Alberto Roteta Dorado: LA RETIRADA DE RAÚL CASTRO NO PRESUPONE NINGÚN CAMBIO PARA CUBA
LA RETIRADA DE RAÚL CASTRO NO PRESUPONE NINGÚN CAMBIO.
Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.
18 de abril, 2021
Santa Cruz de Tenerife. España.- Por estos días diversos sitios del mundo hacen mención a la retirada de Raúl Castro del Partido Comunista de Cuba (PCC) en medio de la celebración del VIII congreso de la única organización partidista reconocida de manera oficial por el régimen castrista.
De manera general la mayoría de los reportes que he consultado coinciden en unos pocos puntos, dentro de los que se destaca la idea del traspaso de poderes absolutos a Miguel Díaz Canel, el actual presidente de Cuba, lo que supone la retirada definitiva de los Castro de la escena política de la isla, así como los posibles cambios que esto pudiera ocasionar en relación con el estaticismo político del país y su repercusión en la esfera económica.
Los que “analizan” desde la distancia, y no me refiero solo a distancia desde el punto de vista geográfico, sino de manera simbólica, esto es, sin verdadero conocimiento de causa, toda vez que no se ha tenido la experiencia directa de lo que en realidad es vivir en medio de un caos originado por un sistema de tipo comunista, creen en una apertura a partir de ahora. Nada más distante de la verdad. La salida de Raúl Castro es solo el fin de su presencia física en la cúpula de la terrible organización comunista, entidad que rige los designios de la isla más allá que el propio gobierno y del Estado, los que se subordinan en su totalidad a las disposiciones del PCC al ser, según el Artículo 5 de la Constitución vigente, “la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
De modo que no es la retirada del cuasi nonagenario general sin batallas lo que se requiere en este crucial momento, sino la supresión total de todo vestigio socialista en la isla, y esto último, no tendrá lugar, al menos por ahora, toda vez que el traspaso de poderes del PCC a Miguel Díaz Canel, como ya hizo el viejo general hace poco con la presidencia del país, representa una “continuidad”, como muy bien se ha empeñado este último en sostener desde su llegada definitiva al frente de la nación cubana como presidente.
Díaz Canel es tan retorcido y anticuado como el resto de los “camaradas” de la generación precedente – quienes también se jubilarán cuando están a solo unos pasos de la muerte–, lo que ha demostrado en sus pocos años en la presidencia del país. Si alguien pone en duda lo que afirmo que se cuestione entonces: ¿qué ha hecho de novedoso el actual mandatario para sacar a su patria del abismo en que se hunde cada día? Su marcada fidelidad a la “tradición histórica” de la “revolución” lo ha convertido en un ser robótico que se limita a cumplir lo ordenado por esa “fuerza política dirigente superior”, esto es, llevar adelante su eslogan de “ser continuidad” y de “ir por más”. El resultado final ya todos lo conocen: un país que se hunde en la miseria más espantosa de su terrible historia.
Como es lógico, desde esta postura absurda y carcomida nada cambiará y la salida de Raúl Castro es solo un símbolo en medio del desastroso panorama político, social y económico de la otrora próspera nación. Se necesita una apertura que conduzca de manera definitiva a un estado de transición que prepare las condiciones para la restauración de la democracia, y no más conceptualizaciones y actualizaciones del modelo existente por más de seis décadas. Esto no se alcanza con un simple cambio de un líder político por otro, al menos, mientras que el designado mantenga su rígida postura sustentada en su teoría de la continuidad.
Raúl Castro antes de su salida definitiva de manera formal, y en medio de la tenida partidista, propuso a su sucesor un diálogo de respeto con el gobierno de Estados Unidos con la intención de “edificar un nuevo tipo de relación”, aunque al propio tiempo ratificó su firmeza de “no renunciar a los principios de la revolución y el socialismo”. Nada nuevo, se repite la misma historia de hace apenas siete años cuando se inició el llamado deshielo de las relaciones entre ambos países.
Recordemos que fue durante la etapa final del mandato del presidente Barak Obama que se comenzó un lento proceso de restablecimiento de vínculos diplomáticos, en los que el régimen cubano solo pidió y exigió a cambio de nada, por cuanto ese esquematismo rígido de no renunciar a principios, preceptos, vínculos, etc., frena todo tipo de intercambio cuando una de las partes interesadas no es capaz de ceder un ápice en pos de una necesaria apertura.
Ahora las circunstancias son otras ante el agravamiento del contexto económico y social del país. Hace solo unas horas los partidistas han declarado la estructura productiva como tema de seguridad nacional al no poder satisfacer las demandas de la población, y esto presupone la posibilidad de ofrecer un protagonismo a formas de gestión no estatal, a lo que se resisten los comunistas cubanos, quienes creen aún en la empresa estatal y la planificación central.
De modo que, aprovechando la postura política del nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, un nuevo intento de aproximación entre ambos gobiernos es posible, aún cuando hasta el presente, Biden al parecer mantendrá una prudente distancia – más por conveniencia que por convicción– con el régimen castrista; pero el castrismo se ahoga y en su lucha por la supervivencia le da igual apoyarse en los chinos, en Irán, que en Estados Unidos.
Y así las cosas, este lunes concluirá en La Habana el VIII congreso del único partido oficial de Cuba, encuentro de “continuidades” del que solo quedará para la posteridad histórica la retirada de Raúl Castro de su cargo de Primer Secretario, junto a la jubilación de una exigua representación de viejos camajanes que andan cerca de los noventa.
De manera que, por ahora nada de cambios mientras se mantenga en el poder esa “fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado” encargada de regir los designios de la nación cubana.
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Fragmento de: Zoé Valdés entrevista a Huber Matos: “Fidel es un matón y Raúl un radical que mata de noche”
ZV: -Hace un tiempo lo entrevisté en su casa y me hizo una descripción de Raúl Castro como un tipo muy miedoso frente a su hermano Castro I, ¿podría repetirme la descripción que hizo? Y quizá contar algunas anécdotas, recuerdo una en particular en la que Castro I lo avergonzaba delante de otros compañeros…
HM: -En un encuentro a fines del marzo del 59 en el edificio del Tribunal de Cuentas Fidel reunió el pleno de la revolución. Allí estaban los dirigentes del 26 de julio, los comandantes principales, los ministros y algunas personalidades más. Éramos como cincuenta personas.
Fidel era el único orador y habló como tres o cuatro horas sin concretar nada. Entonces empezó a criticar a Raúl Castro como Ministro de las Fuerza Armadas porque había demorado el traslado de los cuarteles al campo. Raúl trató de justificar la demora y entonces lo mandó a callar con malas palabras. Raúl trató de defenderse y lo aplastó con insultos. Raúl salió llorando a lágrima viva por la humillación, iba llorando con la cabeza baja.
Yo me di cuenta que aquello era muy serio. Allí estaba toda la dirigencia revolucionaria. Me puse de pie y dije “nosotros en la Sierra éramos una sola voluntad, ahora que estamos con la responsabilidades del poder esto nos obliga a actuar de forma que sigamos siendo una sola voluntad.”
Fidel se quedó como un minuto en silencio. Entonces dijo “continuemos”.
Carlos Franqui estaba allí y cuando yo estaba preso se atribuyó la aclaración, pero cuando salí de prisión me dijo “Huber había que contar lo que pasó y yo no creí que sobrevivirías. Espero que me entiendas y me perdones”. Por supuesto que lo entendí.
En realidad Fidel aprovechó la ocasión para aplastar a Raúl y que todo el mundo le cogiera miedo.
Cuando terminó la reunión, Fidel me llamó y me dijo “Huber, voy a hacer un recorrido por Latinoamérica, confío en tí, vigílame a Raúl”. Era otra forma de hacerme creer que yo era importante, pero ese juego no iba conmigo.
En cuanto al temor de Raúl, eso era conocido. Raúl tenía fama de cobarde entre todos sus oficiales. Raúl nunca iba a un combate. Una vez cuando le dijeron que venía el Ejercito le dijo a su chofer (Maro): “Óye, vámonos de aquí, arriba, vámonos”. Maro contaba que como a la hora de huir de la Maya, le dijo a Raúl: “¿Qué hacemos? Aquí no van a llegar los guardias”.
Pero a Raúl le gusta ser radical y mandar a matar a la gente de noche. Fidel Castro es un matón y Raúl un radical que mata de noche.
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Cubanos por el Mundo - Live
Abril 19, 2021
¿Dónde están los logros de los que dice Raúl Castro que está satisfecho? Aquí te los mostramos
Etiquetas: cambios, cobardía, continuidad, cuba, dictadura, generación histórica, Huber Matos, Primer Secretario del PCC, Raúl Castro, retirada, VIII Congreso PCC
2 Comments:
Solido comentario del compatriota Alberto Roteta......Una vulgar jugada mas de los arcaicos
dinosaurios de la dictadura comunista que llevan mas de seis decadas explotando y robando
el patrimonio Cubano........el decrepito general de las cien estrellas,heroe de la guerra
de las Galaxias, tiunfador de la guerra del pan duro, genio militar de la guerra de Malborow;
y artifice de la guerra del quitate tu para ponerme yo.....el General Antonio Maceo sin casi
estrella alguna mostraba en su cuerpo mas de ocho heridas de bala sufridas en verdaderos
y probados combates, sin embatgo el general de las cien estrellas no muestra siquiera
una "curita" en sus bien alimentados gluteos.....el que este camajan haya renunciado a la
jefatura del partido de los amantes de Lenin y Stalin no tiene significado alguno en relacion a cambios en la Isla esclava, porque el enamo galimatias seguira siendo el "AMO" hasta el
dia en que se vaya al infierno (si es que Satanas lo acepta alli, hecho que dudo mucho)...
si no es aceptado en el infierno, posiblemente pedira ayuda en el asunto a su camarada del
norte,el decrepito como El...Jose Bidet
Amigo Roteta.......Keep up the good work.
Saludos
Angel
Eso de "general," aunque fuera de una estrella, es un fraude a gritos. Solamente un craso ignorante se lo compra (aunque muchos pretenden creerlo sabiendo perfectamente que es una burda mentira). El tipo no califica ni siquiera de militar, algo que nunca fue. Claro, el hermano (o medio hermano) nunca lo fue tampoco, a pesar de pasarse toda una vida disfrazado de militar. Y no es sencillamente una falsedad, sino una ridiculez y una muestra (entre tantas) de vulgaridad y falta de clase. Nada, que los Castro siempre fueron gente de pacotilla.
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