viernes, marzo 06, 2020

Cuba va camino a la quiebra financiera. Roberto Álvarez Quiñones: Se produce muy poco, hay que importarlo casi todo y se corre el riesgo de perder todo acceso a los créditos internacionales.

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En el libro La verdadera República de Cuba, escrito por el Dr. Andrés Cao Mendiguren,  uno de los  mejores libros sobre la república cubana (1902-1958 ) que se ja escrito (quizás el mejor de los que  he leido en mi vida),  incluyendo la monumental obra en 10 tomos Historia de la Nación Cubana, aunque este último incluye el período colonial y llega hasta el año 1952, se lee:

 ¨Cabe decir que aquellos pensamientos de 1913 expresaban una realidad  porque esa nación  se alcanzó muy pronto  en décadas posteriores,  aunque en 1959  fue demolida por los que  usurparon el poder, y ha sido vilipendeada  por una oleada de intelectuales comprometidos o  mediocres. El testimonio de ello es que Cuba ocupaba  las primeras posiciones  en todos los renglones de los anuarios de las Naciones Unidas  para la América Latina. Y hay que reconocer que estos logros  tan destacados  no se hubieran podido conseguir  si nuestros gobernantes, y a pesar de sus errores,  no hubieran tenido interés  y acierto para  resolver los problemas de la sociedad cubana, si nuestros legisladores no nos hubieran  dado una legislación avanzada  y moderna, o si el  pueblo cubano no hubiera estudiado  y trabajado  para superarse. El pueblo cubano era exigente  y siempre aspiraba  a lo mejor, pero tenemos  que acusarnos  de un pecado,  y es que  cuando no lo lográbamos plenamente, en vez de analizar  los fallos  y aplaudir lo logrado, prodigábamos una crítica irresponsable.¨ (Cao, 2008, p. 87)

En otro orden de cosas. Al triunfar la debacle Castrista el 1 de enero de 1959, la deuda de Cuba no llegaba a 50 millones de pesos  (1 peso cubano =  1 dólar en esa época), por lo que cada cubano solamente debía poco más de 7 pesos.  Cuba durante  su período de República (1902-1958) ocupó una posición privilegiada  a nivel regional y hasta mundial en Educación, Salud y Economía  por sus propios recursos, El peso cubano llegó a valer 1 y hasta  2 céntimos por encima del dólar. Esa Deuda Externa era una cantidad irrisoria cuando tenemos en cuenta la Renta Nacional cubana de esa época. 

Apunto que la existencia de esa  Deuda Externa,  pese  a la gran  Renta Nacional de Cuba,  tenía el propósito de tener  prácticamente garantizada la aprobación de  un gran préstamo  en  el futuro, cuando fuese necesario, ya que a esa petición la  acompañaría y respaldaría  un excelente historial de pago de las deudas contraidas.
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Cuba va camino a la quiebra financiera

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Se produce muy poco, hay que importarlo casi todo y se corre el riesgo de perder todo acceso a los créditos internacionales.
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Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
05 marzo 2020 

Las noticias en los últimos días muestran  que la crisis financiera en Cuba se agrava a un mayor ritmo del que admite la cúpula gobernante, y lo peor, sin que esa elite cívico-militar dé señales de que va a tomar las medidas necesarias urgentes para evitar el desastre que se ve venir para los cubanos de a pie.

Varios factores van llevando a prácticamente una bancarrota del Estado cubano, lo cual implicaría un derrumbe  de las importaciones en un país que hay que importarlo casi todo porque  produce muy poco. La Habana no pagó en 2019 los 82 millones de dólares que debía abonar  al Club de París, y corre nuevamente el riesgo de perder el acceso a créditos para las importaciones, como en 1986 cuando Fidel Castro dejó de pagar el servicio de la deuda externa cubana.

Entonces la economía se mantuvo a flote porque Moscú aumentó los subsidios a los Castro y hasta exportaba al mercado occidental tres millones de toneladas de petróleo que les "sobraban" a Cuba de su cuota en el CAME y enviaba las divisas a la Isla. Y cuando desapareció la Unión Soviética muy pronto el dictador legalizó la circulación del dólar, y las remesas, paquetes y viajes a la Isla de la "gusanera"  emigrada salvaron de la bancarrota  total a las finanzas internacionales cubanas, aunque no pudieron evitar el medieval "Periodo Especial".

En turismo, mal servicio y coronavirus

Ahora al factor Club de París se unen otros agravantes. En enero pasado, en plena temporada alta, el turismo se desplomó en un 19,6%. Visitaron la Isla 95.856  turistas menos que en enero de 2019. Viajaron a Cuba un 69% de turistas menos desde EEUU, pero se hundió  también el flujo desde Alemania (-29,7%), Francia (-24,5%), Italia (-19,5%) y desde otros grandes emisores de turistas a Cuba.

La caída del turismo alemán va a aumentar con la reducción de vuelos chárter a Varadero y La Habana a partir de mayo próximo, con la anunciada retirada de la aerolínea alemana Eurowings.

En general, en el turismo todo apunta a peor, no solo por las sanciones de Washington por la intervención castrista en Venezuela, sino por el coronavirus,  que golpea al turismo internacional, al comercio, y a toda la actividad económica planetaria. Y también porque con la crisis económica la industria turística cubana no ofrece sus servicios con los estándares de calidad necesarios.

Con el sistema estalinista de economía centralmente planificada no se puede producir en grande ni con calidad suficiente para exportar y generar recursos con los cuales importar lo que hace falta. De ahí la gravedad de que Cuba se pueda quedar sin créditos para financiar las importaciones al no cumplir con lo poco que le piden el Club de París y sus otros acreedores. Quien no paga una deuda ya reducida y renegociada se coloca encima el cartelito de "malapaga" y se cierra a sí mismo el acceso a nuevos créditos.  

El "malapaga" ahora de veras no puede pagar

Para colmo, ahora el "malapaga" castrista de veras no tiene cómo pagar. El modelo estatista está en fase terminal, agravado por la crisis venezolana, y porque la cifra de médicos cubanos explotados en el extranjero se ha reducido en unos 9.000. Además, como el país produce poco, exporta cada vez menos; el turismo cae y seguirá cayendo; y el cash desde EEUU (remesas, paquetes y visitas) no alcanza para mantener a flote una economía no sustentable.

A propósito, el flujo de divisas procedente de  EEUU tiende a bajar. En enero pasado disminuyó en un 12% el número de cubanos residentes en el extranjero (90% en EEUU) que viajaron a la Isla, y más de la mitad del dinero que llega del "Imperio" a Cuba lo llevan  los cubanos que la visitan.

El no pago de lo acordado con el Club de París y otros acreedores puede ser la gota que colme el vaso.  Es feo el panorama que tienen ante sí los cubanos, que nada pueden hacer por ellos mismos pues se les prohíbe la libre empresa y la independencia económica.

En el mundo de hoy no se comercia con cash, sino a base de crédito. Incluso  quien va a exportar muchas veces exige de antemano al comprador una carta de crédito (crédito comercial) para financiar la operación de venta.

La carta de crédito es una garantía que le exige el exportador al importador contra la entrega de la documentación (certificados aduaneros, factura de compra, seguro) que evidencie que en el puerto de origen ha sido embarcada la mercancía comprada. Esa carta de crédito la paga el importador al momento de recibir los documentos y cerciorarse de que la mercancía deseada está en tránsito hacia el puerto de destino pactado.

Sin acceso a créditos se importará muy poco

De no pagar al Club de París, La Habana se va a quedar sin acceso a las finanzas internacionales y no podrá emitir las cartas de créditos que generalmente le exigen los exportadores privados capitalistas.  

Vale recordar que debido al parasitismo económico castrista, aun con los cuantiosos subsidios soviéticos, en los años 80 la deuda cubana se montó en 51.000 millones de dólares, proporcionalmente la mayor deuda de Latinoamérica según el FMI. Con el Club de París (22 países), la deuda llegó a 11.100 millones, de la que Fidel Castro no pagó ni principal ni intereses a partir de 1986, y Cuba se quedó sin acceso a créditos internacionales.

Pekín en 2011 le perdonó a los Castro la deuda de 6.000 millones de dólares. En 2013 México le condonó 341 millones de una deuda total de 487 millones, y en 2014 Rusia le perdonó el 90% de 35.000 millones. Putin,  consciente de que nunca lo cobraría todo redujo el adeudo a  3.500 millones de dólares. Inútil intento, pues tampoco va a cobrar nada.

Finalmente, en 2015 el Club de París recortó en 8.500  millones de dólares(un 76%) la deuda cubana y la dejó en 2.600 millones, con facilidades de pagos bajísimos hasta 2033, y le perdonó los intereses hasta 2020, y con cláusulas para realizar inversiones en la Isla.

Luego de ese acuerdo varios países de la Unión Europea, mostrando una inaudita ingenuidad acerca de la naturaleza parasitaria de la economía cubana, decidieron  invertir capital en la Isla y  se convirtieron en el primer socio comercial de Cuba, al punto de que en 2018 el intercambio comercial cubano con ese bloque de naciones ascendió a 2.730 millones de dólares. Por supuesto, seguramente buena parte de esa cifra se convirtió en nuevas deudas.

El no pagar los adeudos a nadie es parte de la cultura fidelista. Cuba no paga ni a sus aliados y mecenas. Ahora incumple lo negociado con el Club de París, sobre todo con España, Francia, Austria, Bélgica y Japón. Y aunque el vicepresidente Ricardo Cabrisas afirma que se pagará en mayo, ya no le creen.

Los sesudos comunitarios europeos no fueron capaces de advertir que por la condición no sustentable de la economía cubana, dependiente de una Venezuela también en crisis, la capacidad financiera de la Isla iba a desplomarse.

Pero además, no importa si en mayo paga o no en París, el problema aquí es que el régimen castrista camina hacia la quiebra financiera. ¿Y cómo con menos divisas cada día se podrán importar los miles de millones de dólares que necesita el país en alimentos, materias primas, medicamentos y bienes de consumo de todo tipo?

Hay una sola respuesta: generando nacionalmente esos recursos financieros, para lo cual hay que desmantelar el sistema estalinista de economía centralmente planificada, liberar totalmente las fuerzas productivas, permitir que el sector privado importe y exporte, y dejar de intervenir en Venezuela.

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