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lunes, julio 29, 2019

Humor de Esteban Fernández: CLASE A LOS “SENIORS CITIZENS” Y LA DIETA MÁS FACTIBLE

CLASE A LOS “SENIORS CITIZENS” Y LA DIETA MÁS FACTIBLE



Por Esteban Fernández
27 de julio de 2019


 importante para lucir eternamente joven es rodearse de personas por lo menos 15 años mayores,  blancos en canas, calvos y barrigones.  A la hora de tirarse una foto tratar siempre que lo retraten entre dos ancianitos. Y una forma ideal de sentirse saludable es andar con quienes tienen por lo menos 20 achaques más mis discípulos. ¿Ustedes no notaron lo joven que yo lucía retratado entre Guillermo Novo y Aldo Rosado? (foto de arriba)


Estoy pensando en dar cursillos intensivos y conferencias sobre dietas, rejuvenecimiento y fortaleza física para los ancianos octogenarios. Se basarán en la moraleja que escuché hace poco que indica sabiamente que el conejo salta, corre y se pasa el día extremadamente activo pero vive 15 años. Mientras la tortuga camina lentamente, no hace nada, y vive un siglo.

Lo primero que deben aprender mis VIEJOS es no permitir que las esposas cojan el control remoto del televisor. Inclusive cuando “mi alumno” no esté viendo la televisión, debe esconderlo. Muy importante es sentarse en un sillón reclinable a ver sus programas preferidos por cinco horas diarias y utilizar el control remoto como si fuera una pesa. Mantenerse constantemente levantándolo y bajándolo. Eso le dará una potencia extrema en sus bíceps.

Parte de mis consejos será que deben ponerse talco en la cara en forma circular durante 15 minutos, y acostarse en la cama y comenzar a afeitarse con la maquinita eléctrica. Siempre en forma giratoria. Si hace esto durante una hora diaria sus amigos no lo llamarán más nunca por su nombre sino cuando se acerquen a uno de mis aconsejados todos dirán: “Mira, ahí viene Charles Atlas”.

Parte de mis enseñanzas será que “Nunca deben montar bicicleta o patinar con jóvenes teenagers”. Eso es deprimente y baja la moral. Es preferible y recomendable visitar al asilo de convalecientes más cercano e invitar a los recluidos allí a hacer algún tipo de deporte o calistenia.

Mis estudiantes deben ir al parque, o al Mall, sentarse en un banco y tranquilamente esperar a que pase una mujer despampanante y escultural, y comenzar disimuladamente a caminar detrás de ella.  Allí, por 10 minutos, olvidará la moraleja de la tortuga y si ella se asusta y aprieta el paso ese es el instante en que, sin notarlo, el que hasta una semana antes se sentía ser un ancianito, estará trotando más rápido que Trigger el caballo de Roy Rogers.

Les enseñaré que cuando comience el Alzheimer (eso que ahora la gente le llama “El alemán”)  y de pronto al ancianito se le olvida completamente el nombre de alguien, que no se preocupe, debe evitar que nadie se dé cuenta, y rápidamente cambiarle el nombre a la persona. Por ejemplo, comienzan a hablarle a un grupo de amigos de la película de Andy García y les olvida completamente el nombre de Andy. Y ahí deben decir: “¿Ya vieron la película del actor cubano Melitón Pérez?” Todos se creyeron que los ignorantes y decrépitos eran ellos… Ese es un ejemplo a seguir.

Les aconsejaré que guarden todas las energías para utilizarlas en sólo dos cosas: para el sexo y para poder bailar una buena rumba. Si el vetusto logra consumar ambas heroicidades todo el mundo le aceptará que está más fuerte que un toro cebú. Todo lo demás es secundario.

Un ejercicio muy saludable es dedicar una hora diaria a ponerse shampoo en la cabeza,  media hora a darse masajes en forma “radial” en el cuero cabelludo y 15 minutos a utilizar un buen acondicionador para el poco pelo que les queda.

Algo muy importante en mis clases es que deben inculcarles a los nietos que delante de una bella dama jamás les digan “Abuelo” sino “Tío”. Es más, si logran que los muchachos se lo crean de verdad es mejor aún. Ya cuando cumplan 30 años y el ochentón cumple 90, ese sería el momento ideal para que conozcan el verdadero parentesco.

Y lo más importante: el mejor antídoto contra la vejez, la solución para ocultar y evitar el paso inexorable de los años es MANTENER FIRME E INCÓLUME EL SENTIDO DEL HUMOR. Si por casualidad usted no nota que este escrito es una coña de principio a fin, usted ha perdido la batalla contra el tiempo.

Y recuerde siempre que la única forma de combatir la senilidad es haciendo la famosa “Dieta de Perucho”.

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