El cubano Eduardo Leal Noda logra sacar de la Isla la bandera que se izó en La Habana el 20 de mayo de 1902, y ahora está en Miami la reliquia histórica
- El fuerte lobbysmo cubano en ambas cámaras legislativas encabezado por el abogado, periodista norteamericano, gran amigo de José Martí y de la causa de la independencia cubana Horatio S. Rubens, quién ya en los tribunales, y a los quince días, había recuperado lo que había sido incautado de la Expedición de la Fernandina. De esa recuperación casi no se habla en Cuba pese a que la periodista Nydia Sarabia lo escribió en su libro Noticias confidenciales sobre Cuba : 1870-1895 publicado en Cuba. El Ejecutivo norteamericana había tenido (EE.UU. y España tenían relaciones diplomáticas) que incautar el cargamento y los barcos ante una denuncia muy precisa y detallada del gobierno español sobre los preparativos que se estaban llevando a cabo para enviar esa expedición beligerante a Cuba; parte del cargamento fue lanzado al mar para que no fuera incautado. Esta es una de las más relevantes pruebas de la independencia de poderes en el gobierno de los EEUU.
- La prensa norteamericana a favor de los independentistas cubanos y la repercusión de ella en la población votante de los EEUU. Dos hechos que muestran ese favor (con mentiras, exageraciones y manipulaciones) son la ¨historia y fuga¨ de Evangelina Cossío Cisneros de la prisión en Isla de Pinos y el Mensaje a García producido por el ¨heroico¨ Teniente norteamericano Rowan.
- El pago o la promesa de pago a personas que influyeran en el resultado de la votación del proyecto que dio lugar a la Resolución Conjunta. En el libro del abogado y historiador Emilio Roig de Leuchsenring titulado Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos se ven fotocopias de algunos de esos pagos.
Eduardo Leal Noda con la bandera en su cofre de madera original en Miami (Imagen tomada de Diario Las Américas/Fotógrafo: Jesús Hernández)
Mayo 20, 2019
Hace pocos días llegó el historiador Eduardo Leal Noda a Miami, procedente de La Habana, acompañado de la bandera cubana que se izó el 20 de mayo de 1902 en la capital cubana, informa Diario Las Américas.
Leal Noda y su esposa lograron salir de Cuba con la preciada reliquia histórica y otros objetos de valor “sin que los agentes del aeropuerto de La Habana se dieran cuenta”.
En entrevista con el diario de Miami, el depositario de objetos históricos de la masonería cubana, confesó que un día después, el 21 de mayo, durante un acto oficial del recién instituido Gobierno cubano, «el general Máximo Gómez entregó la bandera, en este mismo cofre, al gran maestro masón José Fernández Pellón, como reconocimiento del extraordinario aporte de la masonería a la independencia de Cuba».
En 1936, Pellón entregó la bandera cubana al bisabuelo de Leal Noda, «Enrique Elizaga Peláez, maestro masón y soberano gran comendador del grado 33», explicó el habanero.
En su casa en La Habana, el amante de la historia pudo resguardar objetos y documentos relacionados con próceres de la independencia de Cuba, pese a la represión que vivió en la Isla comunista.
Leal Noda contó que en 1960, las logias fueron perpetradas paulatinamente «por agentes secretos del Gobierno y los valores de la masonería y la República fueron descartados».
Al historiador lo acusaron «de divisionismo ideológico», lo expulsaron de la escuela de medicina, y luego pudo estudiar biología, cuando cumplió con materias obligatorias como «comunismo científico, materialismo y economía socialista», en represalia porque con apenas 22 años en 1982, colocó «una tarja de mármol en el portal de la casa, para honrar a Franklin Delano Roosevelt, quien fue nombrado “benemérito de la masonería cubana».
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