Querida Venezuela. Mi agradecimiento.. Belkis Cuza Malè muestra una complicidad más de Gabriel García Márquez con la tiranía de los Castro en Cuba
Querida Venezuela. Mi agradecimiento.
Por Belkis Cuza Malè
27 de abril de 2017
En el año 52, mi padre fue contratado para ir a trabajar a Maracaibo, Venezuela. Estuvo primero 6 meses y luego 3. Fue junto a otros a construir el central azucarero Venezuela. De sus viajes nos trajo la bandera de Venezuela, libros históricos sobre el país, y en el último viaje, a Tapara, una monita araña que entusiasmados con las historias de la selva, quisimos tener. Llegó Tapara en compañía de mi padre al aeropuerto de Camagüey, y luego a Guantánamo, donde vivíamos por entonces.. Recuerdo todavía la pequeña y rústica jaula en que viajó
. Las Aerolíneas Venezolanas le obsequiaron a mi padre un libro de la escritora Teresa de la Parra, una de las más importantes del país, y quien sería gran amiga de nuestra Lydia Cabrera, la escritora cubana y etnóloga. Mi padre me entregó el libro de Teresa de la Parra, y debió ser el primero que leí en mi vida, apenas con 10 años. La bandera la conservamos siempre en casa como una reliquia, y Tapara vivió con nosotros muchos años, hasta 1967.
A finales de los 80, Linden Lane Magazine dedicó uno de sus números a la literatura venezolana, allí teníamos amigos cercanos y queridos, y algunos de ellos ayudaron a que Heberto obtuviera en 1980 el permiso de Fidel Castro de abandonar Cuba. Entre las gestiones de entonces que hice con los venezolanos, ayudados por nuestro amigo, el escritor cubano Benigno Nieto, que residía en Caracas, fue conseguir que el Congreso de Venezuela preparara una moción pidiendo a Fidel Castro la libertad de Heberto. Cuando García Márquez lo supo (por entonces hablábamos él y yo por teléfono, pues yo intentaba desde Miami que él me ayudara a sacar a Heberto), se asustó mucho, y me pidió que interrumpiera esa gestión prometiéndome que él hablaría con FC. Y para comenzar me pidió que le pusiera un telegrama al tirano, en su nombre, diciéndole que yo suspendería esa gestión de los Diputados en el Congreso venezolano, a cambio de la libertad de Heberto, según, dije,me aseguraba García Márquez..
Así lo hice y envié ese telegrama al tirano, cuyo contenido GM prácticamente me dictó, pero no se produjo la salida de Heberto. Era un nuevo engaño con el propósito de lograr que el Congreso no se manifestara contra la dictadura.
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