jueves, agosto 06, 2020

El Partido Comunista de EE.UU apuesta por Joe Biden, instalado en la izquierda, para la Presidencia de los EE.UU. al igual que recomendó en el año 2008 votar por Barack Hussein Obama


Partido Comunista de EE.UU apuesta por un Biden instalado en la izquierda

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El líder del Partido Comunista Revolucionario de Estados Unidos, Bob Avakian, en un correo de más de 2 000 palabras enviado a sus seguidores, dijo que apoyaría a Biden en las elecciones de noviembre
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Por Emmanuel Rondón
Agosto 4, 2020

A estas alturas del partido es imposible calificar a Joe Biden como un “moderado”, quizás, llegó a serlo, ahora, además de una ficha de la izquierda americana “moderada”, también es apuesta del ala socialista y comunista más radical no solo de los Estados Unidos, sino también del mundo entero. Las tiranías de Cuba, Nicaragua y Venezuela, por citar tres ejemplos, esperan su llegada al poder con ansias. Para afianzar esta tesis, el líder del Partido Comunista Revolucionario de ese país, Bob Avakian, envió un extenso correo a sus seguidores avisando que respaldará a Biden con su voto en los comicios de noviembre.

Avakian sostiene que, aunque cree que las elecciones presidenciales son “una mierda electoral burguesa” y que tanto Trump como Biden son dos representantes del malvado y explotador sistema capitalista-imperialista, Biden es una opción menos dañina que el “fascista” Donald Trump, según informaron diversos medios alternativos de Washington.

El líder comunista asegura que, “en el sentido más básico y esencial”, tanto demócratas como republicanos son partidos de la clase dominante y ninguno representa nada positivo, pero que como revolucionario apoyará a los demócratas en estas elecciones.

Para el revolucionario estadounidense Biden es un actor más del opresor sistema capitalista, no representa nada bueno, pero aún así es el elegido por la revolución comunista para esta elección que, sin dudas, es la más importante de los últimos años no solo para Estados Unidos, sino para el mundo entero.

La política interna y exterior estadounidense puede seguir por una senda reconocible afín a sus tradiciones y valores históricos con Trump y los republicanos, o desvirtuarse y desdibujarse a manos de un partido político completamente decidido a cambiar todo lo que ha convertido a los EEUU en la nación más desarrollada del mundo, reemplazando el modelo capitalista por un socialismo escondido en el lema progresista.

Izquierda vs. derecha, tendencia cada vez mayor

Tan solo hay que ver quiénes están en cada uno de los bandos y sus propuestas para entender que esta es una elección puramente entre políticas de derecha conservadora vs. izquierda más radical. Biden y los demócratas abiertamente hablan en sus propuestas de un Estado bien presente para combatir los efectos de la COVID-19 y del aumento de los impuestos para sobrellevar la crisis económica causada por el coronavirus. Trump, al contrario, apuesta por aliviar la carga impositiva y las regulaciones para hacer aún más atractivo a EEUU para la inversión de capitales.

No hay que olvidarse de que los efectos de la pandemia son globales y que las medidas económicas implementadas por Donald Trump a lo largo de su mandato hicieron de la economía estadounidense la más fuerte de las últimas décadas rompiendo varios récords, pero el coronavirus hizo que la situación se revirtiera. La pregunta que deberían hacerse los estadounidenses es: ¿qué medidas deben aplicarse para superar la crisis? ¿las que hicieron a los Estados Unidos una economía muy fuerte o alejarse de ello para pasar a políticas socialistas como el aumento de los impuestos y las regulaciones estatales?

Biden también habla desde la bandera de las “desigualdades”, de hecho, una de sus promesas es terminar con “las desigualdades sistémicas” causadas por el sistema capitalista. Un artículo de la agencia AP lo reporta perfectamente: “Biden plantea la necesidad de medidas federales extremas para evitar una recesión prolongada o una depresión y para lidiar con una persistente inequidad económica que afecta desproporcionadamente a los estadounidenses que no son de raza blanca”. El candidato demócrata, además, promete un aumento del salario mínimo de 15 dólares la hora y un plan hospitalario gubernamental “gratuito” –—se pagará con el dinero de los contribuyentes— para los estadounidenses de edad laboral; una medida que necesita de muchos subsidios.

Retórica socialista

Con la irrupción de las protestas por conflictos raciales y, posteriormente, disturbios, saqueos y actos vandálicos en general, se ha debatido mucho sobre el “racismo y los problemas sociales sistemáticos” que “ha provocado” el capitalismo estadounidense. Por supuesto, los demócratas, cada vez más a la izquierda, apoyan esta narrativa instaurada en los principales medios de comunicación del país —dominados por ellos mismos— y también por distintas organizaciones como Black Lives Matter que se han calificado como marxistas y de izquierda.

Los demócratas, con Biden como figura electoral, ahora están del lado de la narrativa que señala a EEUU como una nación de valores errados que provocaron “segregación, conflictos sociales y la desigualdad de clases”. Por ello, alcaldes y gobernadores demócratas en sus ciudades velan por el desmontaje de las fuerzas de seguridad; incluso apoyando a movimientos, organizaciones y personalidades que justifican los saqueos y el vandalismo de diversos grupos que se escudan bajo el lema del racismo y la justicia social.

En EEUU se está empezando a ver cómo un grupo minoritario, pero bien nutrido y organizado, atenta contra los valores estadounidenses como la propiedad privada o la libertad de expresión, la gran irrupción de estas manifestaciones y su creciente impacto en los medios de prensa están siendo aprovechados por el ala más radical de la izquierda del partido demócrata que se ha convertido en un partido con discurso socialista y populista, muy similar a los partidos de América Latina.

Por ello, no es sorpresa ver al presidente y fundador del Partido Comunista Revolucionario de los Estados Unidos tomar partido por Joe Biden en las elecciones de noviembre. Si bien lo señala como otra figura del sistema capitalista, la realidad es que la retórica demócrata comulga con las ideas socialistas y comunistas de Bob Avakian.

Antes, republicanos y demócratas tenían ciertas diferencias históricas, sobre todo en temas de fondo, pero siempre tuvieron cierto punto de equilibrio que no dañaba ni el sistema ni los valores americanos. Eso cambió, hoy la polarización tiene una brecha enorme, y no porque Donald Trump sea un sujeto de ultraderecha, como muchos medios sostienen, sino porque es el lado sensato, conservador y más americano ante una oposición que cada vez más está radicalizada a la izquierda.

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Emmanuel Rondón 80 Posts
Periodista en formación. Énfasis en el área política y deportiva. Miembro del staff del PanAm Post, columnista y redactor de artículos especiales deportivos en VAVEL España, radio y tv en Paraguay. Twitter: @rondon_emma26.
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Nota del Blogguista de Baracutey Cubano

Hugo Chávez desea que gane Barack Obama; Fidel Castro en sus reflexiones alabó a Obama e hizo todo lo contrario con John McCain; ayer en México el canciller de la tiranía Castrista Felipe Pérez Roque mostró su deseo y alegría de que gane Barack Obama.
¿ Estarán equivocados estos individuos de qué lo mejor para ellos es que gane Barack Obama ?
No me parece.
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Tomado de http://www.nuevoaccion.com

Reporte al Comité Central Nacional del PCUSA, por Sam Webb (En la foto a la izquierda)

En 2008, el partido Demócrata..., es el único instrumento electoral que puede derrotar a la ultra derecha en esta coyuntura.

Mientras que todos deseamos que hubiera otro partido, independiente y poderoso con suficiente liderato y apoyo de las fuerzas claves del movimiento popular, no existe, y tenemos que aceptar esta realidad por el momento.

Así que, ¿Qué debe ser nuestra disposición hacia el partido Demócrata en las elecciones venideras?

Por un lado, no debemos caer en la trampa de condenar con igual fuerza a ambos partidos, o de negarle apoyo a los candidatos demócratas excepto en los términos más raquíticos. Tampoco debemos actuar como si no importara quien gane.

Francamente jamás he aceptado la idea que pregonan demasiadas personas de la izquierda que las personas en el partido Demócrata tienen ilusiones, y que un nuevo partido puede emerger solo si podemos desvanecer esas ilusiones. Ese modo de pensar sobresimplifica una cuestión muy compleja.

¿Quién va a dejar una huella?

De modo que mientras que Lenin argumentaba en contra de la idea que “la revolución burguesa sea una revolución que le interese solo a la burguesía”, nosotros podemos argumentar que la derrota de la derecha en las aulas de votación no sólo le beneficie a los Demócratas y la clase capitalista, sino también al movimiento laboral/popular.

De hecho, yo lo tomaría un paso más adelante, y diría que una victoria decisiva ayudaría más a la clase obrera y al movimiento popular que a cualquier sector de la clase capitalista.

Pero esto no responde a la pregunta: ¿de qué consiste una victoria decisiva? Una victoria decisiva cambiaría el balance de fuerzas en el Congreso y en el país de tal manera que el movimiento laboral/popular se encuentra en una posición para pasar a la ofensiva en 2009.

Para que tal cosa suceda, hay que cumplir con tres condiciones:

Primero, los demócratas tienen que ganar en forma aplastante al nivel de la presidencia y del Congreso.

En segundo lugar, será especialmente importante aumentar el número de progresistas en el Congreso.

En tercer lugar, y más importante, el movimiento popular con el liderato laboral – no el Partido Demócrata, ni mucho mas la bolsa de valores – debe imponer su punto de vista en el proceso electoral. Sin duda, esto no será fácil por la razón que la clase obrera y sus aliados carecen de un partido político propio. Pero sería un error atroz llegar a la conclusión de esto que el movimiento laboral/popular no tiene espacio político ni palanca para tener un impacto impresionante claro en las elecciones, sus resultados y lo que suceda después.

Hay que participar directamente y con vigor

Por consiguiente, la coalición popular dirigida por el sector laboral – y comunistas como una corriente dentro de esa coalición – debe participar con energía en todas las fases del proceso electoral. Tiene que dar sustancia al diálogo nacional. Debe ser un factor con mayor importancia, con tal de elegir a los candidatos más progresistas. Tiene que contribuir a la formulación de la plataforma del Partido Demócrata y de sus candidatos. Debe alcanzar, inscribir y educar a votantes nuevos y a los que votan de sus casa. Tiene que exponer a la luz del día a las posiciones reaccionarias de los candidatos republicanos. Tiene que garantizar que el mayor número posible de votantes salgan a votar. Y después de la elección, tiene que definir para el pueblo lo que ha sido el mandato del electorado.

Con proceder así, el movimiento se coloca en una posición para poder re-estructurar cualitativamente al terreno político en una forma ventajosa, y de tomar otro paso crítico en la transición a una nueva etapa de la lucha. En este momento, esto es lo esencial de la independencia política.

Por supuesto algunos preguntarán ¿Esto no es subordinar el Partido y el movimiento al Partido Demócrata? ¿No es simplemente un caso de preferir lo malo del partido Demócrata a lo peor del Partido Republicano?

Obviamente, yo no pienso así. Ambas nociones se aceptan solo hasta el punto en que las abstracciones políticas y “cuentos con moralejas” se aceptan como sustitutos para un entendimiento concreto de lo que se necesita para moverse de una etapa de la lucha a otra, de una época en que el pueblo se encuentra en la defensiva a una en la cual el pueblo pasa a la ofensiva.

Una derrota aplastante de la derecha le dará al sector laboral y sus aliados más palanca e independencia que las que no han tenido por mucho tiempo. Y hay solo una manera de lograr eso: Siguiendo el camino estratégico y táctico mencionado arriba.
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CPUSA 2008 Electoral Policy

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Archive Press Releases
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Author: CPUSA First published 03/21/2008 12:47 by {article_topic_desc}


The Communist Party USA views the 2008 elections as a tremendous opportunity to defeat the policies of the right-wing Republicans and to move our country in a new progressive direction.

The record turnout in the Democratic Presidential primary races shows that millions of voters, including millions of new voters, are using this election to bring about real change. We wholeheartedly agree with them.

While we do not endorse any particular candidates, we do endorse and join in the anti-Bush/anti-right wing sentiments that are driving so many people to activism.

The fact that the Democratic frontrunners are an African American and a woman speaks volumes on how far the country has come. Hillary Clinton’s campaign has attracted large numbers of supporters, especially women. Other Democratic contenders presented some excellent proposals to reverse the devastation caused by the Bush administration’s policies.

Barack Obama’s campaign has so far generated the most excitement, attracted the most votes, most volunteers and the most money. We think the basic reason for this is that his campaign has the clearest message of unity and progressive change, while having a real possibility for victory in November.

As we see it, however, this battle is bigger than the Democrats and Republicans, even though those parties are the main electoral vehicle for most voters today. Our approach is to focus on issues and movements that are influencing candidates and parties.

We will work with others to defeat the Republican nominee and to end right-wing control of the new Congress.

The activism growing out of this election will help guarantee a progressive mandate no matter who is elected. It is critical to our country’s renewal and future.

We think this election is a great opportunity to bring an early withdrawal of US troops from Iraq. It can mean job creation and relief for those who are losing their homes or unable to pay their bills.

This election can set the stage to advance the interests of working people; of those excluded because of race, gender, sexual orientation and immigration status.

This election can begin to turn the tide: it can help bring universal health care, save the environment and start the restoration of our democratic rights. This election can strengthen democracy for all.

In the long run, we see the need for an independent “people’s party” -- an electoral party that will unite labor and all democratic forces. We also are working for a political system and government whose priority is to watch the backs of working families, not fill the pockets of the corporate fat cats. Our slogan, “people before profits” and our goal of “Bill of Rights socialism” say it all.

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