Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
La decisión del Presidente Barack Hussein Obama de derogar, una semana antes de dejar la Presidencia, la orden ejecutiva del ex Presidente Bill Clinton de ¨pies secos, pies mojados¨ pudo tener además otras causas además de la que plantea CAM; una de ellas pudo ser la manera en que votaron los cubanos en los precintos donde hay una mayor presencia cubana pese a que el Condado Miami Dade lo ganó Hillary Clinton.
Ahora bien: algo que en mi opinión ha hecho que el Presidente Donald J. Trump no revierta la decisión de Barack Obama es lo que plantea la imagen que acompaña a esta nota del Bloguista de Baracutey Cubano, pues no pocos cubanos de las dos últimas décadas que han llegado a los EE.UU. después de hacerse residentes permanentes de los EE.UU. (gracias a la susodicha orden ejecutiva de Bill Clinton y a la Ley de Ajuste Cubano,) regresan al poco tiempo a Cuba por motivos u objetivos baladies prostituyendo el espíritu, que no la letra, de la Ley de Ajuste Cubano que es el de darle un status legal a las personas que huían del comunismo buscando libertad, democracia y refugio en los EE.UU.. Esta situación incoherente con la condición de salir huyendo de Cuba, creó desde mucho antes de la elección de Donald Trump un malestar que aún existe en muchos votantes cubanos-americanos y cubanos exiliados, los cuales les trasmiten ese malestar y disgusto a los congresistas y senadores electos. Si a lo anterior le añadimos las nada espontáneas caravanas con miles de personas de centroamérica , mexicanos, asiáticos, árabes, etc. que llegan a las fronteras de los EE.UU. pidiendo entrar, no es difícil imaginar lo que provocaría que los cubanos entraran de manera automática a los EE.UU. ; tal situación sería aprovechada por el Partido Demócrata de los EE.UU. en su beneficio político ...
Muchos cubamos fueron y son los culpables de la derogación de la ya antes mencionada orden ejecutiva por esa incoherencia y de que esté ¨tambaleando¨ la Ley de Ajuste Cubano que hasta ahora sigue totalmente vigente.
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Los pobres cubanos
Por Carlos Alberto Montaner
25 de abril, 2020
Primero el “disclosure”: Paola Ramos es la mayor de mis nietas. Ha hecho un excelente documental para Showtime. (Es, además de brillante y audaz, absolutamente bilingüe y bicultural, dado que se crió en España). Trata de los cubanos en la mexicana Ciudad Juárez que intentan entrar en Estados Unidos. Son miles y viven acosados por el “Cártel de Juárez” y, en menor medida, por las autoridades mexicanas. Me conmovió especialmente una mujer que prefiere ser asesinada enA Juárez antes que regresar a Cuba.
Les llaman “Cajeros (ATM) vivientes”, como recordó Pedro Sevsec en TV América cuando entrevistaba a Paola. Los secuestran y maltratan severamente hasta que los familiares, casi todos avecindados en Miami, muchos de ellos ciudadanos estadounidenses, y supuestamente solventes, pagan el rescate y les permiten seguir vivos.
Pese al inminente peligro que corren, los jueces americanos, en vez de fallar conforme a Derecho, una vez capturados, los envían a México violando todos los acuerdos internacionales firmados por Estados Unidos que supuestamente protegen a los refugiados. Una vez en manos del “Cártel de Juárez”, si los familiares de los cubanos no pagan, los asesinan sin compasión. Se lo explicó a Paola un matarife frente a las cámaras de la televisión americana:
–¿Ha secuestrado a algún cubano?
–Sí, por supuesto.
–¿Tiene alguno secuestrado en este momento?
–Sí.
–¿Qué les sucede cuando los familiares no pagan?
–Van directos a la fosa común.
Tras ver la pieza le pregunté a Paola por qué el criminal se autoacusaba sin temor. Los extorsionadores también requieren “relaciones públicas”, me dijo. Hasta los cárteles necesitaban ese tipo de propaganda para vender su mercancía. La mercancía era la supresión del dolor causado por ellos mismos y evitar el balazo en la cabeza mediante un pago. ¿De cuánto hablamos? De diez, quince o veinte mil dólares, me respondió. Además, en Ciudad Juárez ellos son la autoridad. Se sienten fuertes. La policía les pasa información.
(Paola Ramos, nieta de Carlos Alberto Montaner y además hija de l periodista y activista mexicano Jorge Ramos. Comentario añadido por el Bloguista de Baracutey Cubano)
Los delincuentes, como la materia, no desaparecen, sino se transforman en otra cosa. Como el tráfico de drogas está muy vigilado en la frontera americana, se dedican a la extorsión, al chantaje, a la prostitución, y a cualquiera de las conductas penadas por la ley que requiera a una persona sin empatía y capaz de hacer mucho daño. En Ciudad Juárez es fácil secuestrar cubanos. Repito: son miles. El resto de los indocumentados o no tienen parientes en Estados Unidos o carecen de recursos.
Los pobres cubanos han sido víctimas de múltiples engaños. Primero, les tomó el pelo Barack Obama cuando dijo y reiteró hasta el cansancio que no le haría ninguna concesión al régimen cubano hasta que la Isla diera señales de cambio hacia la libertad. Era mentira. Negociaba con el régimen cubano tras bambalinas hasta que, en diciembre de 2014, anunció súbitamente la apertura de relaciones diplomáticas normales.
Poco antes de abandonar la presidencia, dio un sensacional discurso en la Isla que puso a temblar a los carceleros y se negó a reunirse con Fidel, pero liberó a unos espías cubanos, responsables, entre otros delitos, del asesinato de los pilotos cubanoamericanos de “Hermanos al Rescate” mientras realizaban misiones de salvamento sobre aguas internacionales.
El pretexto utilizado por Obama fue un “canje” de espías. No era verdad. El régimen cubano, interesado en la devolución de sus espías, le proporcionó a Obama un supuesto agente norteamericano llamado Rolando (Roly) Sarraff Trujillo, preso desde hacía veinte años, al que le fabricaron una biografía de Rambo secretamente vinculado a la CIA. Todo era una fabricación para plantear como un “canje” lo que era otra concesión.
Simultáneamente, a pedido de La Habana, Obama eliminó la disposición de “pies secos y pies mojados”, firmada por su correligionario Bill Clinton, que les permitía a los refugiados cubanos permanecer legalmente en suelo americano. Mientras la “Ley de ajuste”, promulgada por Lyndon Johnson en los sesentas, otro demócrata, les daba acceso a la residencia y, eventualmente, a la ciudadanía.
Todas esas excepciones demostraban el mejor camino para conseguir la incorporación de una minoría, en este caso hispana, al “sueño americano”. No había que esconderse de la “Migra”, se trabajaba dentro de la ley y se pagaban impuestos inmediatamente. Y funcionó muy bien: a los diez o quince años de trasladados al suelo americano, los cubanos eran estadísticamente indistinguibles de la media blanca de Estados Unidos. Pero la segunda generación cubanoamericana tenía un desempeño aún mejor que los estadounidenses de cualquier origen, menos los hindúes que nos superaban en casi todo.
Luego vino el engaño de Donald Trump, especialmente doloroso porque los cubanos habían sido los latinos que más lo habían apoyado en las urnas (un 50%), pese al tufo castrista de su liderazgo de macho alfa que sabía de todo y en todo se metía. Quien había prometido liquidar inmediatamente todos los decretos presidenciales de su predecesor Barack Obama, se cuidó mucho de mantener vigente la cancelación de “pies secos, pies mojados”.
Era mayor el desprecio a los inmigrantes que el rechazo a las concesiones de Obama a Castro. No es verdad que a Trump le preocupe el daño que sufren los ciudadanos norteamericanos. Depende del origen de esos ciudadanos. Si son cubanos (o puertorriqueños, pero esa historia merece otra crónica) no los apoya. Los cubanamericans son más cubanos que “americanos” a los ojos prejuiciados de un Trump que carece de la sofisticación intelectual para entender lo que es el “patriotismo constitucional”, el único al que están obligados los inmigrantes.
En Miami son cientos las familias que tienen que pagarles a los asesinos del Cártel de Juárez. Al presidente de USA parece no importarle. Lo suyo es impedir, a cualquier costo, que entren en el país los perseguidos por el hambre, por la ideología, o incluso por ambas, más aún si se trata de hispanos. Y especialmente si tienen la piel oscura.
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Una fosa común', el destino de emigrantes cubanos secuestrados en México si sus familiares no pagan. Este es el testimonio de un sicario que opera en Juárez.
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Víctor López
25 April 2020 at 5:25 pm
PERMALINK
No quiero comentar en un blog con censura como este. Para mi la mierda no está en el censurado, sino en el que censura.
Siento una obligación moral decirles que comuniquen a sus familiares o conocidos en tránsito (o por viajar), que no se reúnan en grupos, NO HAGAN GREGARISMO EN MÉXICO, y no se expongan jamás en el norte de ese país. Como núcleo familiar o en forma individual pueden los cubanos o de cualquier nacionalidad que sea, encontrar un espacio acogedor, trabajar y ser bien recibidos, el mexicano es hospitalario y padece también el flagelo de los grupos criminales autóctonos (las policías en gran parte integran esos grupos). El norte es PELIGROSISIMO para cualquier extranjero, pueden esperar en los estados del bajío central o mejor ciudad de México, desarrollando cualquier actividad de bajo perfil en las colonias (así llaman a los barrios) de clase media, mientras regularizan su situación o tienen oportunidad de encontrar un portillo de entrada (que no por estar en la frontera va a ser más fácil). Las vías hacia el norte (si no se utiliza la aérea) varían, deben informarse de cuál es el “corredor” más seguro, y viajarlo de una sentada.
Siempre actúen independientes, JAMÁS TRANCEN CON COYOTES.
Disculpen mi intervención.
Etiquetas: CAM, Carlos Alberto Montaner, coyote, cuba, cubanos, EE.UU., EEUU. frontera, fosa común, Ley de Ajuste Cubano, Paola Ramos, pies secos pies mojados, pobre cubanos, refugiados, refugio, sicario
1 Comments:
Montaner hace bastante rato que me perdió, aunque por supuesto puede hacer y decir lo que mejor estime. Ahora, parece que su memoria le falla un poco. No menciona que su "brillante" nieta, hija del muy comprometido y ni remotamente imparcial Jorge Ramos, formó parte del equipo de campaña presidencial (2016) de la absolutamente abominable Hillary Clinton, a la que no hay por donde cogerla. Cierto, la nieta no estaba obligada a apoyar a Trump, pero sí había obligación de rechazar todo lo que oliera a Clinton. Claro, ciertas cosas mejor se "olvidan," o se dejan pasar, sobre todo en familia.
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