarios simbólicos

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Durante años los cubanos han estado pagando por los servicios médicos al no recibir por su trabajo más que “salarios simbólicos”, y los ha pagado también con el subconsumo a que se ha visto sometidos
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Por Waldo Acebo Meireles
Miami
24/03/2017

Según una bastante divulgada noticia en los centros hospitalarios en Cuba se ha comenzado a entregar una factura que en ocasiones llaman simbólica y en otros “de cortesía”. De pronto el cubano va a empezar a descubrir lo que los economistas en las sociedades de libre mercado descubrieron hace muchos años y es que no hay nada gratis (no free lunch). Pero ese descubrimiento va a ser parcial y no totalmente real.

En la noticia dada por la TV cubana en un hospital no identificado donde resalta la limpieza de las sábanas y de los locales, todo se ve prístino y naturalmente todos los entrevistados elogian la medida y su carácter educativo, incluso una señora muy desinformada, no es su culpa, compara el servicio gratuito recibido con lo que le costaría en otros países donde hay que pagar esos servicios.

La cuestión central es que esa señora no sabe que durante años ella ha venido pagando por esos servicios al no recibir por su trabajo más que salarios simbólicos, y los ha pagado también con el subconsumo a que se ha visto sometida durante años.

Nunca ha existido nada gratis, todo ha tenido un costo que no va a aparecer en ninguna factura en la mitad de una hojita de papel simbólica, el costo ha sido inmenso, una vida llena de miserias, de sumisiones, de falta de los más elementales aspectos de la libertad personal, de temores, de total desconocimiento del mundo exterior, de imposibilidad de elegir no solo a los gobernantes sino los caminos que cada cual desea recorrer en su desarrollo personal.

Atención médica y medicinas gratuitas, escuelas, libros, e incluso uniformes gratuitos, todo ello con un continuado deterioro en su calidad y posibilidades de acceso han sido durante más de medio siglo lo que el desgobierno ha entregado a cambio de la desesperanza, humillaciones, y menoscabo de la condición humana. No, nada ha sido gratis, todo ha tenido un alto costo que la sometida población cubana sigue pagando sin recibir la más mínima factura de cortesía.

© cubaencuentro.com
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Nota del bloguista de Baracutey Cubano

La salud pública y la educación y otras actividades se paga también por el elevado precio que desde hace décadas  el Estado Castrista le hizo a productos como las bebidas alcoholicas,  los cigarrillos, los tabacos, etc. Para que se tenga una idea de cuanto se recauda diré que hace años en Cuba  el PRECIO DE PRODUCCIÓN   de una  simple botella de cerveza (12 onzas fluidas)  era 12 centavos del peso ordinario cubano y la botella de ron (750 ml)  era de 20 centavos  del peso ordinario cubano.

Documental: Mito y realidad de la medicina en Cuba - IMHCT



Los costos para estudiar medicina en Cuba en la década de los años 50 de pasado siglo XX en la prestigiosa Universidad de La Habana era de $45 + $ 5 = $ 50 dólares ANUALES  y que se podían hacer  en tres pagos. No obstante, más del 25% de la matrúla de la Universidad de La Habana era ¨matrícula gratis¨, la cual se otorgaba mediante una carta explicando las razones por las cuales no podían pagar la matrícula. Un artículo muy ilustrativo del lugar privilegiado que tenía la salud  en Cuba en esa década y su desarrollo histórico  es La Sanidad Silenciada, del cual les dejo este fragmento; su autor es el Dr. Antonio Guedes.

 
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En mi artículo  Una primera aproximación a la república: 1902-1958 (escrito y publicado en Cuba en el número 49 de la revista Vitral y del cual  más adelante les dejo algunos  fragmentos)  escribo que en Cuba en 1958 habían más de 90 hospitales estatales, es decir: gratuitos, y más de 240 clínicas particulares o mutualistas cuyo costo mensual era como promedio de 3 pesos cubanos; sin contar las gratuitas Casas de Socorro y los Dispensarios para pobres en que te facilitaban algunas medicinas.
En 1958 la tasa bruta de mortalidad de la población era del 6,4 por cada mil habitantes (Zuaznábar, 1) pese a la situación política y de confrontación armada que existía en el país; en 1953 había sido de 6,3 por cada mil habitantes. Esa tasa ubicaba a Cuba entre los países de menor tasa de América Latina y con índices que solamente alcanzaron muchas de sus repúblicas hermanas iberoamericanas veinte años después (Anuario Estadístico de 1988,629 ). La esperanza de vida al nacer era de 58.8 años y la mortalidad infantil en menores de un año era de 32,5 por cada mil nacidos vivos, la cual desde principios de siglo seguía una tendencia decreciente (Zuaznábar, 1) pese al existente rechazo social al recurso del aborto, rechazo que existía hasta en casos en que se presentaran malformaciones fetales en el embarazo, y la no invención todavía en el mundo de algunas pruebas de análisis de laboratorio clínico o algunos instrumentos de la electromedicina(como es, por ejemplo, el equipo de ultrasonido) los cuales permiten detectar tempranamente problemas serios en el embarazo. La esperanza de vida de 58.8 años era superior en esa época a la de muchos países de América Latina y el Caribe, y mayor que las que alcanzaron veinte años después todos los países de África, salvo Argelia y Túnez (Anuario Estadístico 1988, 627). La cifra de mortalidad infantil cubana de 32,5 correspondiente a 1958 era todavía en la primera mitad de los años ochenta mejor que la de muchos países de Latinoamérica en esos años: Paraguay (45,0), Ecuador (69,5), Brasil (70,6), Méjico (53), Colombia (50), Bolivia (124,4), Honduras (82), Perú (98,6), Argentina (35,3), El Salvador (35,1) y Guyana (36,2) (Anuario Estadístico de 1988, 629). América Latina en su conjunto presentó aún en el año 2001 la cifra de 32 (Granma, 5). Cuba en estos dos últimos parámetros tenía índices pertenecientes al Primer Mundo de esos años según los datos de la UNICEF que aparecen en la Tabla de la página 16 del Material de Estudio Nro. 3 del Ministerio de Educación; los valores de Cuba en 1958 en estos dos parámetros con respecto de los Países en Desarrollo y Países menos Desarrollados fueron similares o mejores que los que ellos presentaron en 1992: En China y Vietnam la mortalidad infantil en 1996 era respectivamente de 34 y 40 por mil nacidos vivos (Robaina, 35).

La población cubana en 1958 era de aproximadamente 6 763 736 habitantes y había en el país 6 286 médicos (sin incluir estomatólogos) y un total de 32 501 camas y de ellas 28 536 de asistencia médica (Anuario Estadístico de 1988, 564 y 569). Del total de camas de servicio hospitalario 10 643 pertenecían al servicio estatal, servicio en el cual laboraban 1 125 médicos (Zuaznábar, 5). El 51% de las camas de los hospitales estaban situadas en la capital del país (Abreu, 40). Los números de habitantes por cama (237) y de habitantes por médico (1076) en 1958 eran mejores que los de la mayoría de los países latinoamericanos en esa época y más aún, que los que tuvieron esos países aproximadamente 20 años después como se puede comprobar observando la página 675 del Anuario Estadístico de 1988. Observando las cifras de aproximadamente el año 1980 diré, que solamente Puerto Rico (789), Argentina (521), Uruguay (533) y Venezuela (888) tuvieron mejores índices de habitantes por médico que el que tuvo Cuba en 1958; el resto lo tuvieron peor. Al comparar las cifras de aproximadamente el año 1980 con relación al número de habitantes por camas diré que solamente Argentina (176 ), Puerto Rico (229) y Guyana (215) tuvieron mejores índices que el que tuvo Cuba en 1958; el resto de los países latinoamericanos todavía en el año 1980 presentaron índices peores que el que presentó Cuba en 1958. En la Cuba de 1958 el número de camas de asistencia médica por cada 100 000 habitantes era de 422, En América Latina en su conjunto y en estos momentos es solamente de 220 camas (Granma, 5).

La prevalencia de la Lepra en 1958 era de 0,7 por cada mil habitantes (Informe Anual 1976, Anexo p. 46). Las tasas de morbilidad por cada 100 000 habitantes de muchas enfermedades en la Cuba de finales de los años cincuenta eran también mejores que las de muchos países latinoamericanos: Tuberculosis (18,2); Difteria (2,4); Escarlatina (0,1). No se habían presentado casos de Fiebre Amarilla, Tifoidea y Peste Bubónica; al comenzar la República, la Tifoidea, por ejemplo, había presentado una morbilidad de 5,1 por mil habitantes. Las cifras de morbilidad de Viruela, Tifus, Tosferina, Sarampión, Sífilis y Hidrofobia eran de las mejores en América Latina. Las siguientes tasas de muerte por 100 000 habitantes en el año 1958, salvo que se especifique otro año, apoyan lo anterior: Fiebre Tifoidea (0,4); Tétanos (3,0); Tuberculosis en 1959 (16,6); Poliomielitis aguda (0,1); Sarampión (0,4); Meningitis no meningococcica (2,1); Paludismo (0,4); Difteria en 1959 (0,9); suicidio o lesiones autoinfligidas (13,9); accidentes de vehiculo de motor y otros accidentes de transporte (7,2); defunciones maternas (125,3) y defunciones maternas por aborto (9,3). Las dos últimas tasas son por cada 100 000 nacidos vivos. (Informe Anual de 1976, Anexos 36-43). La tasa de mortalidad materna de Cuba en 1958 de 125,3 era mejor que las que aún aparecen en el año 1992 para Países en Desarrollo (350) y Países menos Desarrollados (590) en la Tabla mencionada del Material de Estudio del MINED..