Zoé Valdés: MAMI, EL DESCONOCIDO, CELIA, Y VERDI.
MAMI, EL DESCONOCIDO, CELIA, Y VERDI.
Desde hace dieciséis años, cada 5 de agosto, a la misma hora, nos encontramos todos en el cementerio de Pére Lachaise en París, en la División 59. ¡Casualidad, caray, ese número fatídico!
Dieciséis años y aquí estamos los mismos de siempre.
Él llega con su ramo de rosas blancas, yo con mis rosas amarillas y mi mata de mandarinas (el olor de mi madre).
La tumba que él visita se encuentra a unas diez tumbas de la de mami, coloca su ramo de rosas encima de la tumba, yo igual en la de Gloria, la planta de mandarinas a un costado.
Él destapa sonoramente, una botella de champán y rocía la tumba al pie de la que, entonces, se pone a cantar a toda voz un aria de Verdi.
Yo espero.
Oigo todo ese Verdi reverdecido en su voz de tenor opacado por la melancolía. Por fin se hace el silencio.
Ahora es él quien espera.
Es mi turno.
Destapo la botella de ron, suelto unos buches encima de mami eternamente dormida debajo del mármol, y pongo a Celia Cruz a toda mecha, con su 'Mambo del amor'.
Nunca él y yo nos hemos dirigido la palabra, en dieciséis años, y sin embargo, cada 5 de agosto, mi madre y la persona a la que él viene a visitar en su tumba, nos unen a través de Verdi y su champán, y de Celia y el ron cubano.
A la salida del cementerio, el desconocido hace una especie de reverencia con un gesto elegante de la cabeza y yo agito tímidamente mi mano en el aire, ambos nos despedimos en silencio, hasta el 5 de agosto del año próximo.
Zoé Valdés.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home