lunes, julio 13, 2020

Germán M. González desde Cuba: Falleció la zafra 2019-2020. Luego de ¡203! días de angustiosas molidas se dio por terminada la zafra cubana



Falleció la zafra 2019-2020

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Luego de ¡203! días de angustiosas molidas se dio por terminada la zafra cubana
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Por Germán M. González
Bauta, Artemisa
13/07/2020 

Lo anuncia un artículo en el diario Granma (26 de junio de 2020) con el eufemístico título de «Pendientes y aportes de una campaña insuficiente» con la firma de Gladys Leydis Ramos López del cual, pese a su opacidad, se pueden extraer varias conclusiones al describir verdaderos desastres en la que otrora fuera nuestra principal industria, primera exportadora mundial del dulce.

En los años cincuenta del Siglo XX, todos los analistas, cubanos y extranjeros, consideraban que Cuba debía diversificar su economía, y todos coincidían conque eso debía ser a partir de diversificar la agroindustria azucarera, aprovechando la inmensa estructura productiva existente, con cuatro millones de ha cultivadas, sistema de transporte desarrollado, capacidad industrial instalada, un ejército de personal capacitado, etc.

La caña de azúcar posee tales cualidades, produce tan diversos renglones, que el azúcar sale gratuita de aprovecharse la materia prima para la obtención de alimento animal, combustible energético, electricidad, alcoholes para todos los usos incluyendo biocombustibles, papel, madera artificial, y muchos más.

Al estatalizarse la industria y participar Cuba en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), correspondió al País en la división internacional del trabajo dictada producir azúcar, abandonándose por tanto todo el incipiente desarrollo alcanzado durante la República en el aprovechamiento del resto de las producciones posibles, mal llamados sub productos y derivados.

Así al desmerengarse el campo socialista europeo la industria azucarera cubana estaba anacrónica, con décadas de atraso respecto al desarrollo alcanzado en otros países azucareros, por ejemplo, Brasil. Luego de anunciar al mundo que Cuba no producirá jamás combustibles a partir de alimentos Fidel Castro ordenó cerrar 120 centrales azucareros de los 165 existentes en ese momento y vale la pregunta: qué era más humanitario cerrar la agroindustria o dedicar parte de la producción a elaborar biocombustibles, tomando en cuenta que el azúcar es un alimento esencial, sobre todo en los países más pobres.

A la decisión, que condenó a un eterno tiempo muerto, como se llamaba en Cuba a los períodos entre zafras, a cientos de miles de trabajadores y habitantes de miles de bateyes —poblados— cañeros y azucareros se suma la ineficiencia crónica para causar que las zafras cubanas sean, año por año, cada vez más desastrosas.

Una ojeada al Anuario Estadístico Cubano, www.onei.cu, permite apreciar indicadores e índices productivos ridículos en relación con los logrados por Cuba históricamente así como comparados con los mundiales actualmente: rendimiento azúcar por ha cosechada menores de 3,5 t/ha de nunca menos de siete; rendimiento industrial de azúcar/caña molida inferior a 10 % contra mínimos del 12 %; rendimientos agrícolas inferiores a 40 t/ha y pérdida de tiempo industrial del 40 %.

Añada a estos indicadores el subdesarrollo de la industria con relación a la obtención de otras producciones posibles y se llega a la conclusión que la cubana es una agroindustria insostenible e incosteable pues depende excesivamente del azúcar y ésta es producida con bajos rendimientos agrícolas e industriales, es decir, menos ingresos por pesos o dólares de costos y gastos. Cada índice o indicador de eficiencia por debajo de lo normal representa inversión de recursos no recobrada en forma de ingresos por la producción obtenida.

Siempre que hablan los funcionarios de la agroindustria mencionan problemas de financiamiento para la importación de insumos productivos por lo que éstos llegan tarde o no llegan. Al respecto Raúl León Torras[1], una autoridad nacional e internacional en el mundo azucarero señala en un trabajo recogido en la Antología publicada por la editorial de Ciencias Sociales, 1988, que Cuba importaba en 1959 el 5 % de los insumos utilizados en la agroindustria, produciendo el 95 % de éstos, hoy estos números se invierten a causa de la desindustrialización del País. Cabe señalar que si el los años pasados el azúcar significaba el 75-80 % de las exportaciones cubanas, solo constituía el 25 % de su Producto Interno Bruto [PIB] anual (Pericás, L. B. Che Guevara y el debate económico en Cuba, Casa de las Américas, 2014).

La zafra recién terminada ratifica la tendencia hacia resultados negativos. Comienza y termina en centrales no previstos y se demora su terminación del 2 de mayo al siete de junio, es decir, 35 días más de duración, lo cual significó adentrarse en el período de lluvias, algo funesto para el desarrollo de la cosecha. Solo molieron 44 centrales y 24 de ellos retrasaron la arrancada lo que deja unos diez sin moler, se supone que por falta de caña o no alistamiento de la industria, falta de transporte u otros factores.

Como es tradicional desde las zafras posteriores a 1970, cuando Fidel Castro proclamó la «discreción azucarera», en el artículo no se mencionan cifras de producción, plan y real, pero podemos deducirlas con cierto grado de exactitud. Tomando en cuenta que las zafras de los años anteriores has rondado el millón y medio de toneladas de azúcar, el plan para esta campaña debe haberse aproximado a los dos millones. Como se dice en el artículo que se molió el 83 % de la caña planificada y el rendimiento —inferior al plan en el 2,4 %— fue de un discretísimo 9,25 toneladas de azúcar por tonelada de caña molida, podemos inferior que la zafra pudo hacer alcanzado un millón seiscientas mil toneladas, es decir, la cuarta parte de lo solía hacerse en los años cincuenta del pasado siglo, pero con indicadores de eficiencia muy inferiores.

Como suele ocurrir, la culpa del desastre se le achaca al «bloqueo» aunque se admite tímidamente problemas organizativos en la cosecha y el transporte, insuficiente fuerza de trabajo en la operación de calderas, alto por ciento de caña quemada, no reconoce que nunca se han quedado en los puertos cubanos producciones destinadas a la exportación, tanto en el azúcar como en el resto de la economía, la limitación a la exportación es el déficit productivo de la economía cubana. En cuanto a los insumos necesarios todos ellos existen en países muy cercanos, como Brasil, México, Canadá, Colombia, etc. con los cuales Cuba ha mantenido relaciones comerciales solo dificultadas al no honrar convenientemente los créditos recibidos.

Sin embargo, todo lo descrito no es lo peor, lo trágico es que en al terminar la pasada campaña, en una comparecencia ante la Asamblea Nacional de Poder Popular, el Presidente de AZCUBA confesaba que la peor limitante de la agroindustria es la falta de fuerza de trabajo calificada, algo inaudito en un País donde se decía que todos sabíamos de azúcar y de pelota. De aquella acabamos de describir su situación, de ésta mejor no hablar, duele demasiado, al decir de Padura.

[1] Trabajó como asesor de Julio Lobo, principal magnate azucarero cubano, después de 1959 continuó ligado al mundo azucarero como Presidente de la Organización Internacional del Azúcar y falleció siendo Presidente del Banco Nacional de Cuba.

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